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"Completa", de Paula Ilabaca

Binariedades efectivas


Por Patricia Espinosa
en Rocinante Nº. 65, marzo. 2004


Paula Ilabaca (1979), en una descuidada edición, con más de un par de erratas, sin índice ni año de publicación, ha publicado su primer libro, Completa. Es un volumen de textos poéticos que compensa el desorden editorial mediante el predominio de una asfixiante perspectiva de mujer inmersa en el sinsentido, el gran tedio, el desamparo y sus múltiples interferencias. Ilabaca expone una poesía que depende excesivamente de la presencia de un masculino que daña pero al que se mantiene presente. Creo que la estructura heterosexual y polar que sustenta estos poemas funciona como recurso tropológico en tanto la autora requiere identificar el poder —masculino— para luego desde allí asumir la condición negativa que siempre trae adherida un poder castrador, el que pareciera cumplir su cometido. Por ello, la poesía de Ilabaca asume la reiteración, el desajuste verbal tendiente a exponer la no-salida y la vejación permanente: “siempre vuelve siempre muerte vuelve / el asesino esperma al lugar de su crimen”. Sin embargo, es la mujer quien ejerce el control sobre la palabra, produciendo así discursivamente al hijo, al hombre, al ángel perseguidor —quien no deja de acosarla— y a sí misma. Lo masculino deja la huella y comete permanente crimen en la materialidad del cuerpo de la sujeto lírica. Pero es en el espacio textual donde ella parece ganar la partida.

Ilabaca construye enunciados que se niegan a la completitud; textos abiertos en su desenlace, en términos de verso y enunciado global. Se trata de la inserción de palabras que desvirtúan la secuencia significacional e instauran una segunda posibilidad en el devenir del texto. Es la escritura, de tal modo, la encargada de frenar el sinsentido, de frenar o exponerse al castigador —que también a veces le permite placer— y ofrecer, mediante sucesivas reiteraciones, las evidencias de un presente atrapado por el mal, pero subvertido en tanto conciencia de que en la materialidad de la palabra y del cuerpo es posible alterarlo.

El cuerpo es uno de los temas centrales en la literatura de mujeres que denuncian el orden patriarcal. El cuerpo como espacio textual y como único lugar de dominio y control ante un mundo determinado por la disyunción masculino/femenino. Ilabaca alude al acto de creación que, por supuesto, deviene de la materialidad del cuerpo, señalando: “escribo de cabeza con la mano vendada”. Es el cuerpo averiado el lugar desde donde la palabra es expulsada. Un cuerpo cuyo sostén no son los pies, la verticalidad y soporte físico, sino la cabeza. El cuerpo es tanto el de una araña como el de una mujer que da a luz ratas o un niño al que estrangula. En definitiva, modos de cuestionamiento a la genealogía de la mater familias que impone concebir, embarazarse, ser feliz a pesar de que: “la carne se me hace hilacha / empelotándome explora / mi pezón híbrido el vacío”. Estamos ante la exposición de una estrategia emancipatoria ante la clausura cultural de la identidad femenina. La poeta intenta desarmar la binariedad mediante la irrupción de esta mujer escindida, pero capaz de articular con intensidad su condición de sujeto. Ser es un espacio de praxis y es en la performance sincrónica y espacial de la diferencia, como diría Homi Bhabha, donde se reelabora la condición del sujeto y de la otredad. Ilabaca nos entrega una poesía que se niega retorcidamente al tiempo despótico, al tedio, pero que al mismo tiempo los asimila, instalando una palabra que vuelve para cuestionar aquellos esquemas construidos socialmente y que nos permiten concebir algo como real, tan real como la condición subordinada de la mujer. Para ello no deja de desestimar y valorar la multiplicidad de los significantes que constituyen el discurso en torno a lo masculino y femenino.

Completa es el devenir de una escritura de mujer aconteciendo desde una heterosexualidad que radicaliza el problema de la identidad de la sujeto como negación y deseo, reivindicando el cuerpo/escritura como fin de la clausura patriarcal. Desde cierto punto de vista corresponde a una estructura simple, pero que no deja de ser efectiva.


 


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Paula Ilabaca: "Binariedades efectivas", de "Completa",
por Patricia Espinosa,
Fuente: Rocinante, Nº65,
marzo de 2004.