Ensayo General
Diamela Eltit

 


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Supongamos:
Que se eligió azarosamente la superficie y sobre ella se realizó también en cualquier sitio el primer corte.
De esa manera, el tercer corte podría haber sido el primer corte que se hizo. Si se atiende a lo oblicuo de su trazado, es perfectamente posible que así haya sido. Al ver ese resultado oblicuo, pudo entonces haberse corregido implantando la horizontalidad a todas las otras líneas. Si así fuese, entonces el primer corte ( que es el tercero ) no vino a liberar la mano, sinó que marcó un límite, huella, frontera, trinchera, parapeto, entre una parte y otra del brazo.
Solitario, aislado este tercer corte -el primero en realidad- es apenas un grafiti en la piel del brazo que entra en él oblicuamente a la manera de la firma sobre un cuadro. Porque es curioso que este tercer corte sea el único que cambia su dirección en relación al estricto sentido horizontal que conservan los demás.

¿Se debío tal vez a que ese tercer corte fue el primero y se realizó de manera titubeante?
Eso es improbable. El tercer corte -por la oblicua rectitud de su trazado- no acusa un recorrido tembloroso.
Si fuera primer corte, solamente se explica esta desviación por el cambio a horizontal de la totalidad de la escena.

¿Qué significa exactamente este tercer corte?
Si primero, este tercer corte es verdaderamente el ensayo general.

 

Entre el primer corte y el corte primero ( el tercero ) hay -aparte de piel- un 2º corte.
Hay un segundo corte
¿Hay un segundo entre corte y corte?
¿La interrupción de un segundo entre corte y corte?
¿Hubo además un segundo tras el corte? ¿lo hubo?

 

La cuarta línea, en cambio, es más reducida que las anteriores, pero vuelve a la dirección horizontal que había dibujado el primer y segundo corte del brazo izquierdo.
El trazado de la cuarta línea está brevemente interrumpido por un fragmento de piel, lo que podría permitir el suponer que:
a) La línea fue realizada en más de una etapa.
b) La hoja que efectuó el corte se levantó levemente.
El cuarto corte del brazo izquierdo reitera las marcas primera y segunda, descartándose de ese modo el trazado oblicuo que pudo haber impuesto el tercer corte.

 

El quinto corte de su brazo izquierdo delata su incrustación sobre una superficie distinta.
La superficie sobre la que aparece está modificada por una quemadura en la piel. Así este quinto corte se inscribe sobre ( o bajo ) la epidermis quemada, que se ha vuelto a ciencia cierta barro, barrosa, barroca, en su tramado.
El quinto corte, en cuanto entra en relación con otra forma de atentado, establece la dualidad de la marca:
a) Corte que fragmenta horizontalmente la verticalidad del brazo.
b) Verticalidad que también es resentida por la huella de la piel quemada.
c) Corte y piel quemada doblemente oscurecidas por el negro de la fotografía.
El quinto corte, más la quemadura es el ensayo de la escena corporal.

 

De las escenas anteriores se desprende que:

Definir aisladamente los diversos cortes resulta un subterfugio por cuanto ellos se articulan en la medida que cada uno va iluminando el recorrido de los otros.

(La eficacia de esta superficie rota es la indagación gestual reiterada)

Es plausible determinar un escenario objetivo a partir de las marcas sobre la piel:
Arrasados por la quemadura desaparecen los vellos de su brazo izquierdo, la costra levantada, erizada sobre los vellos quemados es otro decorado del ensayo general.

 

Lo verídico de los primeros cinco cortes más las quemaduras es pensarlos, por ejemplo, como pose y pretextos.

 

De los fragmentos anteriores más el sexto corte:

1. Sones arcaicos se entremezclan en su arte: reconocibles citas.
Registros de traza antigua también en su arquetípica plana; la hoja sobre la cual se escribe la marca.

2. La utilidad de su fragmentario rudimento: el metálico y fino instrumental se aleja de la huella fotográfica. Cotidiano material.
De triviales objetos se fabrica una pose.

Es traspasado. Su sexto corte es la abulia de los otros, el vértigo y el hábito.
El hastío del sexto elemento es un hilo suelto de las quemaduras, obseso y fugaz apenas se marca en los bordes. La quema-dura lo absorbe y determina todo. Se apropia del espacio lineal empujando, expulsando el sexto corte.
Brutal arrebato al tajo, mas la piel se ampolla oscureciendo la sexta línea.
La sexta línea por su debilidad es el excedente de su ensayo.

 

Hace frío, y tal vez sólo por eso tiende su pose en la plaza.
Se sienta en suelo con los pies descalzos, su cabeza está ligeramente inclinada hacia abajo, permanece así por un lapso de tiempo y luego levanta la cabeza y mira.
Mantiene la vista fija en pequeños parpadeos. Los dedos de su mano derecha sostienen la pequeña y afilada hoja. Sin mirarse la acerca hasta su cuero.
Se va a iniciar el Ensayo General.


( de Lumpérica, ensayo general, Diamela Eltit , 1983)

 

   
   

 

 

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