por DAVID
PONCE
.......... Violeta Parra ya había intentado quitarse la vida antes del 5 de
febrero de 1967. Fue el año anterior, cuando aún no grababa su postrero
y definitivo disco "Las últimas composiciones", según documenta el libro
"Mentira todo lo cierto. Tras la huella de Violeta Parra" (1990), de
Carmen Oviedo.
.......... "Un día de
especial decaimiento intenta el suicidio cortándose las venas de la
muñeca. La oportuna intervención de Alberto, que echa abajo una puerta,
evita la tragedia", refiere la biografía, en alusión a
Alberto
Zapicán, un joven uruguayo que en la época llegó a unirse al
círculo de la artista en su carpa de La Reina.
.......... Su voluntad de Parra iba a ser más
fuerte ese día de febrero, del que ahora se cumplen 35 veranos. A los 49
años y tras un viaje por estaciones musicales tan diversas como la
quinta de recreo de barrio, la recopilación campesina, las giras a
Europa, la canción contingente y el himno universal, Violeta Parra
estaba
resquebrajada por motivos en los que sus biógrafos abundan,
entre la mala marcha de su carpa en La Reina, su tormentoso amor con el
antropólogo suizo Gilbert Favre o el desdén de las instituciones de la
época.
.......... En esos últimos días
sus gestos se habían vuelto elocuentes. Para su último disco decidió
sobre la marcha un cambio de casa grabadora que desconcertó al sello
Odeon, con el que venía grabando desde 1956. "Toda evocación de Violeta
comienza invariablemente con la imagen que nos dejó al partir (...) No
nos dio el
tiempo de prepararnos para una serena separación, como
quien dispusiera calmosamente sus cosas para un largo viaje", escribe en
las notas de uno de sus discos Rubén Nouzeilles, entonces director de
Odeon. Y la audición de versos de ese disco como "Run Run se fue pa'l
norte, yo me quedé en el sur / En medio hay
un abismo sin música ni
luz" o "Maldigo el vocablo amor con toda su porquería / Cuánto será mi
dolor" resulta elocuente.
..........
Su hija, Isabel Parra, inicia cada mes de febrero un pacto de silencio:
si hay que conmemorar está el natalicio, el cumpleaños, no el
aniversario de la muerte. Basta lo que ella misma escribió en "El libro
mayor de Violeta Parra", publicado en Barcelona en el año 1985, como
asomándose a algún manuscrito de despedida de
su madre. "Yo me llamo
Violeta Parra, pero no estoy muy segura. Tengo cincuenta años a
disposición del viento fuerte. En mi vida me ha tocado muy seco todo y
muy salado, pero así es la vida exactamente, una pelotera que no la
entiende nadie. El invierno se ha metido en el fondo de mi alma y dudo
que en alguna parte haya primavera; ya no hago nada de nada, ni barrer
siquiera. No quiero ver nada de nada, entonces pongo
la cama delante
de mi puerta y me voy".
Versiónicas modérnicas
.......... Transcurridos esos 35 veranos, el nuevo disco de otra cantante
de apellido Parra, de nombre Tita y nieta de Violeta, incluye el
sortilegio de unas décimas cuya audición es boleto instantáneo al legado
familiar.
.......... Hace tres años,
Tita Parra publicó el disco "Centésima del alma" (1998), embarcada en
una tarea de proporciones: tomar la canción "Veintiuno son los dolores"
de su abuela, reinventarla y prolongar los cuarenta versos originales.
Su nuevo disco, "Latidos" (2001), ya es su espacio propio, pero siempre
con una
herencia audible, por ejemplo, en las décimas de la canción
"Viaje".
.......... Y la continuidad
está lejos de quedar circunscrita a la familia. El más reciente grupo
del bajista Jorge Campos, integrante de Santiago del Nuevo Extremo,
Congreso y Fulano, se llama Araukanía Kuintet, incluye además a los
chilenos Jaime Vásquez (saxos) y Giorgio Varas (percusión), y a los
cubanos Rolando Luna (piano) y Oscar Valdés, baterista de Irakere,
Diákara y Afrocuba. Ellos acaban de publicar el álbum "Violeta Parra
& Víctor Jara jazz music", grabado el año pasado en los estudios de
Pablo Milanés en La Habana.
..........
Aquí el lenguaje es el jazz latino: nuevos arreglos armónicos,
improvisación, cubanía o blues aplicados a "Gracias a la vida", "Volver
a los 17", "La jardinera" o "Casamiento de negros". "Para nosotros
Violeta Parra es folclor; el hecho de que el baterista y el pianista no
fueran chilenos nos daba otro juego armónico y otra
conducción",
fusiona Campos. "Obviamente hay un respeto. Vamos y venimos dentro de
nuestras influencias, pero estamos enraizados en una tradición iniciada
por ella. No puedo imaginar ni vanguardias ni ninguna música pelacable
sin primero mirar hacia atrás y saber dónde estamos
parados".
.......... Y si el quinteto
reintenta las armonías de Parra, los trece grupos de rock firmantes de
"Después de vivir un siglo", el reciente disco de tributo a Violeta
Parra, no tienen problemas al alterar timbres, géneros y hasta versos,
como uno de los varios que la banda de funk rock Chancho en Piedra
aporta a "Casamiento de negros": "Les gustaba Michael Jackson / pero
cuando era negro".
.......... "Me
siento orgulloso de haber visto cómo los grupos chilenos trabajaban, con
distintos estilos y todo, pero con el respeto y la liviandad también",
dice Álvaro Enríquez, cantante de Los Pettinellis, ex líder de Los Tres
y productor del disco. "Por qué va a tener que ser tan dramático y tan
serio que la Violeta sea la
compositora y la poeta del siglo pasado.
Por qué no la vas a poder tocar si también nos pertenece".
.......... "Además descubrimos lo irónica que es
'Gracias a la vida'. ¿No te habías dado cuenta de que era una canción
irónica?", pregunta el bajista de Los Bunkers, Gonzalo López, cuyo grupo
grabó esa canción en el disco. ¿Irónica, "Gracias a la vida"? "Irónica",
confirma Pedro Yáñez, cantor, payador, folclorista y autoridad
del
género. "Un verso como Gracias a la vida que me ha dado tanto /
Me ha dado la marcha de mis pies cansados / Con ellos anduve (...) la
casa tuya, tu calle y tu patio es una tremenda ironía", comenta.
"Mientras otros tienen tanto, ella tiene la marcha de sus pies cansados.
Ése es el verso que más me gusta de ella". Ya sea un bajista veinteañero
y rockero o un payador fogueado y de raíz, cualquiera puede descubrir
una nueva verdad en Violeta Parra.