..En
el ghetto homosexual siempre se sabe quién es VIH positivo,
los rumores corren rápido, las carteras que se abren de improviso,
los papeles y remedios tirados por el suelo. Y no falta la intrusa
que ayuda a recoger preguntando: ¿Y ese certificado médico
y pastillas?. ¿Y estas jeringas niña?. No me digas que
eres adicta.
En estos lugares, donde anida fugaz la juerga coliza: organizaciones
para la prevención, movimientos políticos reivindicativos,
eventos culturales, desfiles de modas, peluquerías y discotheques,
nunca falta la indirecta, la talla, el conchazo que vocea alaraco
la palidez repentina de la amiga que viene entrando. ¡Te queda
regio el sarcoma linda!, Así, los enfermos se confunden con
los sanos y el estigma sidático pasa por una cotidianeidad
de club, por una familiaridad compinche que frivoliza el drama. Y
esta forma de enfrentar la epidemia, pareciera ser el mejor antídoto
para la depresión y la soledad, que en última instancia
es lo que termina por destruir al infectado.
En
uno de estos lugares, al calor delirante de la farra marucha, es fácil
encontrar una loca positiva que acceda a contestar algunas preguntas
sobre el tema, sin la mascarada cristiana de la entrevista televisiva,
sin ese tono masculino que adoptan los enfermos frente a las cámaras,
para no ser segregados doblemente. Más bien jugando un poco
con el aura star de la epidemia, así, revertir el testimonio,
el indigno interrogatorio que siempre coloca en el banquillo de los
acusados al homosexual portador.
¿Por
qué portador?
-
Tiene que ver con puerta.
¿Cómo
es eso?
-
La mía es una reja, pero no de cárcel ni de encierro.
Es una reja de jardín llena de florcitas y pájaros.
¿Barroca?
-
No sé lo que es eso, pero puede ser, una verja llena de cardenales.
¿Y
donde conduce?
-
Al jardín del amor.
¿Se
abre?
-
Siempre está abierta de par en par.
¿Y
qué hay en el jardín?
-
Un asiento también de fierro, igual que la reja llena de...
Pájaros
y florcitas
-
Y también corazones.
¿Partidos?
-
Bueno un poquito, alguna trizadura por aquí, otra por acá,
pero sin flechas. Eso del angelito cupido es cuento hétero,
en vez de flechas, jeringas.
¡Huy
qué heavy!
-
¿Qué tanto? Si los pinchazos ahora me excitan.
Bueno,
estábamos en el amor. El jardín portador del amor. ¿No
crees que te corres del tema?
-
Siempre, nunca tienen que saber lo que estás pensando.
¿En
qué estás pensando?
-
Yo no pienso, soy una muñeca parlante. Como esas Barbys que
dicen I love you.
¿Hablas
inglés?
-
El SIDA habla inglés.
¿Cómo
es eso?
-
Tu dices Darling, I must die, y no lo sientes, no sientes lo que dices,
no te duele, repites la propaganda gringa. A ellos les duele.
¿Y
a tí?
-
Casi nada, hay muchas cosas por las que vivir. El mismo SIDA es una
razón para vivir. Yo tengo Sida y eso es una razón para
amar la vida. La gente sana no tiene por qué amar la vida,
y cada minuto se les escapa como una cañería rota.