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..... Son 13 cuentos, varios de ellos protagonizados por su alter ego,
Arturo Belano, y por B, quien ya había aparecido en Llamadas
telefónicas, su anterior libro de cuentos. Ambos personajes deambulan
por México, España y Africa. Se encuentran con viejos camaradas, con
sujetos desesperados o, en el caso de B, con revistas literarias que lo
motivan -como sólo a un escritor químicamente puro puede ocurrirle- a ir
tras la pista de un autor que yace bajo el polvo de una librería de
viejos. Como el nombre del libro lo señala, también hay putas. No todas,
eso sí, son asesinas.
-Podrías ir un poco a las motivaciones
del cuento Putas asesinas, por qué es el título del libro y qué piensas de
ellas? -Para mí es difícil responder por qué escribo un libro.
Seguramente porque es lo que mejor se hacer. ¿Qué pienso de las putas?
Bueno, siempre he tenido en gran consideración ese oficio y las putas, por
lo tanto, gozan de todos mis respetos. Todas las putas. Las pobres y las
de alto standing. Mujeres virtuosas y trabajadoras, mujeres que parecen
salidas al mismo tiempo de un melodrama mexicano de los años cincuenta,
como de las páginas de la bizantina Ana Comneno. Y que, además, como si lo
anterior no fuera suficiente, son lo más parecido que hay a un reloj. Las
putas son las mujeres-reloj por excelencia. Desde Catulo a Baudelaire,
todos los poetas las han amado. Y quien no las ama o es un impotente o un
jodido puritano hipócrita de la peor especie.
-Al igual que en Llamadas telefónicas,
hay varios personajes al borde de la locura y del suicidio. ¿Son
preocupaciones para ti? -La locura y el suicidio, me parece,
son fantasmas mucho más comunes de lo que la gente piensa. En cierta forma
pensamos en términos de locura y suicidio como maneras de escapar de la
muerte o de engañar a la muerte. Por supuesto, para mí la locura es una
enfermedad, que puede ser tratada con fármacos, y el suicidio es una
alternativa tan válida como cualquier otra que ejercemos en uso de nuestra
libertad de elección. Pero eso no impide que, en ocasiones, se
materialicen como figuras fantasmales.
-En uno de los cuentos, Enrique Lihn se
te aparece mientras duermes. Una vez dijiste que él fue importante para ti
porque lo admirabas y respondió tus cartas. ¿Le contestas tú a los jóvenes
escritores? -Bueno, algunas cartas las contesto, otras, la
mayoría, no; además siempre tengo la impresión de que no es a mí a quien
deberían escribirle, sino a García Márquez, Vargas llosa, Fuentes o
Sabato. Por otra parte, Lihn no fue importante para mí por sus cartas,
sino por su poesía. Por supuesto, a todo escritor relativamente joven lo
halaga, en cierta manera, el que un escritor como Lihn se convierta, de la
noche a la mañana, en tu corresponsal, y también resulta halagador (aunque
la palabra que más se ajusta es consolador) saber que muchas de tus ideas
las compartes con un escritor de ese calibre. ¿Qué ideas eran esas?
Básicamente, una visión negra de la literatura chilena y de la literatura
en general.
-¿Crees de verdad que la literatura
chilena es sólo una literatura imaginaria, como dices en el cuento Carnet
de baile? -Toda literatura nacional, es por naturaleza, una
literatura imaginaria, y eso en el mejor de los casos; generalmente suele
ser una literatura artificial. Bolaño tiene fama de decir lo que piensa
con la misma soltura con que fuma un cigarro. Sus comentarios han generado
más de una polémica y siempre desconcierta por esa mezcla de afirmaciones
relativizadas con juicios categóricos. Ahora, está molesto con los
escritores que sólo piensan en sí mismos: "Cada escritor parece
obsesionado en autopromocionarse , y la autopromoción o el arribismo, como
todo el mundo sabe, no deja tiempo para nada más. Bueno, sí, deja tiempo
para ser cobarde".
-¿Te sientes parte del mercado
literario? -En modo alguno. Ni voy a todos los lugares adonde
me invitan ni hago todos los viajes de promoción que suelen hacer los
otros escritores ni hago vida social. Al contrario. Vivo en un pueblo
pequeño, soy independiente, nunca he recibido ayuda oficial de ningún
gobierno, no voy detrás de publicaciones ni de becas. Dejo que me plagien
con total tranquilidad. Mis enemigos (gratuitos) crecen como la
yerba.
-¿Por qué en tus obras, como La
literatura nazi en América, por nombrar una, te adentras en la extrema
derecha? -Como dice Nicanor Parra, por joder la paciencia.
Básicamente, por joder la paciencia. Por reírme un rato.
Los 13 de Putas
asesinas
El ojo
Silva: Arturo Belano se encuentra en Berlín con un
antiguo amigo que le cuenta cómo raptó a dos niños en un burdel de
la India.
Gómez
Palacios: La breve estadía de un profesor de
literatura en el pueblo que da nombre al relato. Sus días en
México están contados.
Últimos
atardeceres en la tierra: B, adolescente que va de
vacaciones a Acapulco junto a su padre, se adentra en un infierno
que cambiará para siempre la relación entre ambos.
Días de
1978: El protagonista nuevamente es B, vive en
España y comparte con exiliados chilenos.
Vagabundo
en Francia y Bélgica: B ya es escritor de cierto
renombre y viaja a Francia. Pasea por burdeles y librerías, donde
encuentra una revista que habla de Henri Lefe-bvre. Parte a
Bruselas para conocer dónde vivió este autor.
Prefiguración de Lalo Cura: Hijo de
un sacerdote y una actriz porno colombiana, Lalo Cura hace una
divertida revisión de las cintas en las que actuó su difunta madre
junto a Pajarito Gómez. El encuentro entre Lalo y Pajarito es algo
más que un ajuste de cuentas.
Putas
asesinas: "Las mujeres son putas asesinas, Max,
son monos ateridos de frío que contemplan el horizonte desde un
árbol enfermo, son princesas que te buscan en la oscuridad,
llorando, indagando las palabras que nunca podrán decir", dice la
protagonista antes de asesinar a su nueva víctima.
El
retorno: Un fantasma sigue el recorrido de su
cuerpo desde la discoteca en que fallece hasta la casa de un
prestigioso modisto necrófilo.
Buba: La historia de un futbolista
chileno, un español y un africano que llevan a su club a ganar
títulos gracias a un misterioso ritual.
Dentista: Un profesor de literatura
y su amigo alucinan con los relatos de un joven indio.
Fotos: Arturo Belano, perdido en
África, hojea un álbum de fotos en donde poetas franceses se
celebran a sí mismos.
Carnet de
baile: 69 razones para no bailar con Pablo Neruda.
Algunas parejas de baile posible: "los nerudianos en la geometría
con los huidobrianos en la crueldad, los mistralianos en el humor
con los rokhianos en la humildad, los parrianos en el hueso con
los lihneanos en el ojo"
Encuentro
con Enrique Lihn: Roberto Bolaño sueña con que
unos escritores jóvenes lo llevan a ver a Lihn, quien se halla en
una ciudad que podría ser Santiago de otro tiempo, "un tiempo
atroz que pervivía sin ninguna razón, sólo por
inercia".
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en Que Pasa, 22 de septiembre
de 2001
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