Además de la reedición de su segundo
volumen de cuentos, aparece Hallazgos y Desarraigos una completa compilación
de ensayos y crónicas sobre literatura y política, abriendo
un terreno ideológico aun desconocido de Wacquez, fallecido
en 2000 en España.
Según cuenta Alfredo Bryce Echenique, el escritor
Mauricio Wacquez fue desconcertante, hilarante y arbitrario
en la última conferencia que dio, en 1996 en Mallorca. A cuatro
años de morir, el autor de Epifanía de una Sombra
planeaba por toda la narrativa
chilena del siglo XX, apuntando animadores generacionales, calificando
obras y organizando temáticamente a grupos de escritores. Acelerado
y sencillo, más que gracioso, Wacquez parece que nunca hubiese
dejado Chile, pese a que en ese momento llevaba casi 25 años
en España.
Leyendo ahora la conferencia La
última generación de la narrativa chilena, -claro,
exagera al nombrar a Jaime Collyer como el animador de la nueva narrativa
de los '90- pareciera que Wacquez nunca hubiese dejado Chile y que
por el contrario, hubiese leído durante la semana de su lanzamiento
cada novela aparecida en los últimos años, e incluso
algunas antes de su llegada a imprenta (El Contagio de Guadalupe
Santa Cruz). Sin embargo, su dirección no estaba en Chile y
durante décadas, su nombre apenas atravesó exclusivos
círculos literarios y académicos.
Sólo tras su muerte, en septiembre del 2000, Mauricio Wacquez
volvió con fuerza y actualmente es reconocido como uno de los
mejores narradores de las últimas décadas. Su obra,
perdida en el tiempo, ha sido parcialmente reeditada últimos
años por Sudamericana, misma editorial que ahora trae del vuelta
el volumen de cuentos Excesos, inicialmente aparecida en 1971.
A él, se suma el libro que ahora edita la Universidad Diego
Portales (UDP) Hallazgos y Desarraigos, una completa compilación
de artículos y ensayos que Wacquez publicó en diarios,
revistas y libros.
Hallazgos
Con un sentido prólogo del peruano Bryce Echeñique,Hallazgos
y Desarraigos estuvo a cargo de la estudiante de literatura de
la UDP, Paz Balmaceda (21 años), quien pasó un
año entero ubicando los 44 textos que se incluyen en el volumen
de 370 páginas. Aunque la mayor parte de los artículos
fueron publicados en revistas o diarios españoles como La Vanguardia,
también hay prólogos para obras de Jean Cocteu o T.H
White. Lo último es la memoria con que se graduó en
1965 de profesor de filosofía en la Universidad de Chile, guiado
por Humberto Giannini.
Aunque la memoria, dedicada a estudiar el lenguaje de San Anselmo,
resulta de innegable interés académico, es en el resto
de los ensayos donde recae el mayor interés de Hallazgos
y Desarraigos. En ese sentido, en el primer apartado del libro
se encuentran rastros innegables para leer al mismo Wacquez. En artículos
sobre Jorge Luis Borges, Jean Paul Sartre, Margerite Yourcenar, Julio
Cortazar y Ernest Hemingway no sólo abre nuevas versiones sobre
sus obras, sino que a la vez ilumina la suya. Wacquez da cuenta desde
donde viene.
En ese mismo sentido, en el segundo apartado –La Generación
Desvencijada, dedicada a las letras chilenas- Wacquez también
da cuenta de sus orígenes. José Donoso, una suerte de
“padrino literario” del autor, es reseñado en dos artículos.
Sus pares generacionales también están presente: de
Jorge Edwards y Antonio Skármeta, se ocupa el autor de Excesos,
y aunque amigos, se dedica a analizar sus obras desde una mirada desprejuiciadamente
crítica.
Más allá de los artículos literarios, una de
las más interesantes "sorpresas" de Hallazgos
y Desarraigos son los artículos dedicados a analizar cuestiones
políticas. Ensayos como "La doble moral frente a la droga",
"Los socialistas y Europa", "Los socialistas y la izquierda"
-todos del '84- dan cuenta de un Wacquez aun desconocido. Evidentemente,
el capítulo Distracciones de Época abre un terreno ideológico,
cultural y reflexivo del escritor que hasta ahora estaba desperdigado;
ubicable en historias orales o uno que otro libro de difícil
acceso.
Excesos
Tampoco era hasta ahora de fácil acceso Excesos. Prologado
por la filósofa Carla Cordua en su nueva edición, el
volumen de cuentos que editara en 1971 es una colección de
relatos que Wacquez escribió
en Francia, siempre teniendo en el rabillo del ojo a Chile. Un libro
que en el año de publicación, Antonio Skármeta
describió como una obra plagada de héroes desvalidos.
"Por disposición natural o voluntariamente, los personajes
de Wacquez accionan motivados por su desvalimiento. Afirman su existencia
poseyendo o siendo poseídos por otro ser. Existen en tensión
hacia otra persona y en el tiempo de cada relato consumen su vida
en esas relaciones", anotaba Skármeta.
Mientras Skármeta ponía su acento en los desvalidos,
la edición francesa de Excesos recibía el apoyo
de Julio Cortazar, quien en el prólogo aseguraba que Wacquez
tenía la "clave" y "la llave" para cosas
como ésta: "En el amor todo monólogo se niega a
si mismo, como por razones paralelas, todo diálogo es de alguna
manera un monólogo en otra dimensión del ser; en el
amor, hablar es crear espejos, entrar en ese juego de facetas hialinas
que se devuelven las imágenes desde un torbellino de ceniza
y falenas. Para cosas así parece tener la clave Mauricio Wacquez”,
apuntaba el argentino.
Excesos, al igual que la reeditada Frente a un hombre armado
y la primera parte de sus memorias inconclusas Epifanía
de una sombra, parece destinado a acaparar buenas críticas.
Nada nuevo para Wacquez, de quien José Donoso hablara como
un escritor “de talento excepcional”; se suman lo halagos de Germán
Marín, Cristián Barros, Pablo Simonetti y Camilo Marks,
entre otros. Su literatura y vida, toda una obra paralela y de trágicos
ribetes, será motivo de conversación en la Feria del
Libro del Parque Forestal esta tarde -19:00 horas- entre el escritor
y periodista Andrés Gómez y los críticos Álvaro
Bisama y Alejandro Zambra.