El autor cultivó una concepción
panteísta de la naturaleza e impulsó la hermandad
de los hombres.
Sin embargo, vivió entre el inconformismo y la locura.
por
Francisco Véjar
Friedrich Hölderlin fue quien mejor supo armonizar al poeta
con lo sagrado. Su obra plantea la utopía de instaurar la divinidad en
la tierra. Él mismo llegó a decir como síntesis de su búsqueda: "El
hombre es un dios cuando sueña, pero un mendigo cuando reflexiona". Nació hacia 1770 en Lauffen, aldea rodeada de colinas y
viñedos a orillas del río Néckar. En su adolescencia escribe poemas bajo
el influjo romántico de Goethe y Schiller. Su madre, sin embargo, quería
que fuese sacerdote. Al cumplir catorce años lo interna en el convento
luterano de Denkendorf, en Nürtingen. Sus estudios en dicha escuela
duran hasta 1786, cuando pasa al Seminario Superior de Maulbronn, donde
adquirió un conocimiento cabal de la lengua y la literatura griega.
Profundiza en los mitos helénicos y en la concepción panteísta de la
naturaleza, aspectos que constituyen el leit motiv de su escritura
posterior.
En aquel seminario conoció a Louise Nast, con quien inicia un romance
que llega a promesa de matrimonio. Este amor da un nuevo ímpetu a sus
borradores. "En mis paseos no ceso de rimar en mi cuaderno - le dice en
una carta- . ¿Y qué te parece? Para ti, sólo para ti. Luego lo borro
todo". Pese a esta declaración, dos años más tarde rompe su compromiso,
aunque confesando: "Hasta más allá de la tumba durará mi amor
indisoluble".
A partir de 1788 estudia Teología en la Universidad de Tübingen.
Entre sus compañeros están los filósofos Schelling y Hegel, quienes lo
motivaron aún más en el renacer del mundo griego y en los ideales de
emancipación. Vieron en la Revolución Francesa, acaecida hacia el
segundo año, la esperanza de un nuevo orden que terminara con los
sistemas monárquicos y absolutistas. Pero el nuevo imperialismo, ahora
burgués, lo decepcionó rápidamente.
Asistía al "Club de los amigos de Kant", taller universitario donde
estudiaba obras clásicas y modernas. La experiencia de ese período se
refleja en los versos de su "Himno a la libertad", de 1790: "Allá, en la
despejada lejanía, / me da también sus señales la sagrada meta de la
libertad". Y en el poema dedicado a Rousseau, lectura predilecta en su
juventud, le dice: "Cuán breve resulta ser nuestra jornada. / Naciste,
abriste los ojos, te asombraste, y ya caía la tarde. / Duerme, ahora,
donde infinitamente lejanas / transcurren las edades de los pueblos"
(ambas, traducciones de Breno Onetto).
Muere la amada
En junio de 1792 empieza a escribir su novela Hiperión o el
eremita en Grecia, que dos años después fue publicada parcialmente
en la revista "Thalia", de Friedrich Schiller. Su protagonista,
Hiperión, es un héroe enamorado de lo helénico que lucha por conseguir
una vida basada en la libertad y la belleza. La narración tiene como
escenario la Grecia de 1770 y surge de la revuelta contra los
turcos.
El filósofo alemán Wilhelm Dilthey, en su tomo de ensayos Vida y
Poesía (1905), dice sobre el texto: "Los acontecimientos políticos y
militares suministran a Hölderlin la trama para exponer la evolución de
su personaje. Se remonta a sus años de juventud, hasta que aflora el
enlace con la vida de Hölderlin. Sus sueños de actuación política se
plasman aquí en realidad". Sin embargo, al aparecer la revista, Goethe
reiteró su opinión acerca del poeta: "Si el mundo encuentra placer en
que cerebros confusos se aniden allí donde hasta ahora tenían su lugar
la claridad y la mesura, nosotros no queremos ser cómplices de la
desgracia. Nada posee este joven que pueda con el tiempo convertirse en
talento".
Parece claro que Goethe no lo comprendió. Por su parte, Octavio Paz,
en Los hijos del limo (1986), afirma: "El tema de Hiperión es
doble: el amor por Diótima y la fundación de una comunidad de hombres
libres. (...) La palabra poética es mediación entre lo sagrado y los
hombres y así es el verdadero fundamento de la comunidad". Cabe decir
que Diótima se basa en Susette Gontard. Hölderlin la conoció en 1796,
cuando fue institutor de sus hijos en Frankfurt. Desde un comienzo vio
en ella a una doncella griega dotada de belleza e inteligencia. Fue su
alma gemela en el mundo.
En 1798 son descubiertos por el marido de Susette y se separan.
Recurren a las cartas. Un año después le envía la versión definitiva de
su novela, con una nota: "Es el fruto de nuestros días, llenos de
espíritu". Por la misma época trabaja en la obra dramática "La muerte de
Empédocles". Esta tragedia tiene como desenlace el suicidio del héroe,
quien se arroja al corazón de la naturaleza precipitándose al cráter del
volcán Etna. Susette Gontard fallece en 1802, víctima de tuberculosis, y
el dolor trastorna a Hölderlin. Escribe a un amigo: "Temo acabar
sufriendo la suerte de Tántalo, que recibió de los dioses más de lo que
podía digerir". Se traslada a la casa de su madre, en Nürtingen. Las
personas se burlan de su aspecto, incapaces de reconocer el espíritu
herido. En un momento de crisis asegura llamarse "Scardanelli".
Son días duros, que Stefan Zweig interpreta como un choque con la
realidad: "La pureza de Hölderlin es su trágica equivocación. Al poner
su fe en un mundo más noble, se traba en lucha con el mundo vulgar, con
lo terrestre, que no puede rehuir sino con el impulso de su poesía".
Para Jesús Munárriz - poeta, editor y traductor del Hiperión al
castellano- , su "demencia" fue un expediente, aunque prolongado:
"Hölderlin sabía que para integrarse tenía que tolerar valores en los
que no creía; aceptar a la familia, a los políticos y a los príncipes
alemanes que exigían pleitesía. Al único que dejan en paz es al loco. Es
verdad que padeció crisis, pero una vez que se tranquilizó podría
haberse adaptado. Prefirió esperar la muerte, que tardó tanto como la
vida: 37 años de lucidez y 37 de locura".
En Chile los libros de Hölderlin no han pasado inadvertidos. El poeta
surrealista Ludwig Zeller y su mujer Wera tradujeron sus Grandes
Elegías, publicadas en 1951. Allí leemos en "Lamentaciones de Menón
por Diótima": "¡Oh tú, dorada luz del amor!, ¿es que brillas también
entre los muertos?". A su vez, Breno Onetto publicó en diciembre de 2002
Revolución y memoria. Este poemario contiene la poesía escogida
de Hölderlin. En la introducción sugiere el traductor: "Hay que sacarlo
de su hipotética locura. Mejor es rescatar al ilustrado poeta, quien
escribe y teoriza un nuevo ámbito literario".
Hölderlin estuvo en un sanatorio entre 1806 y 1807, liberándose con
la ayuda de Zimmer, un carpintero que, conmovido por su situación médica
en la clínica de Autenrieth, lo llevó a su casa. Se convierte en un
apacible vecino y escribe sus poemas, los cuales serán publicados en
forma póstuma. Muere el 7 de junio de 1843, a los 73 años.