El escritor y legendario cantautor confesó a los conductores
de Vuelan las Plumas, Vivian Lavín y Mario Valdovinos, que
sigue creyendo en las utopías, marcado por el entorno que vivió
en su infancia, y donde su madre, una educadora, rescataba de la miseria
a familias completas. "Allí me sensibilicé políticamente
y eso se refleja en mis canciones y en mi literatura", dijo.
Patricio Manns habló de su última novela "La
vida privada de Emile Dubois" y de los premios y reconocimientos
que ha ganado a través del mundo.
Patricio Manns no abjura de las utopías. Al contrario,
"me aferro a las utopías", dice, contando que sus
padres eran radicales "pedroaguirrecerdistas" y que él
creció acompañando a su madre a recatar niños
en esas numerosas y pobres familias del sur. La veía haciendo
su tarea de maestra y de filántropa, llevado el pan para los
que más lo necesitaban. "Así me sensibilicé
políticamente", señala, agregando que estas experiencias
de la infancia lo acompañarán durante toda la vida,
reflejándose en sus canciones y en su literatura. "Tenía
que haber nacido allí para hacer lo que hago".
Pero en su familia no sólo se impregnó de las inquietudes
sociales. También se abrió su mente y su corazón
al mundo de la literatura. "Vivíamos en unas cordilleras,
en Nahuelbuta, y había una biblioteca bien importante en la
casa. Mi madre viajaba mucho por su trabajo, ya que era educadora
de niños en situación irregular, y afuera compraba libros",
cuenta. En esa época muchas revistas y diarios publicaban poemas
y su madre coleccionaba estos poemas y allí podían leer
los versos de los grandes vates de todo el orbe: Amado Nervo, Mallarmé,
Rimbaud.
No tenían televisión y la lectura era el pasatiempo
de esas largas y frías noches sureñas. Con tanto libro
aprendió a leer solo -ya ni se acuerda cómo fue- y desde
ese momento no paró nunca más.
Manns dice que el exilio lo enriqueció con una lengua nueva
-pudo leer a Rimbaud en francés, por ejemplo- y visitó
las mejores bibliotecas. Y pudo descubrir, también, la universalidad
de su propia obra. En el Museo Pompidou están todos sus libros
y discos. "No sé cómo los tienen", dice entre
asombrado y orgulloso. También le han contado que en la biblioteca
del Congreso, en Estados Unidos, están todos sus libros y discos
muy bien catalogados.
La veta musical también le viene a Manns desde la familia.
Su padre -un ingeniero agrónomo- era aficionado al jazz y a
su madre le encantaba tocar música clásica. "Ellos
invertían sus ahorros en pianos y los dos interpretaban en
ellos sus piezas favoritas, mi mamá con lo docto y mi papá
siguiéndola con el jazz", recuerda.
Tal es la influencia de esta formación que ahora está
componiendo en piano -un teclado que le regaló su esposa Alejandra-
aún sin haber estudiado nunca este instrumento.
Instinto y creación
A pesar que la intuición y el instinto son fundamentales
en su creación, Patricio Manns dice que planifica muy bien
cada una de sus obras. Le gusta investigar, revisar, leer, y también
viajar a los lugares donde se desarrollará la obra que está
trabajando. Se obsesiona, como le ocurrió con El desorden
en un cuerno de niebla, que trata de la vida de dos hombres en
el Faro Evangelistas, y cuya historia y anécdotas convivieron
con él durante catorce años.
"Para ser escritor hay que tener buena salud, decía Droguett,
y además una porfía, impresionante, porque nadie te
obliga, tú te levantas a medianoche porque se te ocurrió
una cosa y la dejas plasmada en la computadora..."
Dice que es indisciplinado para trabajar, pero tiene una memoria "muy
receptiva", lo que le permite "guardar material a la primera
audición, es tal la obsesión que los capítulos
los guardas completos en la mente".
Sobre sus influencias literarias cuenta que descubrir el Ulises,
de James Joyce -libro que vió en manos del actor Montgomery
Cliftt en una película y que pidió en la Biblioteca
de la Universidad de Concepción- le produjo un verdadero trastorno.
Tal como se lo había anunciado la sorprendida bibliotecaria,
quien le advirtió: "El libro es terrible, usted va abrir
una página y va a ser una persona y cuando la cierre será
otra persona, le va a cambiar el mundo".
Y de hecho fue así, dice Manns. "Es el gran profesor que
tengo, porque cada capítulo es una técnica literaria
diferente; ahí aprendí a comprender lo que es un estilo
literario y busqué el mío", explica. Después
siguió indagando sobre el autor e incluso se fue a Irlanda
y siguió el camino de Leopold, uno de los personajes del libro.
Emile Dubois
La vida privada de Emile Dubois, la última novela de
Patricio Manns, editada
por Alfaguara, siguió también el largo camino de la
búsqueda y la obsesión. "Por hábito, cada
vez que planifico una novela primero investigo. Cuando escribí
El corazón a contraluz, me basé en las experiencias
que viví en Tierra del Fuego, yo sabía exactamente en
los lugares en que podía situar la acción, sus nombres;
me ayudé incluso de cartas geográficas", cuenta.
En el caso de Emile Dubois, también conoce exactamente el entorno
geográfico. Este conocimiento es el que le impidió cometer
el error de "hacer almorzar a Dubois en el bote salvavidas",
cuenta, ya que su investigación le permitió saber que
el terremoto de 1906 fue el que hizo avanzar el mar en Valparaíso,
ganando 300 o 400 metros.
El Emilio Dubois de Manns cambia la perspectiva de este personaje,
el que ya fue tratado por Carlos Droguett en Todas esas muertes. Manns
dice que "podría ser una novela negra, del género
policial, pero yo invertí la circunstancias de este tipo de
novelas, pues aquí el lector es cómplice del asesino,
solidariza con él y busca al inspector que lo anda buscando".
Dubois es una especie de verdugo de los usureros y se había
posesionado de su trabajo de "higiene social, dando la muerte,
pero también la vida".
Manns es un escritor más conocido y premiado fuera de Chile.
Como es el caso de la novela El corazón a contraluz,
seleccionada como una de las tres mejores novelas -de un universo
de 200 títulos- publicadas en Francia. Por ello recibió
el premio Rhone Alpes, junto a un inglés y a un francés.
Esta premiada novela será filmada dentro de poco y el autor
dice que defenderá a muerte el título, que algunos han
cambiado en las traducciones.
El cine no es algo ajeno a Manns, quien también escribió
junto a Pablo Neruda el guión de la única novela del
poeta -"El habitante y su esperanza"- que el vate
quería bautizar como "Los amantes de Cantalao".
Una historia , cuenta Manns, que Neruda concibió cuando estuvo
en Chiloé en la casa de Rubén Azócar.
Manns terminó refiriéndose a la permanencia de sus inquietudes
sociales y políticas, que se traducen en toda su obra, y como
ejemplo puso al Memorial de Bonampak, el libro editado en Chile
por Cuarto Propio y que visualizó como un gran poemario sobre
la crisis de Chiapas, que se desarrolló mientras él
visitaba México. Cuenta que la segunda edición apareció
en España, hace poco, y llegará pronto también
pronto a Chile.
Al finalizar el escritor recibió un vino 35 Sur, por gentileza
de CCU, empresa auspiciadora del Programa y se dieron a conocer los
cinco ganadores de los libros de Patricio Manns.
Nuestro próximo invitado, el miércoles 14 de abril:
El escritor Hernán Neira.
Stgo., 8 de abril de 2002