El Día
Más Blanco.
Raúl
Zurita.
Alfaguara, Santiago, 1999.
212 páginas.
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Es esta una novela de múltiples enmascaramientos. Quizás el primero de
ellos sea el juego respecto al género. Jugar a que no sea una novela,
pero que tampoco es una autobiografía. Un reiterado "Ceci n'est pas
une pipe" introduce al libro, negando la señalización de la solapa:
"El día más blanco" es su primera novela. La primera novela
de Raúl Zurita acerca de Raúl Zurita. Porque Zurita escribe sobre
Zurita, pero en un gesto de pudor o de humildad opta por solapar el
género autobiográfico detrás de la novela. Este solapamiento impide al
texto ubicarse plenamente en el ámbito de la ficción, porque
constantemente la ficcionalidad transita hacia un fuera, donde espera
un Zurita que este libro viene a completar, a unificar, acabando la
tarea de irse construyendo una historia personal que esté a la altura
de la fama del último gran poeta (o primero de los nuevos
tiempos).
..... Es el making
off del poeta Zurita, que comienza declarando su propia y
redentora muerte. Muere y luego nace. Pero nace concluso, absoluto,
total. Estamos ante un yo que ha logrado la inmortalidad. Lo cual no
es poca cosa. Cual Cristo, arrojado en el desierto abre sus brazos en
cruz y se opone, en su dolor, a la grandeza del cosmos. Mientras
resuenan las trompetas aparece el pasado y todo se desliza hacia un
relato simple, al borde de la total simpleza, que no encierra una
profundidad secreta, sino, por el contrario, que exhibe su
precariedad, su superficialidad.
..... Más allá de lo humano se ubica este
narrador que parece querer mostrarnos su vida sólo para reforzar su ya
engrandecida perspectiva de sí mismo. Así la abuela, madre y hermana,
habitantes de la comuna de Providencia de los años ' 50 ' 60 que el
narrador se esfuerza por mostrarnos como una verdadera villa miseria,
únicamente tienen relevancia en tanto se configuran como
ayudantes. El niño que se nos muestra no da indicios de
captaciones estéticas o talentos artísticos en bruto. Lo cual tiene
como contrapartida la riquísima formación que le da su abuela,
transmisora casi de primera mano, ya que era italiana, de La
Divina Comedia. Así, heredero del Dante, su destino está marcado.
Pero el poeta no aparecerá sino hasta que, luego del golpe militar,
nos enteramos que al momento de ser detenido y arrojado dentro de un
camión junto con muchos más, aprieta fuertemente entre sus dientes una
carpeta con sus poemas. Heroico sí, pero por qué su afirmación como
poeta no pudo estar marcada por un gesto menos
estridente.
..... Si me dieran a
elegir, preferiría que este libro fuera una novela, sería sólo una
mala novela; en su condición autobiográfica provoca agenciamientos
turbios, inexplicables. Ahora bien, cómo disociar este texto de la
vida del autor, de su arrojo masturbatorio o autolacerante y de su
posterior o instantánea, reconciliación. Es por esta perplejidad que
prefiero alejar la lectura en clave, la intersección entre vida y
obra, y optar por el buen consejo hipócritamente teórico: esta es una
novela y ni siquiera te arriesgues a la posibilidad de ver una pipa.
Pero, aun así, ¿se pierde la aureola? Quizás nunca se tuvo y sólo haya
sido cuestión de construírsela. O producírsela para luego salir de la
escoria a la diurnidad más plena y salvífica. La vanguardia alegó
legitimidad estética. Zurita perteneció en sus inicios, a lo que fue
quizás la última vanguardia del siglo. Su texto de hoy, se entusiasma
con el engrandecimiento de un yo que muere, resucita y se mira de
frente,de costado y de revés.
Rocinante Junio 1999.