Leo Lobos
Latido
con subterráneo pulso, desnudo nudo de la poesía
"un poeta nunca es
un manojo de accidentes e incoherencias que se sienta
a desayunar. Ha renacido como una idea; algo deliberado completo"
Yeats
“Mi sangre de magia
fluye hacia ti, bajo la profecía del alba”
Juan Sánchez Peláez
I
Algunas veces la distancia nos da un espacio entre otros que resalta
de luz por su suave llevar en arca la palabra, fusionando, recreando,
regenerando, sin perder el hilo que lo sostiene. Muchas veces, el
espacio viaja a otros suelos, bebiendo de ellos, sólo lo que nutre
por naturaleza su esencia. Un artista, conciente de la palabra genialidad,
puede, llegar y dar lo que por vanguardia originaria es: la mixtura
del hallazgo, el enigma cruzando esferas, límites para regresar como
un peregrino con voz propia, reconociendo lo ancestral del inicio,
percibiendo el movimiento de la época, hermanándose al don de ser
espejo que acrecienta el latido con subterráneo pulso, desnudo nudo
de la poesía. Esto y mucho más, encontramos hacia Sur, un artista
que navega con su discurso notorio, asimismo, como escucha el sonido,
nutre lo visual del universo de las artes. Leo lobos, lo hace, con
una particularidad cineasta, acoplándose y no al revés, al don de
poseer la palabra, entonces, muestra su naturaleza: Los vagabundos
del karma
El cielo es blanco como el suelo blanco
Ciegos e invisibles vamos
En esta marcha
Para no olvidar en nosotros
El recuerdo de nosotros que se borra insistente
¿cambiará esta luna?
La vivencia, lo blanco en lo blanco, -igual como es arriba es abajo-*;
el contraste lo hace el espacio vivido, nada es distinto cuando se
tiene miramiento hacia el universo como un igual, como parte de una
totalidad revelándose con giros, cambios, y ese reencuentro con el
íntimo instante, cuando se abre el horizonte por rapsodia de vida:
¿cambiará esta luna? Reflexión, ya del remolino hondo por aguas, sin
derretir lo que origina el albo matiz como esa misma luna que se espera
en su inmutable renacer - morir unida al mismo transito de papiro
circular: dominio del entorno sentido a través de un suceso que hasta
pasa a ser natal bajo su lumbre en cuarto creciente. Como signo del
reflejo, es espejo para el miramiento del ser, del camino ya inclinado
hacia el oeste paso acordado con -esta luna-, del mismo modo como
el poeta lo puntea por el encaro arco, en su poética: Nieve
- uno
Para ver Nieve en la noche
Debes cerrar tus ojos
En su transparencia
Radiante
Verás entonces
Con los ojos cerrados
Una
Vez más
Nieve dentro de ti
Observando y a la vez ser observado por la altura del reconocimiento,
originando la imagen trasportadora, en este caso, hacia dentro –con
los ojos cerrados- los retornos son ineludibles, se transmite, se
ensancha la mirada de la escena en vuelo por el ojo del águila, ese
mismo, agudo, para el renuevo, -con los ojos cerrados- planea dando
el rizo de la similitud: luz por noche para verter en el alma creadora
el asombro atento de lo blanco junto reto colectivo de lo humano derritiendo
lo oscuro: a partir de
a partir de los lugares crear
desobedecer a los superficiales
a los sin corazón no prestar oídos
y a partir de los lugares crear
por los contornos del globo
desplazarse cauteloso
atento a las señales
al instinto
de pie al pie terrestre al mar
un tren nocturno
ser
un aéreo modelado por el tiempo
Más allá, ese más allá, desdoblándose sintiendo la natura, -atento-,
sí, muy atento, como lo señala el mismo artista, Leo lobos -El
poema es un ser de lenguaje. El poeta hace lenguaje, haciendo el poema.
Esta siempre creando y recreando el lenguaje. Vale decir esta siempre
creando el mundo. Para él, el lenguaje es un ser vivo-. Tener
ya una lumbrera de ser lenguaje, cruzando de esa simiente, encontramos
el hilo ancestral del sabio caracol, andar y dejarlo en transparencia,
llenar y vaciar toda mar porque todo es lenguaje, todo tiene un sentido
claro para el poeta, todo vive, no tiene amarres en circular, libre
ya que como ser, participa del diálogo de lo que no es reconocible,
haciendo volar al viento, congénito del propio vuelo construye entre
líneas, se reconoce como regenerativo, vuelo al viento, -aéreo modelado
por el tiempo- , asimismo, al ser palabra, -atento-, por ello, puede,
darnos oleajes y traernos a la orilla –de pie- como -un tren nocturno-,
donde el rumbo llega a tiempo para el nuevo viaje, ya sea hacia el
interior, dando la permuta de lo externo en unión con sus paralelos.
Entonces, residimos dialogando sin barrera, de lo percibido por el
tragaluz muy bien abierto hacia el mundo, hacia lo cósmico nato, porque
para Leo, decir -tren nocturno-, tren que pertenece a la noche, -su
noche, en lluvia, su luz, en eternidad, su vuelo-, a causa de estar
contemplación, como ser, como otro similar, como parte de ese éxodo
dador de seres del lenguaje -ser lenguaje- en su libertad visualizadora:
palabralengua
cuando el que escribe
se convierte en escritura
cuando el que habla
en palabras se transforma
estos sonoros hilos
lineales vínculos
que vienen del ovillo
de la sangre
alada
que
llevamos
movimientos
poblados
arenales
son
ocasionales rasguños en el viento
Sólo leer, sólo concebirse con el lenguaje, con el poeta, ya es
entrar y continuar caminando tras sus signos –que viene del ovillo
de la sangre-, mágico tejido, buscando el ritmo interno que posee
todo artista -ser-, desde el primer respiro pulsando el día: escribo
escribo si
día a día
fuego
escribo
por el sol
ciego
de palabras
voy
uno entre los múltiplos
melancólico
tímido
feroz
es la letra que me escribe
Escribiéndose, re-escribiéndose, bajo el caudal que por ventura
da vida, bajo el cobijo más alto de luz, se deja llevar entre sus
ondeos por ser -ser lenguaje- de muchos, cuando reconoce que hay un
instinto, un expandirse sobre cualquier superficie con su temple de
ánimo. Lo llamativo de lo sencillo permanente, es una cualidad del
artista, dándole fuerza al verso, entre lapsos abona la imagen cumbre
–es la letra que me escribe-: el fuego pasa a ser carbón, el sol pasa
a ser sibilino, el ser lenguaje pasa a ser eje de lo que va nombrado
la desnuda voz, visitando al libre pensador: pensamos con palabras
y la palabra es imagen, es muy dadora de lo encontrado a modo de velo
de lo sensorial por natura, se reluce. Leo Lobos con su estilo renombra
una vez más, que la palabra es: espejo del reflejo mismo de su linaje,
sin máscaras lo evidencia, mediante su albedrío cotidiano, cruzando
su sentir pensante, voz - diálogo, respira al sonido, sin vacío, atrapa:
digitaciones
en los oídos
a la distancia
un castillo de naipes
se levanta
digitación ecos
de un
lenguaje
memoria impresa
al
hablar
una
asfixia
Con apenas pocos pasos recorridos, para encontrar el infinito de
este comienzo, siendo todo un inmutable comienzo, al escalar, ahondar
el universo de un creador, por ello, me entremezclo por el trecho
de su voz y en mi voz, encuentro un río por donde buscar la mar pulsando
el horizonte de un cántaro canto dibujando: en una otra esfera
una vocal
una respiración apenas
un silencio enmarcado
una luz
un resplandor
deslumbramiento
es
el canto de un pájaro
en el bosque reducido de su jaula
Los signos, van dando un salvoconducto, qué hay detrás de -un silencio
enmarcado-. Podemos regodear lo inmortal por este espacio, con esa
contemplación de todo en un Todo de Leo Lobos, sin embargo, haberes
de -luz- un símbolo constante en su poesía, cediendo destellos despojando
el asombro del mismo modo –el canto de un pájaro-, dando dos lecturas
paralelas, hacia otro espejo que lo sustenta: lo maleable a través
de la pintura, la música; parajes ineludibles del poeta, ser fusión,
conocedor de lo que un artista debe ser, buscador de esencias compartidas,
engranados por una sola vertiente ser -ser lenguaje- pleno: en
esta casa
en esta casa soy un pintor inofensivo
que busca otro
sol
en las flores una gota de rocío
Estar escrito, sostener “Cosas entrelazadas, criaturas concentradas
en movimiento múltiples proscriben el ente resaltado o retenido.”,
como lo esboza Ida Gramcko en su poética, ese –estar- lo alimenta,
con tonos cuando se asoma como observador en correspondencia con lo
efímero del instante para hacerlo trascendente en su nervio natural.
Leo lobos, lo rebasa, enlazando el grano escribiente por la -gota
de rocío-, para perdurar el tallo de lo labrado en la literatura.
La savia
navegando con lo visual etéreo
II
"Nosotros somos los buscadores
y somos la meta.
Somos viajeros, somos camino y también posada"
Dshelaleddin Rumi
“Nada Hay aquí
para la vacilación. Un cuerpo recio, una luz densa, incapaz de interrupciones,
levanta su anónimo haz y acoge… penetra y abulta cada una de las
nervaduras de las formas hacia lo desnudo y en franca muestra.”
Hanni Ossott
La vida, es una eterna metamorfosis de las formas, abarca con su
esencia la naturaleza por centinela. Los entes dejan su ser, se revelan
a través de otras que se han extinguido de ser. Tan movimiento va
reuniendo usanzas de lo cotidiano al estar en ritmo de sus revelaciones.
El día pasa a ser noche, la vigilia pasa a dar la visión creativa,
entre los polos engendrándose uno a otros. La fuerza de la esencia,
es ir trazando bocetos de la misma, con seriedad circular, uniendo,
tejiendo ojos que observar el azul en amasijo con otros pares. Recuerden
la escritura es un dibujo; no hay diferencia, ser imagen y lenguaje
para Leo Lobos, hospedándose en el dibujo, en los collage poéticos,
sin contradicción dando lecturas universales viniendo sobre espirales:
germen fuego, lumbre afín del origen, armonizando con todos sus escenarios
en permuta: Turbosílabas
sobre una nube del siglo
veintiuno tabla rasa de colores
significativos de material-espíritu
Como la Tierra anda veloz
lo importante es el instante
su arrullo sabe más
Respiro, respiro, respiro
una y otra vez desde el 66
respiro de nuevo aire tiempo
palabras, palabras
En el otro lado del mundo
el océano exterior entra por mis
ojos giro atrás una sola
vez desde cubierta los tripulantes
parecen irse en el viento
El sol es un óvulo
de pronto el mar es
el cielo la montaña un árbol
recién plantado ante mí
Hablo desde donde estoy
hablo y escribo una carta
Santiago- París el origen
esta en las aguas
Lo visto es fascinación
temporales de cerebral y oscura
antimateria fragancias sabores
terrestres resplandores de eternidad
Un remolino aburrimiento azota
este valle un aullido desde lo alto
ilumina un pensamiento salido
desde una noche cualquiera
Se es
un copiloto en la lectura del tarot
la estrella que anuncia la hora del fin
un computador que espera
su encendido
No se cura la rama cortada
pero siempre crece otra rama en el árbol
gaviotas deseos aparecen
caballos desde la niebla
Una tecla al lado de otra
tecla una letra
un destino un camino
por entre los pinares
Despacio el aire va
entrando a los pulmones
despacio el aire va saliendo
traguen todos todas sus palabras
Decir, no es sólo una herramienta poseedora, sino avalar el recobro
de la expresión con mucha afinidad de presencias, cazando luz, soltando
la red inagotable del divisar, ojear, pintar, escuchar, palpar, siendo
parte de la marcha, radiando la válvula de época, sobre el otro ojo
intermediario –portavoz- en relación con lo oriundo emigrando de su
mágico pulso - lo importante es el instante-; hay mundo verboso del
círculo variable donde no se disipa, -observa- sin que nada sea extravío
- Se es/ un copiloto en la lectura del tarot- porque es circular,
es sentirlo, siendo un mediador del transeúnte reflejo llegando hasta
el reloj tendido sobre tantas arenas, redondo, reaparece al virar:
- No se cura la rama cortada/ pero siempre crece otra rama en el árbol-;
pulcra forma de verter lo atinado, llamativa mediación dando el inicio
del otro día, delineándolo, porque Leo Lobos, hace realidad el barajar
la metáfora, la mundología del instante vivido, y saber trasladarlo
cuando armoniza con los instrumentos sonoros poseyendo el ritual mito:
-El sol es un óvulo/ de pronto el mar es/ el cielo la montaña un árbol/
recién plantado ante mí-. Todo es un estreno, para el asombro del
creador, el reencuentro, lo esférico, como apunta Ida Gramcko, “La
forma circular es la infinita”. Turbosílabas, unos de los poemas,
que recoge la esencia de otros poemas, la visión que se unifica por
un solo signo –redondo óvulo-, renacer de la esencia, reconociéndola,
celebrando, regenerando la totalidad de espacios, otro reto de Leo
lobos, dominando la brevedad, estampando el latido del mismo reloj,
del sabio caracol en su blanco tejer arcos, dentro – fuera, al ser
un fusionado con las artes comunicadas, del disfrute de las mismas,
alimentando lo visual por los puertos sin linderos de esquinas, entonces,
el acontecimiento -poético visual- se instala más alto del acto al
ser apelativo del diálogo, para forjar realmente el cultivo de la
poesía en ella misma, dando su derrame de agua a la luz, tonificada,
intacto y sostenido abonando arqueo: So you to me
Leyendo a Gael Turnbull
y mirando pinturas de Lucian Freud.
A Monsieur Charles Baudelaire.
Es mejor dejar pasar
las balas y rendirse
ante tu destino
sabes
bien y mal son
nombres que pueden
significar la misma
flor
Magistral, forma de reconocerse, germinando del murmullo de una –flor-
para atinarse al testimonio solazado de su intervalo -ir y venir-,
afirmando su época. Citando a Hölderlin, “desde que somos un diálogo/
y podemos oír unos de otro”, podemos entrar a otras cuencas de
la misma –“cadena que rueda de siglo en siglo”**-
sólo dialogando, sólo sintiendo el –ser lenguaje-, único enlace, para
crear en lo creado: escenario fundamental, para un visionario de su
tiempo y espacio. Leo Lobos, lo plantea, lo innova, fundiéndose cada
vez más, en la rapsodia de ser uno en todo; ser un artista total,
representativo de lo que está por advertir: -bien y mal- lo latente,
lo activo, lo que está entretelas aún, mientras aplaude lo meritorio
sin dejar de ser el observador, la mirada dentro del milenario árbol,
desatando la palabra estrella de lo oscuro, siendo luz en voz que
vierte sobre lo nevado desde el Sur, desde donde va dejando su legado,
su ranura vanguardista, -ante tu destino- de su redondez en lienzos,
esferas, ojos cósmicos, anudándose al imperio azul -nombres que pueden-
volver a las aguas sobre el cristal espejo con conciencia de su genialidad
sembrada, tanto en lo visual - escrito. Lo anónimo, es el hallazgo,
-flor- la sorpresa del niño, lanzando un sin fin de barcos al arquetipo
de su mar, en ella, lo encontramos, nos regodeamos, del su talento
nutriente, mismo inicio, cuando visualizo, el cineasta, el guionista,
el que coloca la savia, estilizando al real mundo; lo inmaterial le
pertenece, ya que puede volverlo, sal sobre sangre de la ceniza ancestral:
somos
una tribu de postmodernos recolectores
en el jardín secreto de Jabuticabas
nos alimentamos
de raíces ancestrales que se pierden en el tiempo
Europa, África, Asia, Oceanía
América del Sur
es
nuestra
casa.
Tomando como referencia a Bachelard “Cada poeta nos debe, pues,
su invitación al viaje.” distingo el desplazamiento por el subterráneo,
siempre como lectora: nada se aleja, todo lo atrae, sintiendo el viajero
gozo. Así, los encuentros en -de raíces-, que han amanecido desde
siempre sobre la columna humana: sin pasado, no hay presente, evitando
lo andado nos privamos del futuro, ese más allá de la poesía como
una exposición de la cultura. Cuando se tiene evidencia de ello, los
continentes dejan de ser aislados, se tejen los lazos, lo mitológico,
lo congénito, para nombrar -América del Sur- donde pertenecemos,
donde hay una subcultura bajo tierra, que nos llama, que palpita y
–es/ nuestra/ casa.-, la de todos los habitantes de la palabra, la
que se apodera Leo Lobos, con resucita conciencia del viaje de regreso:
sus orígenes, su visión, su vivir en comunicación con todos los entes
perceptible – incorpóreo, con sus aliados en –ser lenguaje-, íntimos
labradores de real raza poética sin tiempo, cruzando espacios, conviviendo,
compartiendo este traslado de andar todos, resguardando, la totalidad
como parte de su vida. No hay distingos, sólo luz, para dar, y como
dador puede llamarse artista visual, con un verbo reconciliador sin
negar su fuego primogénito, fluyendo vuelo al vuelo en el enigma –
signo, pálpito velo de su renuevo navego, su-yo lámpara librando:
líneas junto al cerco:
Un viento de otra estación
se lleva la mañana
me dicen por teléfono
un claro mediodía del año
este
escribo y seguramente
escribiré
sobre cuerpos tibios
líneas junto al cerco.
A raíz - ser, -escribo- árboles aquí, atómico instante, -escribiré-
pájaros armonizando aquí,-se lleva la mañana-, estrellas, sol, tierra,
aquí – me dicen por teléfono-. Existe por visible en custodia, del
aquí, -un claro mediodía del año-, porque el mañana se levanta con
el respiro, ya ese respiro anuncia el primer dibujo, la primera -línea
junto al cerco- del instante creado, como peregrino de distintos intervalos
en reflexión venidera, cíclica, pero no repetida: recrear ya es un
signo de luz, luz que no hay apague para otro sol. Leo, insiste en
ello, trasmutado, por la dinámica cruzada del quehacer: afinidad de
oficio, labor de coexistir hacia lo renovado, juntando arcanos ojos
del impar ánimo- forma- entorno y nunca vuelve atrás: planeo
salto
giro en la transparencia del mundo
más allá de las estrellas
aquí en este lugar del mundo construimos
un museo de inmensas novedades
neos jardines de flores y espinas
el agua y la luz
el gas
el pan
la leche y el té
los huevos
no faltarán
a la mesa, el vino
la familia
la compañía
la amistad
la necesaria soledad
escritura y oración
lectura y reflexión
antiguos viajes olvidados
nuevos viajes
pinturas
fotografías, cine
más poemas, jazz y soul
.. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ...
salud y amor, por el desnudo nudo de la poesía, con lo visual
etéreo, en su pintura (Echo of another sonata 2007), en sola
visible savia, navegando con voz propia: Leo lobos.
Siempre
Sencillamente
Milagro Haack.
Escritora, poeta, artista visual.
Valencia la de Venezuela.
Nota:
* El Kybalión (Hermes Trimegisto)
** Charles Baudelaire
* * *
Leo Lobos: (Santiago de Chile,
1966) poeta, ensayista, traductor y artista visual. Estudios universitarios
de castellano, filosofía, bibliotecología, y comunicación. Ha publicado
entre otros: “Cartas de más abajo” (1992), “+Poesía” (1995), “Ángeles
eléctricos” (1997), “Turbosílabas. Poesía Reunida 1986-2003” (2003),
Un sin Nombre (2006), NIEVE (2006). Laureado UNESCO-Aschberg de Literatura
2002, realiza una residencia creativa en CAMAC (www.camac.org), Centre
d´Art Marnay Art Center en Marnay-sur-Seine. Leo Lobos ha realizado
desde el año 1987, una labor de difusión y producción cultural en
Chile junto a escritores, músicos, artistas visuales, arquitectos,
en teatro, y danza contemporánea, además de trabajos de experimentación
artística con nuevas tecnologías. Activista de Derechos humanos y
medio ambiente, desde el año 1993 forma parte del equipo de la Comisión
Chilena Pro-Derechos Juveniles (CODEJU) que crea y desarrolla la propuesta
PREMIO JOVEN DE LA PAZ, presentada en la Cumbre del Milenio (el año
1999) en las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York.