CONSTRUCCIONES 
DE UN SOLO LENGUAJE
Poemas 
de Willy Gómez Migliaro
 
 
Lo sé, hemos crecido en los mismos 
 jardines oscuros. 
 
 
Yvis Bonnefoy 
LA 
SUPERFICIE 
.. .. .. .. .. .. . .. . . .. .. .. 
Matilde:
Han llegado los últimos extranjeros al puerto del Callao.
M.B. 
no desea esperar ese amor que siempre muere,
y se va por la calle Daniel Nieto
y 
termina por devorar la angustia 
de seguir aceptando el lujo de un hombre 
viviendo 
en el mar.
 
Pronto hablará atlántica raspando la lengua de 
Sicilia 
o en Castilla habrá dejado un pequeño camino al mar.
Desde 
otros encierros será compatible el engaño de las aguas, 
y sentirá 
un cambio de peso, una desaparición.
Dormirá tranquila en 
las zonas del peligro.
Cae y abajo la presión de agua sobrepasa 
la 
verdadera superficie y su medida.
Flota desde sus pies y adentro siente 
otro 
movimiento de respiración pacífica.
 
 
EL INQUILINO
.. 
.. .. .. .. .. . .. . . .. .. .. Alfonso:
Recojo los 
caracoles que se detienen en el garaje de la casa de M. 
Marco en el 
calendario 
 .. .. .. .. .. .. . .. . . .. .. .. 
los días de llegada de cada una de estas 
babosas. Contribuyo al 
negocio de M 
 .. .. .. .. .. .. . .. . . .. .. 
.. y busco más de estos animales. Baba de caracol 
para las arrugas, baba de caracol para los dolores musculares, 
baba de 
caracol
 .. .. .. .. .. ..para tus huesos débiles 
por el tabaco. Ah
 .. .. .. .. .. .. . ..el animal 
cura, mi gran amor, y no lo sabía.
 .. .. Ahora 
yacen dispuestos 
sobre las verjas 
 .. .. .. .. .. 
.. . .. . . .. .. .. y también 
sobre la caja de 
herramientas que ha olvidado mi suegra. 
Suenan mis oídos con el sonido 
que hace mi cuñado A
 .. .. .. .. .. .. 
. .. . . .. .. .. al martillar el tubo de escape de su camioneta 
blanca.
Desisto, por un momento, de mi rutina
y comunico a mis inquilinos, 
a través del teléfono 
el nuevo pago de alquiler.
La caminata 
me envuelve de tiempos, 
y es como si creara una ausencia de pistas transponiendo 
otros barrios.
La tarde apenas quiere terminar 
 .. 
y mis vecinos me esperan. Voy al rescate de ellos 
que se conducen con 
seguridad a firmar los documentos de alquiler. 
Agarrada a su perro, la Sra. 
S cree
 .. .. ..mover la mano de sus pensamientos 
para no quedar desamparada;
el Sr. R aprovecha para hablar de abrigos 
y ternos a un precio cómodo y 
no puede convencerme de confeccionar 
uno para mí;
V confiesa que no tiene dinero. Ya nadie tiene dinero, 
dice, 
para quines venimos de provincia es difícil conseguir dinero;
J 
recibe con gratitud un contrato del banco. 
Pronto estará afuera, tímidamente 
en la lluvia, recordándome a su padre cuando salía de la imprenta 
de 
 la calle Daniel Nieto en el Callao e iba hacia los asimientos del futuro.
Cuáles? 
Me explica:
Todo fue a pedir de boca cuando los niños 
 .. 
..se quedaron solos y mi padre no apoyó a los obreros gráficos
y 
vino la traición de C que ya no podía seguir callando. Cuando 
 regresé de comprar gasolina para el carro de B el 11 de julio 
de 1985,
encontré a mi padre con los brazos ensangrentados en la habitación 
de E.
B lloraba. 
B llora, hasta ahora, 
las decapitaciones 
de su cuerpo que nosotros no supimos limpiar.
Es cierto, J -pienso- 
cada día crece una familia espléndida en la tragedia. Pero 
también 
es cierto el aprendizaje de la limpieza como dicen que 
hizo R.H 
y no para la felicidad 
sino para la salud. 
J me hace daño 
cuando habla,
nunca avizoro un signo de palabras felices en su vida. Debo irme.
 
.. .. .. .. .. .. . .. . . .. .. .. Se 
amarilla la piel de los enfermos en Lima, los veo 
casi siempre en los bancos, 
en las escuelas y en las calles. Se mueren finalmente
 con destellos de tristeza 
en los ojos.
Ahora hay una distancia entre ellos y yo, entre la conversación 
de mis inquilinos 
y la sombría decisión de los sobrevivientes, 
entre el negocio de caracoles de M
que hecha luces y mi forma de contribuir 
a un film oscuro.
Fumo un cigarro premier camino a casa. Cuídate, 
me digo, de los perros
en la siguiente cuadra o
toma otro camino y ya no 
regreses. Ya no regreses ahí.
 
 
VERSIÓN DEL 
AMOR
.. .. .. .. .. .. . .. . . .. .. .. 
Isabel:
Siento que mi sobre vivencia empuja un jardín oscuro.
La 
gravedad del insomnio me lleva 
a una excitación de la muerte, a otra 
habladuría
 .. ..en el jardín como 
una escritura irresuelta. 
Afuera hay una posesión en cada mano ocupada 
de la gente. Es la fijeza,
 .. y envuelve una empresa 
de animales breves en el egoísmo
 .. y proyecta 
la imagen de los sombreros bajo el sol de mediodía
cuando las damas 
son invitadas al Club de Leones de Magdalena
y las celebraciones de la Marina 
de Guerra del Perú 
 .. ,,,,,,..anuncian 
-escucha los parlantes- 
 .. .. .. ..el cuerpo 
de un almirante muerto bajando por el ancla superior 
de una nave hundida hace 
muchos años. 
Una nave o un cuerpo es lo mismo. PG es una imagen 
de los vapores 
y los trasatlánticos cuando estimaba 
su muerte. 
Debo aprender a sentir 
un navío o viajar 
o hacerle entender a M 
que pronto me iré
que ya sé que no me ama, que me he quedado 
empujando un jardín oscuro, 
un viejo campo que acelera la narración 
de mi cuerpo.
 
 
CAPRICHOS DE LA SRA. BEATRIZ MIGLIARO 
Ud. 
pasea con un cigarro entre los dedos por las anchas avenidas de Magdalena, 
y 
luego vuelve a la escena oscura de velas rojas y ollas con camotes asados
mezclando 
miel y resurrección
frente al árbol de navidad.
Hay al principio 
una atmósfera de tumba
que prepara la luz 
de una campana que nos 
llama con su preludio
de jardín y cinzano,
mientras Ud., a propósito 
de la bulla, de los guisados y las ventanas
de luces como ojos de niños 
excitados,
sufre la torcedura de sus dedos y besa al Señor de los Anillos
que 
ha traído rosquillas de manteca, fruta seca y
bizcochos de yema.
Entonces 
Ud. dice:
Ah, Señor, cuánto significan para mí los 
amigos
esta noche de diciembre.
Y vaya que estoy ebria. Béseme, por 
favor,
reconozca la boca de humo 
de los barrios, de los hijos y del amor.
Después 
se aparta
y ríe frente a otros monumentos fantasmas que 
llenan de 
imaginación sus evangelios preconizados.
Ud. es tan invulnerable
que 
nos llama desde un hospicio con manzanas rojas
y frente al árbol de 
navidad,
con campanas y música afilada por sus ángeles extremadamente 
ocultos
que nos extienden sus alas de yeso,
canta las cosas que la gente 
ha deseado.
Ud. nos abraza y vuelve a admirar sus monumentos en un trance de 
floración
cuidadosamente definidos, 
con el sentimiento en la rodilla 
y los besos del fuego alzados pacíficamente desde la soledad.
Así 
somos frente a su árbol de navidad (yo lo sé
cada vez que el 
tiempo deja este olor a jardín y cinzano),
menos tristes por lo que 
no tuvimos,
seguros en el Golfo,
en la niebla de Egipto
y en los desiertos
donde 
también crecerán como los árboles de navidad
sus huesos 
de sepia.
 
 
A-ME PADRE
A causa del Moisés, 
del Mago que fue: doméstico, ordinario, hombre 
hermoso mojando su rostro 
entre lágrimas que caían de sus ojos,
mi padre (¿tenía 
su figura augusta?) era el religioso.
Cuando preparaba su cebiche 
haciendo del pescado un charco amargo,
yo lavaba las cebollas y entretenía 
(porque podía entretener) a los
pocos cangrejos que aún sobre 
la mesa manifestaban su dolor.
Entonces pensaba, con mis dolores de cabeza, 
aquí en mi casa 
de seres vulnerables: la pérdida definitiva 
de su religión
 .. .. .. .. .. .. . .. . . .. .. 
.. lo libertará
A causa de su silencio, aunque 
J.P. no era como él que cantaba
de rodillas frente a las olas; a causa 
de sus sandalias viejas que acomodaban 
sus pies deformes; a causa de su prisión 
mientras me daba cuenta de su 
poca elegancia, le besaba el rostro y comprendía 
que no era la primera 
ni la última, mi valse de la tarde a los muertos.
¡Ah 
padre! -yo me decía- todo esto va a cambiar a causa de lo que muy poco 
das para revolucionar mi vida, de lo que ya no espero como tus ansias,
fragmentando 
el pequeño infierno de la satisfacción.
 .. 
.. .. .. .. .. . .. . . .. .. .. Todo esto va a cambiar. 
No vendes a tu
dios y sus ideas (¡aunque deberías venderlos!), 
pero tus manos 
tristemente recorren tu cuerpo y los cabellos de Beatrice, 
 .. .. .. .. .. .. mientras los rezos de oscura 
fragancia nos aísla.
Así lo reconocía, rezaba solitario, 
elegante como un geranio en la
palma de mi mano, siendo servidumbre de una 
herencia; así entre
limones y olores de pescado, cerca del sueño, 
renegando con la lluvia de Lima. 
Queriéndonos finalmente cuando cantaba:
 
.. .. .. .. .. .. . .. . . .. .. .. tú 
y yo somos la esperanza, el reino;
descuajaringuémonos, hijo mío, 
acontece que, descubriendo tu verdadero arte,
pueda mi hora, la de los resentimientos 
a la vida, volver.
La hora de la tarde se perdía en nuestras 
memorias por unas cuantas 
cervezas, y yo no sabía, de pronto a quién 
esperaba, quién sería su invitado. 
Rápidamente se ponía 
su saco marrón. Gotas de colonia
iban cayendo de su espalda, mientras 
en el espejo su alma se retorcía como 
un gato chocho y nocturno. Fumaba. 
¡Era la procesión! ¡Era la procesión!
-¿Qué 
sabe de ti una esfinge de yeso? -yo le decía-. Nunca lo supe.
Seré 
sincero. No conseguía llevarlo al extremo de la duda, era un 
rompecabezas 
hindú, sin embargo, el bullicio de los barrios traía consigo
la 
belleza de una religión
pero no trae -como le decía Beatrice- 
el amor que promete todo
sino solo la anunciada y serena tristeza de tus valses.
 
.. .. .. .. .. .. . .. . . .. .. .. 
Olor a uvas (¿eran olores raros en invierno?),
olor de la mujer 
que nos amaba, olor de nuestros cuerpos de familia
brillando ante la esfinge 
donde uno de los dos perdía la razón y callaba
a causa de lo 
que no fuimos, de lo que no trajimos.
Entonces 
con el rostro blanquecino 
de la esfinge y los labios rotos, me decía: 
 .. 
.. .. .. .. .. . .. . . .. .. .. porque nunca tuve a mi padre 
para una oración bíblica, 
porque J. P. ya renunciaba a las olas 
del miedo y conservé por
ambición al mismo fantasma de septiembre 
y fue cruel porque el fantasma traicionó
a causa de lo que esperé, 
de lo que sigo esperando 
sobre la tumba crecida de tu infancia.
Yo 
que estuve cerca de su corazón: lavando cebollas, entreteniendo 
cangrejos, 
pensando en la pérdida definitiva de su religión,
me desvié 
de la senda de las cabras.
¡Ah, si supiera qué solo y enfermo 
me siento a veces!
 
Centro 
de Lima, junio de 1990 - enero de 1995