SER
ESCRITOR EN EL MUNDO
Salvattori
Coppola "Ser en el mundo"
Pentagrama
Editores Santiago, 2006
Por
Sergio Ojeda Barías
(Publicado
en la Edición Número Ocho de Carajo)
El
"por qué" se angustia la angustia se desemboza como aquello "ante
qué"
se angustia: el "ser en el mundo". La identidad
del "ante qué" de la
angustia y de su "por qué"
se extiende incluso al mismo angustiarse. Pues
este es, en cuanto encontrarse,
una forma fundamental del "ser en el mundo"(...)".
Martin
Heidegger: El Ser y el Tiempo ( Análisis del " Ser Ahí").
Salvattori
Coppola se refiere a dos grandes temas de la vida y la literatura, en su novela
Ser en el mundo, esto es: la política y la soledad del escritor.
Jugado y panorámico establece su propia visión de los años
ochenta en Chile, el exilio y la lucha guerrillera. Sin embargo, tras esos temas,
que guían su narración, subyace la voz de un narrador atormentado
por la búsqueda de un sentido, en eso que llaman: el escribir.
Coppola,
a través de su alter ego Miguel Tipay va tejiendo, fragmentariamente,
instantes dolorosos de
la historia de nuestro país. En algún sentido el libro es un ajuste
de cuentas que sobrevuela las interpretaciones sobre la práctica de la
política y la secuela de dolor que dejó un país fragmentado
y donde muchos de sus hijos se desperdigaron por el mundo arrastrando derrotas
y esperanzas.
Quizás en esa radicalidad que alcanza la novela de
Coppola, o nivolina como la nombra él, esté depositado el mayor
mérito de su armado. Depositario de la tradición narrativa norteamericana
(Dos Passos, Faulkner, entre otros), Coppola construye un texto sin líneas
de tiempo, con recurrentes viajes al pasado y al presente de la acción.
Esta aparente aridez no resta mérito a la construcción de la obra,
por el contrario se convierte en una motivación para avanzar en su lectura.
Ser
en el mundo es una invitación a reflexionar, mantiene un tono melancólico
y una atmósfera sobria, pero llena de pistas. No es efectista, más
bien es arbitraria. Coppola cree en lo que dice y vive en la novela, se puede
estar de acuerdo o no, pero establece una visión, una mirada propia.
Escribir
acerca de lo político y en la política requiere que el autor no
trance, porque en definitiva lo que se busca no es una fotografía, ni un
documento o un panfleto que de cuenta de un momento particular. Lo que se recrea
y trasluce con el acontecer de las vivencias trasciende al mero dato frío
de la historia.
Es arriesgado lo que hace Coppola, más aún
cuando motiva con dos epígrafes de Martín Heidegger al inicio de
la obra. Y todavía más cuando la recurrente pregunta que hace el
narrador (cuentimoniador en el texto) acerca de la angustia del escribir, a la
soledad de enfrentarse a los propios fantasmas
Salvattori Coppola, hace
menos de un año, abandonó este estar en el mundo, tras una mala
jugada de un aneurisma cerebral que lo acompañaba como bomba de tiempo,
y fue justo en el momento en que Ser en el mundo entraba a imprenta..
Perteneciente
a la generación de escritores del 50, conviene poner atención a
esta su primera obra póstuma, y de la misma forma repasar Marengo
(1994) y El País que devora (2000).