Supongamos:
Que se eligió azarosamente la superficie y sobre
ella se realizó también en cualquier sitio el primer corte.
De esa
manera, el tercer corte podría haber sido el primer corte que se hizo.
Si se atiende a lo oblicuo de su trazado, es perfectamente posible que
así haya sido. Al ver ese resultado oblicuo, pudo entonces haberse
corregido implantando la horizontalidad a todas las otras líneas. Si así
fuese, entonces el primer corte ( que es el tercero ) no vino a liberar
la mano, sinó que marcó un límite, huella, frontera, trinchera,
parapeto, entre una parte y otra del brazo.
Solitario, aislado este
tercer corte -el primero en realidad- es apenas un grafiti en la piel
del brazo que entra en él oblicuamente a la manera de la firma sobre un
cuadro. Porque es curioso que este tercer corte sea el único que cambia
su dirección en relación al estricto sentido horizontal que conservan
los demás.
¿Se
debío tal vez a que ese tercer corte fue el primero y se realizó de
manera titubeante?
Eso es improbable. El tercer corte -por la oblicua
rectitud de su trazado- no acusa un recorrido tembloroso.
Si fuera
primer corte, solamente se explica esta desviación por el cambio a
horizontal de la totalidad de la escena.
¿Qué
significa exactamente este tercer corte?
Si primero, este tercer
corte es verdaderamente el ensayo general.
Entre
el primer corte y el corte primero ( el tercero ) hay -aparte de piel-
un 2º corte.
Hay un segundo corte
¿Hay un segundo entre corte y
corte?
¿La interrupción de un segundo entre corte y corte?
¿Hubo
además un segundo tras el corte? ¿lo hubo?
La
cuarta línea, en cambio, es más reducida que las anteriores, pero vuelve
a la dirección horizontal que había dibujado el primer y segundo corte
del brazo izquierdo.
El trazado de la cuarta línea está brevemente
interrumpido por un fragmento de piel, lo que podría permitir el suponer
que:
a) La línea fue realizada en más de una etapa.
b) La hoja que
efectuó el corte se levantó levemente.
El cuarto corte del brazo
izquierdo reitera las marcas primera y segunda, descartándose de ese
modo el trazado oblicuo que pudo haber impuesto el tercer
corte.
El
quinto corte de su brazo izquierdo delata su incrustación sobre una
superficie distinta.
La superficie sobre la que aparece está
modificada por una quemadura en la piel. Así este quinto corte se
inscribe sobre ( o bajo ) la epidermis quemada, que se ha vuelto a
ciencia cierta barro, barrosa, barroca, en su tramado.
El quinto
corte, en cuanto entra en relación con otra forma de atentado, establece
la dualidad de la marca:
a) Corte que fragmenta horizontalmente la
verticalidad del brazo.
b) Verticalidad que también es resentida por
la huella de la piel quemada.
c) Corte y piel quemada doblemente
oscurecidas por el negro de la fotografía.
El quinto corte, más la
quemadura es el ensayo de la escena corporal.
De las
escenas anteriores se desprende que:
Definir aisladamente los diversos cortes resulta un subterfugio
por cuanto ellos se articulan en la medida que cada uno va iluminando el
recorrido de los otros.
(La
eficacia de esta superficie rota es la indagación gestual
reiterada)
Es
plausible determinar un escenario objetivo a partir de las marcas sobre
la piel:
Arrasados por la quemadura desaparecen los vellos de su
brazo izquierdo, la costra levantada, erizada sobre los vellos quemados
es otro decorado del ensayo general.
Lo
verídico de los primeros cinco cortes más las quemaduras es pensarlos,
por ejemplo, como pose y pretextos.
De los
fragmentos anteriores más el sexto corte:
1.
Sones arcaicos se entremezclan en su arte: reconocibles
citas.
Registros de traza antigua también en su arquetípica plana; la
hoja sobre la cual se escribe la marca.
2. La
utilidad de su fragmentario rudimento: el metálico y fino instrumental
se aleja de la huella fotográfica. Cotidiano material.
De triviales
objetos se fabrica una pose.
Es
traspasado. Su sexto corte es la abulia de los otros, el vértigo y el
hábito.
El hastío del sexto elemento es un hilo suelto de las
quemaduras, obseso y fugaz apenas se marca en los bordes. La quema-dura
lo absorbe y determina todo. Se apropia del espacio lineal empujando,
expulsando el sexto corte.
Brutal arrebato al tajo, mas la piel se
ampolla oscureciendo la sexta línea.
La sexta línea por su debilidad
es el excedente de su ensayo.
Hace
frío, y tal vez sólo por eso tiende su pose en la plaza.
Se sienta en
suelo con los pies descalzos, su cabeza está ligeramente inclinada hacia
abajo, permanece así por un lapso de tiempo y luego levanta la cabeza y
mira.
Mantiene la vista fija en pequeños parpadeos. Los dedos de su
mano derecha sostienen la pequeña y afilada hoja. Sin mirarse la acerca
hasta su cuero.
Se va a iniciar el Ensayo General.