VIOLETA
PARRA: ITINERANCIA DE UNA PULSACIÓN
Por
Rodolfo Hlousek Astudillo
"Las
noches las hago día
Pensando sí lo preciso"
Violeta
Parra
En una oportunidad, un periodista español
le consulta al poeta Nicanor Parra, ¿cómo es que de una familia
muy humilde de Ñuble, lograron emerger personajes tan importantes para
la cultura nacional?. Don Nica, humorado, dice: "ya mi abuelo lo hubo de
responder antes: Más discurre un hambriento, que cien letrados". Esta
es quizás la razón
por la cual Violeta Parra debió trabajar tenazmente junto a su madre,
para sacar a su familia adelante.
Este año se cumplen cuatro décadas
de la muerte de Violeta Parra Sandoval (San Carlos, 1918-verano, 1967). Hija de
don Nicanor Parra Parra y, de la señora Clarisa Sandoval Navarrete, maestro
rural y cantautora campesina, quienes dieron vida al Clan Parra. Su muerte aconteció
cuando la poeta, sólo tenía 49 años de edad. Motivada por
una profunda depresión, la llevó a poner fin a sus días.
Ya había luchado largos años con aquellas crisis que la sumían
en períodos de honda tristeza, según familiares más directos.
Sin
embargo, no podemos sujetarnos sólo a la desgracia, Violeta, es la responsable
de la memoria colectiva de nuestro país y del continente. Asimismo, fascinada,
trabajó de ceramista, bordadora, pintora, e incluso investigadora de nuestra
gente; aprendió a tocar guitarra a los 9 años, con lo cual compuso
y cantó en los más diversos escenarios nacionales. E incluso expuso
en Francia, en el museo de Louvre, de Paris.
Mujer inquieta, se empapó
de lo más variado de nuestra gente, también luchó contra
los estereotipos de una época difícil. Representando el dolor originado
por las injusticias sociales, hoy es traducida a un sin fin de idiomas.
Según
el esteta y poeta de Cobquecura, académico de la Pontificia Universidad
Católica de Santiago, Fidel Sepúlveda Llanos (1936-2006), la trashumante
Violeta, veía el mundo, el hombre y lo trascendente con ojos de analogía.
"Su poesía traza una itinerancia; aventurándose, desde lo cotidiano
hasta lo ritual. Lo cotidiano nos revindica la maravilla del mundo, como variedad,
y dentro de esto, se plantea la vida y el descubrimiento de la vida, desde la
pulsación del instante, hasta la consagración de lo infinito, y
esto lo ritual". Según antecedentes presentados en la Biblioteca Nacional,
el primero de septiembre de 1994, ensayo titulado: "La Identidad, Eje De
La Creación de Violeta Parra".
Fidel Sepúlveda, nos
dice que la folclorista constata la identidad del pueblo, en tres ejes: en lo
sagrado (Violeta es sensible a las relaciones del hombre con el mundo y con Dios);
lo artístico, o el diálogo de la materia y la forma, -"el arte
libera la materia", enunciado del escritor mexicano, Octavio Paz-; y lo amoroso,
la plenitud de la zona que nutre. En el fondo, es la transfiguración de
la identidad como encuentro con el yo esencial, y encuentro con las relaciones
esenciales de la comunidad a la cual pertenece.
El vínculo de Violeta
y su hermano Nicanor fue siempre inquebrantable, él recuerda haber motivado
a Violeta para el ingreso de la academia de artes de la Universidad de Chile,
situación de tribulación para la artista; ella decide abandonar
sus estudios y se decide a trashumar, una receta de amor para su vocación
de cantora y campana oscura del mundo.-
Imagen:
Oleo de Patricia Alcayaga