|
El Tiempo
Recobrado
por Antonio
Avaria
..... Un libro de iniciación a
la vida, de los primeros veinte años de aprendizaje, es esta bella
novela de Mauricio Wacquez (1939). Por género literario, entonces,
se define claramente como la que los alemanes llaman Bildungsroman,
o novela de formación. Obra para leer sin precipitarse, con
fruición, degustando su lenguaje envolvente, seductor, que cautiva
sin empalagar por la cruda exactitud de las descripciones, o su
multiplicidad sensorial y sinestésica.
|
|
..... Un niño en el pueblo sureño de Ñilhue. Y sus sortilegios:
la alegre promiscuidad en los juegos entre primos y con amigos de
los fundos vecinos, los paseos a caballo, los ritos de la pesca en
los ríos, sintiendo la humedad, el sudor, secreciones, olores de
la tierra, de animales y hombres. Los potreros y su cultivo
diferenciado, la actividad de las misiones, la esplendidez de las
vacaciones, los años 40 y 50 en el campo chileno. En Ñilhue,
pueblo imaginario y real maravilloso, el mundo es apacible, pero
allí mismo ocurre un crimen horrendo y enigmático.
..... El adolescente, además del escenario
rural, frecuenta ciertos lugares entonces típicos de la ciudad de
Santiago, como el bar El Capulín de Providencia, el Pedagógico de
Macul, el barrio Bellavista, el Forestal, el Bierhall, el Da
Carla, Il Bosco. Fascinado por el personaje Lafourcade, lee Pena
de muerte y lo espía en conferencias y cafés. Apoda cincuenteros a
los escritores del 50 (con algo de sorna, pero con un tanto de
admiración), incursiona en la bohemia y en el tío Diógenes traza
un excelente retrato de Luis Oyarzún.
..... Las prácticas amatorias, evocadas con
clínica precisión, surcan el libro de punta a punta, pero el
lenguaje jamás pierde elegancia. Wacquez evita cuidadosamente el
lugar común grosero, el giro adocenado, las fórmulas hechas de la
procacidad o el sensacionalismo truculento. Para la descripción de
un cuerpo salvajamente asesinado, el autor recurre al reportaje
policial de la revista Vea. En cuanto a la presencia constante del
sexo en los adolescentes de esta novela, Epifanía de una sombra,
por su atrevimienito, es un rotundo mentís a la supuesta castidad
y falta de erotismo de la prosa chilena. En los paraísos de su
primera juventud, el protagonista hace la confesión inconfesable
de tener, según él, el privilegio de haber nacido en un país donde
el tabú era el uso vaginal del amor, y cuyo aprendizaje hacía de
las más hermosas náyades, unas diosas de la sodomía.
..... En raras pinceladas que se esfuman, se
asoma el narrador de sesenta años que revive, sin orden
cronológico, ciertamente, pero no por ello confuso ni caótico,
peripecias y ansiedades de niñez y adolescencia. Parecida técnica
de la memoria emplea Raúl Ruiz en la versión fílmica de El tiempo
recobrado. No menos que en Proust, el lenguaje recreado y
elaborado por Wacquez indica maestría del pormenor, del detalle
sensual, del estilo macerado. Su mundo novelesco es delimitado, y
muy corta la galería de personajes, tal como sucedía, y en mayor
grado, en sus narraciones anteriores.
..... Otro curioso espacio de la novela es el
aéreo, pues Santiago, el protagonista, es un entusiasta y al
parecer eximio piloto, que disfruta recorriendo desde la altura
las cuencas de los ríos y sus ramificaciones, los valles, los
bosques, las aldeas, en un brioso avioncito de único asiento doble
que permite el éxtasis y hasta la cópula amorosa.
..... Tras el relato de experiencias y
sucesos de infancia y adolescencia, tras el crecimiento de un
hombre como es la urdimbre de las clásicas novelas de carácter
autobiográfico, va insinuándose aquí un terrible drama que
constituye el clímax argumental de la novela. Anunciada en
sordina, una trama brutal, que tiene como nudo un crimen atroz,
inexplicable en Ñilhue, un pueblo tan perdido y aparentemente
edénico como aquel junto al río de mi vida de García Márquez. Por
la incógnita sobre el culpable, la situación se asemeja vagamente
a La ciudad y los perros, pero qué diferencia de escritura entre
un realista mágico, o un realista clásico, y un escritor de
vocación y estilo irrealistas, aunque entre sus escenas esté, con
destreza de veterinario, la fertilización de una yegua por un
semental.
..... Abundan las
rápidas alusiones a lecturas filosóficas y literarias, a
personajes criollos de las letras y las artes, a flores, plantas,
árboles, sabores, a niños que sufren de amor y celos. Nuestra
literatura gana espesor y jerarquía, trepa escalones con Epifanía
de una sombra.
EPIFANIA DE UNA
SOMBRA Mauricio Wacquez. Editorial
Sudamericana Santiago, 2000, 408 páginas.
Santiago de Chile, Sábado 4 de
Noviembre de 2000
|
"EPIFANÍA DE
UNA SOMBRA" .- La novela póstuma
de Mauricio Wacquez ganó en marzo pasado el premio Altazor a
la mejor narrativa del año 2000. Pero mucho más que eso,
este primer volumen de la trilogía llamada "La Oscuridad" se
presenta a juicio de la crítica especializada como una de
las obras nacionales más significativas del último tiempo.
Novela autobiográfica de un hijo de las tierras de
Colchagua, suerte de crónica o informe, praxis erótica,
lejos de la tradición literaria local que se acerca al campo
desde una mirada de denuncia, Wacquez busca, con magnífico
uso del lenguaje, la liberación de los sentidos, "la derrota
de las variedades represivas de la moral" y de los valores
falsamente universales. Sus descripciones de la naturaleza
del valle central chileno serán acaso las más precisas y
verosímiles de nuestra narrativa. La novela de Wacquez fue
galardonada también con el premio municipal de literatura
que entrega la comunidad de Santiago.
en Artes y Letras de
El Mercurio. Hitos del año uno, Hechos y personajes
2001 30 diciembre 2001
|
|
|
|