Armando Uribe en Programa “Vuelan las
Plumas”
"Los tiempos de penuria son los que necesitan
poesía"
“Y
vivimos en tiempos de penuria”, según el polémico poeta y ensayista,
ya que no hemos vuelto a ser la democracia que fuimos hasta antes de
1973, vivimos en medio del feroz reinado de la economía liberal y nos
hemos convertido en lumpen institucionalizado.
Sus
particular visión de la poesía y la realidad chilena fueron el centro
de la conversación que sostuvo con los conductores del Programa
“Vuelan las Plumas”, Vivian Lavín y Mario Valdovinos, en la Radio de
la Universidad de Chile, 102.5 F.M.
1
de octubre de 2003
¿Para
qué escribir poesía en tiempos de penuria?. Armando Uribe cita
la reflexión de Hölderlin, hace casi doscientos años, para hacer su
propia reflexión sobre la poesía y los tiempos en que
vivimos.
“Los tiempos de penuria son los que necesitan poesía, que
son palabras cargadas de sentido y de emoción hasta el máximo posible
e imposible, porque son una fuente de energía”.
Para Uribe
estos “tiempos de penuria” en nuestro país tienen mucho que ver con el
golpe de Estado de 1973. Un golpe que, según su visión, “no tuvo por
objeto tomarse el gobierno, sino destruir el Estado histórico chileno
que tenía 140 años”
El objetivo, dice, fue disgregar,
desarticular a la sociedad civil chilena, la cual, según la visión de
Nixon y Kissinger, había permitido en forma irresponsable la elección
de un Presidente de izquierda. Una desarticulación de la cual la
sociedad chilena aún no se recompone. “Lo que existe en Chile hoy son
grupos separados por intereses o por vocaciones, según los
casos”.
Para él hoy sólo hay continuidad. “En toda la
legislación lo que domina es lo impuesto por la dictadura, empezando
por la Constitución, siguiendo por algo muy importante, de lo cual no
habla nadie, que son las 17 leyes orgánicas constitucionales que
tienen tanta o más importancia que los problemas de la Constitución
porque son las que aplican las instituciones principales que están en
la Constitución.”
Sobre el “fantasma de Pinochet”, que fue el
centro de una conferencia que dio en La Sorbonne, dice que representa
un elemento del inconsciente colectivo, presente desde el siglo XVI,
que se podría sintetizar en tres frases: “la violencia que quiere ser
legítima, la violencia que pretende legitimarse o la violencia que se
considera a sí misma legítima”.
Una
penosa realidad
Armando
Uribe admite haber sido un “necio” al no darse cuenta en un principio
de lo que significaban estas leyes. Adhiere a lo dicho por Felipe
Portales en su libro La Democracia Tutelada- acerca de que las
reformas constitucionales quitaron poder a la democracia en Chile.
En general, agrega, el problema es de toda la legislación.
“Por ejemplo, ese Decreto 600 en materia de inversiones, que no es
liberal, sino manirrota por parte del Estado chileno, y también
continúa como muchas otras leyes.”
Un elemento que forma parte
de esta visión “penosa” que tiene Uribe de la sociedad chilena, es que
“la mayor parte de la población, de distintas maneras, se ha
transformado en lumpen, no sólo en lumpen proletariado, del cual se
habla desde el siglo XIX, sino también hay lumpen burguesía, lumpen
empresario, lumpen intelectuales también”.
La manifestación de
este fenómeno, según él, está “en la grosería, en la vulgaridad que ha
imperado en Chile desde hace 30 años. No es que el período anterior
fuera una maravilla, pero era un país que había intentado desde
Portales y Andrés Bello, estos dos nombres no hay nunca que
separarlos, ser un país civilizado; un Estado que Encina llamó un
Estado en forma desde 1830. Un Estado que pretendía ser civilizado con
el modelo de los países europeos y ese intento, ese proyecto que se
iba realizando lentamente, pero que se iba realizando, duró 140 años y
se quebró. Hubo una ruptura feroz el año 1973.”
La continuidad
también la define en términos económico financieros, ya que tanto el
gobierno como la oposición propician el régimen neoliberal,
capitalista, de mercado desregulado, frente al cual no hay
alternativas.
Un régimen, dice, con el que la población chilena
no está de acuerdo, tal como señala el Informe del Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo del año 2002 sobre Chile. “La
respuesta de más del 90% de la población cuando se le pregunta sobre
el régimen neoliberal, es que beneficia a unos poquísimos y perjudica
a todos los demás y que hay que cambiarlo lo más pronto posible. Sólo
un 7.3% de toda la población de Chile está de acuerdo con este
régimen.”
La
muerte y el aburrimiento
El desaliento de
Armando Uribe es también un desaliento poético. Y un desaliento
poético “majadero”, como el mismo lo cataloga, por la insistencia en
los mismos asuntos con palabras del mismo tipo.
Como su alusión
constante a la muerte, incluso antes del nacimiento, como ese “fui
concebido muerto”, imagen de los poemas de su libro Odio lo que
Odio, Rabio como Rabio.
“Eso corresponde a un texto que
está en un librito que saldrá el año próximo y que cita distintas
palabras dichas por distintas personas, también por mí, y que comienza
con una frase del Regente en Francia, Felipe de Orleans, a principios
del siglo XVIII: ´Yo nací asesinado´. Otras frases semejantes están en
un texto mío que no ha salido todavía, que se publicará el año próximo
y que se llama Las Críticas 3.”
Para confirmar su
“majadería”, cita unos versos escritos a los 14 años: “Eres frío
desaliento, eres agrio, eres fuerte, oigo tu sordo lamento, anticipo
de la muerte, cuando el proceso muerto, de la injusticia humana, me
llena del desaliento, que de mi alma emana.” “Esto es de los 14 años
de edad. Ahora estoy por tener 70 y me siento representado por eso
tanto como por lo que pude haber escrito ayer.”
Pero hay más.
En una entrevista que le hiciera Enrique Bello para la revista
Proarte, cuando él tenía sólo 16 años, aparecen unos versos con el
tema recurrente. “Me retrato como cadáver y al final el último verso
dice: ´y habrá un hongo en la palma de mi mano´. Eso lo podía haber
escrito anteyaer o pasado mañana y lo he escrito de otras maneras, en
todos los libros que he publicado. De modo que está bien la palabra
majadero. No está mal la palabra congruente o coherente.”
A la
majadería de “de los mismos asuntos”, Uribe añade el aburrimiento que
le causan sus poesías. “Por eso es que ya ni las llamo poesías, las
llamo verso. Y por eso que el libro que salió a fines del año pasado
se llama Verso Bruto, porque son versos. Yo me considero un
versificador. Lo que pasa es que ningún poeta, y hablo de cualquiera,
aún los que tienen más éxito y son considerados inmortales en vida,
nunca pueden estar seguros de dónde hay poesía en todo lo que han
escrito. Sólo se va probando con el paso de las generaciones, en forma
póstuma para todos los poetas, lo que queda realmente.”
A pesar
del aburrimiento y hasta “la repulsión” que, en general, le produce lo
propio, su escritura “es un intento nada más, por tratar de escribir
lo que no había leído, es decir, tratar de agregar algo a lo leído”. Y
ahí está su relación esencial con la lectura, que para él ha sido
mucho más importante que la escritura.
Dientes, Eros y Tánatos
Así como le causan
aburrimiento sus poesías, a Uribe también le aburrieron las máscaras y
los postizos. Y es lo que ocurre con sus dientes. Así, asume
hidalgamente el ser un desdentado en pleno siglo XXI. “No quiero
dejarle a la calavera dientes postizos y encuentro que es una manera
de participar de lo que vive la mayor parte del pueblo chileno, que es
la pérdida de dientes, no poder hacerse dentaduras, porque son muy
caras. Por lo tanto, no es por flojera solamente que he dejado que se
caigan los dientes,sino que... si quieren, por estética al
revés”.
Y si su relación con Tánatos es fuerte, más fuerte aún
es, según cuenta, su relación con Eros. Un Eros que se expresa en su
relación con su mujer –Cecilia Echeverría, su musa inspiradora- y que
sigue vigente y más fuerte que nunca.
Rememora los versos que
le dedicó poco antes de que ella falleciera. “Mujeres del pasado/ una
fue la más bella que haya conocido/ que se haya conocido/ la más
famosa de Santiago/ tenía seis hermanas hermosas/ Ella la séptima, le
decían la canasta limpia/ casi pasaron cincuenta años/ los primeros 25
resplandecía/ hemos vuelto/ dejamos de vernos como los jóvenes que
éramos/ y ahora somos más feos, deformes y absurdos de lo que
fuimos/.
Dice que a casi dos años de la muerte de Cecilia se ha
vuelta a enamorar como cuando tenía 20 y 21 años. “Y por lo tanto,
aunque no me dé cuenta claramente, sigo en la memoria o en las
representaciones, en los reflejos y en el inconsciente, viendo a esa
persona como era entonces, porque la belleza es un valor que, aunque
sea efímero entre los seres humanos, porque somos imperfectos, es un
valor para siempre.”
Pero hoy algunos valores han pasado a
“peor vida”, como el título de uno de sus libros. “Con la Segunda
Guerra Mundial se acabó la civilización cristiano occidental. Lo que
vivimos desde hace 58 años es una seudo civilización que consiste en
la barbarie tecnológica manipulada por tecnócratas. Ahora este mundo
que ya no es ni edad de oro, ni edad de plata, ni edad de bronce, ni
siquiera edad de hierro, sino edad de herrumbre, como lo digo en el
libro que va a salir ahora, La Cabeza de la Vaca. Pues bien, en
estos tiempos de herrumbre se produce lo que ocurre cuando ya no hay
vida civilizada”.
En esta seudo cultura, no cabe su visión del
amor y el matrimonio. “Lo más perfecto posible en este mundo
imperfecto es que el amor dure, que el matrimonio dure hasta la
muerte.”