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No tocar


Víctor Hugo Díaz



ESTATUA EN EL PARQUE
(a la memoria)


El que pregunta hace el siguiente movimiento
expectación y sorpresa
dibujada en el público que espera
en la maternidad de un barrio pobre.

Años después la misma escena se ve de espaldas
invertida en el espejo de la calle
-A esa hora de sol un funeral corta el tránsito
autos de hace diez años y la cara de los deudos
más distraída y ausente
hacia el final de la caravana
(Se casaron a la misma edad, te imaginas)
.

La indiferencia se llenó de signos femeninos
Tanto buscar que al final se encuentra en los bolsillos
Vestirse y salir caminando
o partir hablando pestes de tiempos felices
cuando estaba tan cerca
que bastaba con empinarse y ver sobre la empalizada.

Hay una vieja canción de la que olvidamos su letra
pero que llevamos en la punta de la lengua

el sendero correcto que se bifurca en el jardín

-Él tenía miedo a la putrefacción,
a la oscuridad húmeda, prefería la ceniza.
Cómo te gustaría contárselo a alguien
desechos de una alianza vacía
y un poco de talento para el caos
.

Te lo puedes llevar, no te lo vas a llevar
Una letra o una línea levantarían la mirada

Ahora con ropa podemos hablar
a unos pasos de casa
un pie afuera
ocultos en el secreto que hay entre las gotas de lluvia.

 

RUINAS

...última reunión, una ronda de cuatro ángulos.

El dedo extranjero oprime el obturador
que retrata esta postal de familia
reunidos en un abrazo de piedra pulimentada
y sonrisas de paisaje andino
Como ir a dar una interminable vuelta a la manzana
para consumar la despedida.

Fragilidad y buen humor
La mejoría de ánimo que antecede la caída del reino
y la última batalla.

La fotografía descansará en la transparencia del álbum
Algo que mostrar a los amigos

Perderá el color igual que la memoria
se verá borrosa
pero se quedará.

 

NO TOCAR


Dime algo, empieza a hablar
qué esconde el ciclista
que desata la jauría y hace que lo persigan

Mira sus pieles de reojo
mientras corren son un solo animal
iguales en ladrido y velocidad
cazador solitario tras su presa.

Háblame, di algo
por qué no jugamos a adivinar cuántos pisos
tienen los edificios

entre uno y otro sonríe el horizonte
la boca abierta donde faltan dientes.

No importa el silencio sino el vacío de la frase
el color de la fachada se ve antiguo
y el verde azulejo nunca más será

Lo que parece piedra no envejece
pero se marchita con la respiración.

Ella expande la ternura de sus mandíbulas
siempre por accidente
Adentro es húmedo y se mueve
ahí donde los huesos del pie plano hacen nudo
y el zapato gasta su deformidad.

Hace tiempo no amanece al final de las noches
Antes hay motores
que llegan en oleadas hasta la cama
desde lejos
por la calle principal.

 

LAS PAREDES NO TIENEN OÍDOS


Cómo se habla a una pared -la estoy viendo-
es más fácil describirla:
está hecha de ladrillos, uno al lado del otro,
arriba y abajo, nunca solos

Los ladrillos se disponen como las letras en el teclado
una junto a la otra, nunca solas, arriba y abajo

Al digitar las teclas
la pared se construye.

 

TIEMPO AGREGADO


El anciano lee el diario
De vez en cuando lleva la cuchara a su boca

La cotona azul desteñida se descosió bajo el brazo
(en la misma mesa, frente a él
sentada ante el plato humeante, la mujer que de joven
-todavía se nota- tenía el mejor cuerpo
y el apetito más tímido de la fábrica)

Ahora come de todo
se está recuperando
lo peor ya pasó.

 

EL REHÉN


La hora que pasamos juntos estuvimos bien
pero me sentí más solo

Ahora escucho una canción antigua
El que canta tiene dos nombres
tres nombres
pero quién se pone de acuerdo

Sé que antes te hubiera gustado
-Se parece a éste, es mejor que este otro.
Por eso dicen que la música
que toda la música lleva a alguna parte
para eso sirve, también para el baile.

Esta carta sirvió para imaginar
no recordaba cómo se escribe a lápiz

Los curriculums se están moviendo
pronto contratarán a alguien
espero estar en casa antes de la primavera.

 

EXTRAÑOS VEHÍCULOS


Velocidad es el lenguaje nocturno de los automóviles

También el guiño de luces altas a los ojos
hacia el espejismo que activa movimiento adelante
sobre la pantalla de asfalto

Amarilla íntimo
húmedo
paso obligado, vía única de luz a través de la neblina.

Apenas se conocen, voces de extraños
rugido de órganos
algo de amabilidad, insectos, mamíferos
doblemos aquí, juntos
espérame
puedo alcanzarte
-Vas demasiado rápido.

 

VENTA DE MEDIODÍA


Los vendedores ambulantes fundan su ciudad y su negocio
a la vera del camino que hay entre los cuerpos que evitan chocar

Llenan su frágil dominio con nuevos signos del Asia
Todo se trueca (el mercado de Pisac en la Alameda)

Las multitiendas exhiben su collar de mujeres
en hilera, inadvertidas
reapareciendo a cada golpe de miradas

dando Crédito a quien las quiera oír, a todo lo que dicen
desde su propia cancha.
Susurrando el mismo tono de voz
la misma turgencia
con que la mercancía nocturna narra su belleza.

 

FILE

 

I


Dime algo, empieza a hablar
Los últimos desahuciados fueron los magos (prestidigitadores)
era su cumpleaños y había un anillo robado.
Hoy es temprano y partimos con dirección
pero el sol demasiado lento hace perder el rumbo
.

Las promesas causan pánico pero se olvidan.
El corte a negro en publicidad
sirve para no usar estereotipos:
El limón y el mar se entienden
El olor a cebolla se toma la plaza
Mi padre agregaba pimienta a sus comidas
para pasar la amargura o el sin sabor, por ejemplo:
pensar que los poetas muertos escriben mejor que los vivos

En un puesto de la Vega Central
venden despertadores que todo el día proclaman su alarma
(aquí el tiempo no alcanza)

El dedo hurga el interior de la nariz
buscando una valiosa posesión.

Hay belleza en el esmog
en el tono azul que aplasta la ciudad
una tarde que anuncia invierno.
Las cosas se mueven poco a poco de modo convincente
siguiendo el ritmo de las monedas en el tarro.

Tiene cuerpo de niño pero sus ojos son adultos
el rostro es musulmán y sólo confía en los ojos
Antes era signo de riqueza sacar a pasear los perros.

El hedor y la vejez ahuyentan la tribu de palomas
desempleadas
El vuelo gris las lleva a los cables eléctricos
Se posan como notas musicales en el pentagrama
partitura de una canción de derrota
riéndose a coro, a la cara.

Mi nuevo lápiz actúa raro
más parece una jeringa.
Las piernas giran en la coreografía Monarch
voltereta, chilenita, extremidades perfectas
en un teatro de París.
-Sigue de frente, hay luz verde hasta la Cordillera.
La tapa de metal besa en círculo los labios de la botella
y el corcho de Champagne Valdivieso se dispara
festivo, viejo y luminoso.

 

II


Salen, apenas se despiden
ella se aleja rápido, él revisa su billetera
y camina en sentido contrario.
Qué piensa la mujer que los recibe en el motel
-No quiero encontrar conocidos
mejor agachar la cabeza
.
Después en la micro es su oportunidad de aparearse
Mira de reojo, ha perdido la costumbre
como cuando se olvida esa imagen terminada
que estaba tan bien sujeta antes de doblar la esquina.

Los que usan buzo no tienen identidad pero llevan dirección
Van a correr, vienen de correr
Trotan en sentido contrario esperando la lluvia
hasta abrazarse:
mezcla de bienvenida y definitiva separación.

No hay retrato, hay caricatura.
Abrir el paraguas dentro de la casa trae mala suerte
se seca la cabeza y el aburrimiento se viene encima
como mascota o niño cariñoso
que sale corriendo a recibir a un familiar querido.

Llega con la lista de compras inconclusa
Oscurece, el mechón de cabello negro cae
sobre el ojo como follaje.

La pareja de sordomudos hablan de amor con las manos
(no tocar) -él es rapero y ella masculina-
Un tipo joven usa abrigo negro y no le sienta
como un mal actor durante los ensayos
Dirige un grupo de promotoras y sabe cómo pararse
cómo mirar sin mirar.
(A esa hora el Metro va repleto)

Habla por celular
Se aprovecha del silencio para obligar
a oír sus éxitos, su oferta
Nos cuenta con tristeza de su pequeño poder
siempre bajo amenaza de ser un conocido
que se acerque a saludar
buscando el punto frágil
sobre el cual lanzar
su ataque de bienvenida.

 

III

 

Haga lo que haga nadie se detiene a hablar
Lava su ropa en la fuente y la seca en las rejas de la plaza
Hay corazones con iniciales, dedicatorias y pisadas
que se fosilizan cuando el barro seca
después que llueve y sale el sol.
La bandada de pájaros feroces se posa en los cables eléctricos
escriben la partitura de una canción de derrota
.

-Los travestis pueden ser atemorizantes,
crisálida estéril, les amputaron las tetas antes de nacer

Sueña con ser tirada a la cama con un dedo, seducida,
un dedo con fuerza, con mucha fuerza y luminosidad
como la baliza policial que desde la esquina se abalanza
y desata la estampida.
Una se queda atrás. De niña era el pollito
(sangran las rodillas cuando no se sabe correr en tacos altos).

Despierta alborotado
la frenada pudo ser accidente
Entró a presión en la cerradura
y salió por el vidrio roto de la ventana:
el aburrimiento viene después de la certeza
con la misma cara de sueño
con que se recibe a las últimas visitas.

A esta hora deja su turno en el hospital infantil
los niños joden todo el día
Lleva en su bolsa un delantal y engañitos
para sus propios hijos (les gustan las cosas dulces)
Se parece a la recepcionista del motel
que todo el día guía parejas a la pieza 2, a la 11, a la 23
y después en la micro también acaricia con su reojo
divorciado.

Dicen que pisar estiércol es de buena suerte
Lo contrario, cuando la sombra de un avión te toca
invitando al viaje, como si todo gesto fuera estorbo:
pasajero inoportuno y obeso
que se interpone entre el ojo y la turgencia de los muslos.

No hay señales en la ruta y son muy claras
evitando pisar el césped, hasta perder al fin toda
esperanza.
Después cae la niebla sobre los rasgos
Apenas se distingue una silueta amigable, cuerpos borrosos
en esos días de emergencia ambiental
Rostro en movimiento difícil de fijar
(Isabel Rawsthorne en manos de Francis Bacon).

Desarmaron una cola de pito
El papelillo vacío parece la piel que la serpiente cambia
para crecer y librarse de parásitos

Era niño, siempre niño y le salía sangre de nariz
como si ensayara para restañar cada golpe.






No tocar
Víctor Hugo Díaz
Editorial Cuarto Propio, 2003
Colección Uvas de la Ira

 

No tocar de Víctor Hugo Díaz, nos recuerda que somos parte de una lengua en proceso de construcción: desvíos, túmulos, árboles transplantados al futuro, tambores rituales que hierven asfalto, mamparas con señales de carne viva, etc. No tocar es poesía que ha devenido -para cierta crítica que melancoliza su ausencia- en una ficción poética cruda que se entrega en embalaje y advertencia bizarra. Quien escribe caminando y se sienta a corregir, como el mismo autor sugiere, nos entrega este nuevo ritual de las piernas que con lucidez singular expone las calamidades vernáculas de estas ruinas inteligentes.

Guillermo Valenzuela. ............

 

 

Víctor Hugo Díaz nació en Santiago en 1965. Ha publicado La comarca de senos caídos (1987), Doble vida (1989) y Lugares de uso (2000). Fue antologado en Antología Fundación Pablo Neruda (1990) y en Ciudad poética post, Diez poetas jóvenes chilenos (1992). En 1988 obtuvo la primera Beca de Creación Taller Pablo Neruda y en 2002 la Beca de Creación del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. Sus textos han aparecido en diversas revistas y muestras poéticas. Además cuenta con varios artículos críticos acerca de su obra.
Fotografía: Jorge Aceituno


 

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Víctor Hugo Díaz: No tocar. (Poesía)
Editorial Cuarto Propio, 2003.