Territorios 
de piel como territorios políticos: el cuerpo 
poético en Completa 
de Paula Ilabaca
Por 
Pedro Montealegre*
"Se 
conoce sola"
Paula Ilabaca Núñez
 
Primero: 
¿cuerpo generacional o generado?
La vigencia del sistema generacional 
como principio organizador de las prácticas asociadas a la creación 
verbal hoy resulta cuestionada. La historiografía literaria chilena ha 
hecho uso de este método para definir la jerarquía, ingreso o exilio 
de autores y textos a un campo literario determinado; sin embargo, no problematiza 
las preguntas sobre el escenario, tiempo y espacio tanto de donde se da lugar 
el hecho literario como de su análisis. Esto se produce en la medida que 
esta plantilla no logra definir o abarcar aquellos textos que de algún 
modo se resistan a la administración de cualquier medida o modelo. Este 
sistema, más bien, corresponde al ejercicio del poder activo de quien, 
institución o sujeto, está investido por la autoridad -o por la 
violencia- para ejercer de comisario. Se reconoce así, dado que se lo permite 
un campo conformado por imaginarios simbólicos, discursos, representaciones 
e ideologías dominantes que construyen -y que a menudo niegan su calidad 
de conformación- lo que se llama literatura nacional o literatura chilena. 
 Perpetúan 
y difunden con la mención y reproducción de ese canon(1) 
un aparato ideológico estatal que sustenta una idea de nación, país 
o república de las letras, promoviendo la estabilidad del mismo. Es así 
que del estudio de Ricardo Cuadros (2005), refiriéndose al trabajo de académico 
chileno Cedomil Goic -defensor del método generacional- se puede concluir 
lo siguiente: todo trabajo de periodización o de fijación de generaciones 
literarias está tamizado por las pre-concepciones estético ideológicas 
de quien hace esa categorización. Por lo tanto, de quien esta autorizado 
para ejercer ese poder(2).
Perpetúan 
y difunden con la mención y reproducción de ese canon(1) 
un aparato ideológico estatal que sustenta una idea de nación, país 
o república de las letras, promoviendo la estabilidad del mismo. Es así 
que del estudio de Ricardo Cuadros (2005), refiriéndose al trabajo de académico 
chileno Cedomil Goic -defensor del método generacional- se puede concluir 
lo siguiente: todo trabajo de periodización o de fijación de generaciones 
literarias está tamizado por las pre-concepciones estético ideológicas 
de quien hace esa categorización. Por lo tanto, de quien esta autorizado 
para ejercer ese poder(2). 
Completa 
de Paula Ilabaca Núñez (Santiago, 1979)(3) 
no podría situarse en alguna generación. Los intentos(4) 
a partir del nuevo siglo por instaurar un modelo de poesía novísima 
en la que se incluiría esta autora -llamada Generación del 2000, 
aparentemente nueva y transgresora- no profundiza en la herencia o en las relaciones 
dialógicas de esos textos con sus condiciones de producción. Me 
refiero a los discursos que reactualizan y a sus referencias hipertextuales. O 
más específicamente, a la conflictiva multiplicidad de estéticas 
antecesoras y actuales invisibilizadas por el mismo afán clasificatorio 
o nominativo. Esto ha dado pie a que se validen sólo algunos autores -en 
desmedro de otros- en la medida que pertenezcan a tal o cual grupo. No podemos, 
de esta manera, justificar la elección de este libro salvo por su actualidad, 
por su aparición crítica en un contexto dominado por un discurso 
normalizador y estandarizante: el de la poesía joven y el de la poesía 
femenina chilenos. También lo consideramos a partir de nuestros objetivos, 
ya que nos permite hallar en él una relación entre cuerpo y territorios 
políticos del que se pueden obtener lecturas críticas y productivas 
en vista de cuestionar los cimientos culturales y simbólicos del orden 
patriarcal.
El libro que hoy nos interesa, parodia, ya desde su título, 
una política de la unidad metafísica entendida como dispositivo. 
O sea, como un sistema diseñado por partes con una finalidad determinada, 
cuyo correlato extremo en la literatura está dado por el monstruo creado 
por Mary Shelley(5). Para ser completa, 
de acuerdo a esto, hay que cumplir con los requisitos; es decir, con las condiciones 
de su posibilidad instrumentalizada por el deseo del otro. Éste es el que 
dispone las cláusulas, las estrategias de su diseño y producción 
para que así este mecanismo, o, mejor dicho "mecanisma", tenga 
razón de ser. ¿Resultará contradictorio que este libro se 
genere en relación a un otro especulativo y una otra especular, 
en la medida que su política de relación discute, al mismo tiempo, 
la noción de término o acabado del texto al truncarse el proceso 
comunicativo en la medida que algunos textos no finalizan? ¿Se entiende, 
por otra parte, la apropiación de los agentes literarios de un libro-cuerpo-territorio 
que les discute, les pregunta y dificulta su tarea en vista de que borra las huellas 
para su búsqueda o quita las asas para su manipulación? La parodia 
se desliza hasta conformarse en una ironía. La política de enunciación 
que gobierna este texto está dada por el uso de anacoluto retórico 
como una estrategia de creación y de acción poética. Ésta 
produce, al mismo tiempo, la analogía de este cuerpo retórico malogrado 
con la sujeción de un cuerpo humano, primero, a la misma posibilidad descentrada 
de afirmarse como sujeto/a, para luego reconocerse encarnado/a y limitado/a por 
él de modo problemático. No cabría ubicar este libro cómodamente 
en el diseño de una generación y su instrumentalización política. 
Utiliza un lenguaje en crisis para hacerse cargo de un cuerpo -que por extensión 
es un mundo- igualmente en crisis. Podemos decir, introductoriamente, con Nelly 
Richard:
"la reivindicación de esa presimbolicidad 
del cuerpo como zona anterior al corte lingüístico y a la legislación 
paterna del signo, lleva a muchas feministas a asociar lo femenino a lo biológico-natural 
de un cuerpo de origen: a re-esencializar el 'yo' de la mujer, atándolo 
a la naturaleza biológica de una femineidad primaria /…/ Más bien, 
lo femenino es la construcción móvil de una subjetividad en proceso 
que se va modelando en función de las circunstancias de acción y 
discurso que la involucran contingentemente y que le exigen maniobras diferenciadas 
y compuestas que se vayan reajustando tácticamente según las organizaciones 
de códigos llamadas a ejercer poder o la violencia simbólica". 
(Richard. 1996)(6) 
A 
partir de lo que dice Richard, creemos necesario constar que este trabajo tiene 
como objetivo general dar cuenta de la filiación e interrelación 
que se produce, primero, entre una práctica de re-simbolización 
del cuerpo femenino pero no centrada necesariamente en la in-corporación 
de esos signos -o su cuestionamiento- a un campo cerrado de relaciones, a su radical 
biologización. Y por otra parte, considerarla inserta y en apertura hacia 
un contexto discursivo donde lo femenino se redefine conflictiva y políticamente 
en el juego de dialogías sociales y con respecto al lugar que ocupan los 
textos hechos por mujeres(7) al interior 
del campo de la literatura chilena. Creemos en una mirada descentrada para hablar 
de lo femenino como "algo que desmonta la ficción idealista de un 
yo unificado y de un sentido linealmente representativo de una supuesta coherencia 
de identidad" (Op. Cit.1996). O también, al hecho de considerarlo 
como "articulador simbólico" entre las periferias culturales 
y la misma política de (in)definición de subjetividad.
Pretendemos 
en este trabajo explorar las nociones de cuerpo poético y cuerpo físico 
como territorio de enunciación y acción políticos. Intentaremos 
analogar, por lo tanto, el texto Completa con un proceso continuo e inacabado 
de territorializaciones y desterritorializaciones del cuerpo poético -y 
por lo tanto, político- que intenta esbozar una subjetividad femenina. 
Para ello, nos proponemos aislar algunas condiciones de producción del 
libro: datos relevantes acerca de la historia y la historiografía crítica 
en la que él se inscribe así como también las particularidades 
discursivas del texto que den cuenta de nuestros objetivos. Enmarcaremos teóricamente 
este trabajo con una mirada interdisciplinar -entre la filología, la filosofía, 
la política y estudios culturales- y utilizaremos una metodología 
basada en el análisis general del discurso.
Segundo: género 
y poesía chilena de cambio de siglo
Una vez terminado el gobierno 
de Eduardo Frei Ruiz-Tagle(8) (demócrata 
cristiano, partido de centro-izquierda) y comenzando la etapa de Ricardo Lagos(9) 
(socialista), el año 2000 se caracteriza por la instauración del 
"modelo chileno": un neoliberalismo al parecer ad hoc y ejemplar, 
ensayado y fermentado durante la Dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Éste, 
en apariencia, impulsaba la economía nacional a reconocerse social y políticamente 
solvente o segura, garantía ilusoria de estabilidad en la región. 
La situó, en realidad, de modo problemático en ese espacio dados 
los buenos resultados en los balances comerciales y produciendo, al mismo tiempo, 
la necesidad de consumir como pre-requisito para existir; es decir, la póliza 
aseguradora de una escogida representación de éxito. No consideraba, 
finalmente, las bolsas de pobreza, la miseria real pero escondida que no computaba 
para el cuadro de honor. Se emite el discurso enfatizado en un deseo de reconciliación 
y de vuelta de página -la llamada transición hacia la democracia- 
lo que propondrá, coincidentemente con lo anterior, la nueva situación 
de Chile con respecto a su propia (pos)modernidad(10) 
. Nos referimos al deseo modelado como motor de reconocimiento de una nación 
"ganadora", sintonizada con el modelo estadounidense o en su defecto 
europeo, sin conciencia de su hibridez ni de sus espacios irrealizados o inexistentes 
para quienes diseñan ese discurso. Las heridas de la dictadura no se encuentran 
aún saldadas, sobre todo considerando que dos años antes, en 1998, 
el dictador y hasta ese momento senador vitalicio, Augusto Pinochet, parte a Inglaterra 
donde comenzará su cuestionamiento abierto y "global". Esto reactualiza, 
aunque no estaban agotados, los debates y las discusiones sobre el tema.
Éstos 
tratan sobre un proceso de duelo, ajusticiamiento y reconciliación no terminado, 
y que reaviva los debates que el lavado oficial de la memoria chilena, una vez 
recuperada la democracia, fagocitó o hizo productivos -quitándoles 
su belicosidad y capacidad crítica- en vista de exportar un imagen oficial 
de desarrollo y bienestar sin conflictos ni asuntos pendientes. Los discursos 
poéticos durante el régimen militar dialogaban críticamente 
con el contexto de opresión reinante. Es durante esta época cuando 
la escritura femenina en Chile decide luchar en dos frentes. Ilustrativa nos parece 
la contextualización de Marcela Sandoval (2000). Ella asegura que para 
la literatura chilena, este período está signado por la censura 
y la autocensura, la fuga de lo coloquial y el retorno a lo no dicho(11) 
:
"Aparecerán entonces, formas fragmentarias para 
apropiarse de la página como único espacio posible de ocupar. Este 
recurso estético e ideológico tendrá una doble significación 
en las poetas que comienzan a escribir durante esos años: se trata de una 
poesía contestataria contra el régimen militar, pero a este mismo 
orden ellas le colocan el rostro del Padre castrador de lenguaje, el patriarcado". 
(Sandoval. 2000)
Estas formas de apropiación quedan 
caracterizadas en los libros de poetas tales como Elvira Hernández, Eugenia 
Brito, Carmen Berenguer, Teresa Calderón, Heddy Navarro, Soledad Fariña, 
Paz Molina y Verónica Zondek, Malú Urriola, entre otras. 
Con 
la llegada de la democracia se produjo un cambio de intensidad en la belicosidad 
crítica de los textos de las poetas. El nuevo escenario proponía 
la aceptación consensuada de los sujetos del nuevo estado de cosas y, en 
cierta medida, dirigía el deseo en vista de que ellos se adecuaran a él 
acríticamente, considerando que, se suponía, arribaba una situación 
histórica comparativa y cualitativamente mejor. El cuerpo social permanece 
anestesiado ante el simulacro y la promesa de buenos tiempos venideros, lo que 
incidió en que los discursos de las poetas surgidos en esta época 
se volvieran "indeterminados" pero no por eso menos críticos. 
Es decir, la lógica de la disidencia manifestada en los textos de estas 
escritoras durante la dictadura militar, ya no se regía por las oposiciones 
políticas evidentes y operativas durante ese tiempo (en especial las caracterizadas 
por cuerpo/ sujeto, feminismo / patriarcado, sujeto /sociedad, estructura base 
/ superestructura, opresión/ revolución). Se desactivaron, al decir 
de Javier Bello (1998), las posiciones confrontacionales y se produjo la hibridación 
de voces en un intento de religar los restos de la historia y el "cuerpo" 
nacionales(12) . Bello no se detiene específicamente 
en el debate sobre la escritura femenina en el contexto histórico que estudia, 
dado que en este espacio de mutación lo femenino como discurso -la reivindicación 
política de luchar contra el patriarcado- se disgrega en la aparición 
conflictiva de discursos que no se pueden catalogar. Esto se produce en vista 
de que ocupan un espacio heterotópico:
"Se trata 
de textos que no son neutros con respecto a ese contexto discursivo, como podría 
pensarse al observar su distanciamiento; en el "encierro" heterotópico, 
además de utilizar los discursos del medio para construir otro espacio 
que los vuelva reconocibles, se metaforiza ese "espacio del desconcierto" 
del que se habla en la imagen principal que recorre toda esta temprana producción 
y que pone de relieve la aventura vital que en estos tiempos protagonizan los 
jóvenes: el contemplarse 'perdidos'". (Bello. 1998) 
De 
este modo, entre otras poetas de los noventa, la hablante en los textos de Alejandra 
del Río(13) se encuentra "ensimismada", 
aunque no llega a perder las relaciones simbólicas que la construyen como 
tal; Damsi Figueroa propone una sujeto que se "autorreconoce"(14) 
; Verónica Jiménez habla de una voz que se sumerge para desaparecer(15) 
; Antonia Torres sugiere "confusas instantáneas de la realidad"(16) 
. En este proceso de indeterminación, la tematización explícitamente 
femenina o feminista transa de forma crítica con la finalidad de producir 
en un espacio irrealizado lo irrealizable. El análisis fundamental que 
caracterizó la producción de poesía de este tipo en Chile 
ya no se entendió solamente con especificar la relación de un grupo 
estructural y culturalmente discriminado por razones de género, es decir, 
desde un ámbito construido e institucionalizado desde la cultura patriarcal 
dominante(17) . Se trata de la búsqueda 
de un cuerpo poético pero sin la necesidad aparente de órganos, 
lo que equivale a decir, del seguimiento de una utopía sin discursos fuertes 
o reconocibles en la estrategia de acceso o de exilio al poder, y por consiguiente, 
al poder de definir cuerpos y subjetividades. Ya no hay dolor ni placer en el 
deseo de ese cuerpo poético, esa subjetividad femenina en continua construcción 
(y destrucción). Sólo se trata de ese seguimiento: el de las trayectorias 
de distintas intensidades a través de una red rizomática; iniciar 
ese rastreo en un medio móvil en el que se da cita un juego continuo de 
hibridación y dialogías propias de ese (no) lugar heterotópico(18) 
.
A partir del 2000, esta lectura sobre múltiples estratos críticos 
e indeterminados que tensionan un espacio de negociación simbólica, 
sufre otro cambio de intensidad. Éste no se da en el sentido falsamente 
cíclico -la nostalgia de volver a un lugar originario- como ha querido 
dar a entender la lógica cultural del capitalismo avanzado(19) 
. Hemos propuesto(20) que el sujeto múltiple 
o híbrido, después del proceso de desterritorialización, 
finalmente se encuentra a sí mismo una vez comenzado el nuevo milenio. 
Toma conciencia de su hibridez (es decir, opta por asentarse en un topoi, 
en un lugar) así como de las lecciones del viaje o del naufragio. Es, entonces, 
que al comprobar las condiciones contemporáneas de dominación, al 
reconocer la hegemonía del poder económico ya no fácticamente 
dictatorial, sino que compuesto por otras dictaduras y microdictaduras desintegrando 
y alienando a los sujetos, el hablante opta por posicionarse. Esto significa que 
decide hacer de la escritura una práctica artística de intervención 
abiertamente política(21) : "y 
si es que existe un espacio de desconcierto precedente, éste genera 
Otro espacio, consecuente: el de la lucha; es decir, el tiempo en que la 
mirada abarca la hecatombe -también discursiva- y el tiempo en que decide 
llenar ese mismo espacio con voz: o de otro modo, con un contra-discurso, una 
contra-poética, y también una contra-dicción" (Montealegre. 
2005).
Si bien es cierto existe un afán nominativo y clasificatorio 
en los intentos de deslindar una "nueva" generación de poetas, 
éste resulta mediatizado por el deseo de reconocimiento de una emergencia 
-entendida como emerger y también por su urgencia- antes 
que a condiciones perfectamente definidas de aparición cohesionada y totalizadora. 
Parte de su justificación se traduce en la confrontación directa 
con las voces "indeterminadas" de los noventa. No todas las que se consideran 
a partir del 2000 son las que hay ni todas se sienten representadas en los intentos 
de canonificación. No creemos que se tenga claro qué características 
previas han sido identificadas para que se produzca esta disensión no dialogada, 
aparentemente impermeable. Esto queda caracterizado por la infravaloración 
de los considerados Náufragos, o por el deseo de su rápido 
reemplazo a través de quienes (agentes, instituciones o editoriales) continúan, 
en su mayoría, con una relación agónica en vinculación 
a los discursos poéticos del periodo postgolpe: esta política niega 
y relativiza la legitimidad de los poetas a quien Bello (1998) congrega, se adscribe, 
y, de alguna manera, supuestamente representa(22). 
Sin embargo, parte de sus fundamentos teóricos tienen valor descriptivo 
al proponer un contexto de aparición en la que el capitalismo posmoderno 
ya no se disfraza de progresismo y democracia. Creemos que la valía del 
discurso crítico que pretende justificar la aparición de nuevas 
estéticas a partir del nuevo milenio no está en el hecho inútil 
de definirlas o encasillarlas en un grupo, sino en proponer como lugar de aparición 
un campo tenso y conflictivo de trayectorias que chocan con una lógica 
cultural que les oprime y restringe. Entonces, siguiendo a Terry Eagleton (1998)(23) 
podemos decir que surge la necesidad crítica de ocuparse de los argumentos 
políticos y no exclusivamente morales, es decir; se ocupan de los argumentos 
genuinamente morales que tomen en cuenta las relaciones entre las cualidades y 
valores individuales y todas las condiciones materiales de nuestra existencia. 
Así lo explica Héctor Hernández(24):
"Ellos 
y ellas han cruzado sus poéticas personales con políticas sociales 
y culturales. Pocos han publicado y los que lo han hecho ha sido en ediciones 
de escaso tiraje y casi nula distribución. Las temáticas se dispersan 
como zonas de demarcación de subjetividad dentro de un espectro de misma 
socialización. Hablan y se hablan. Desde el género, la pobreza, 
las fiestas pasando por la cita clásica y la parodia estas escrituras se 
presentan como factura y borde de un momento de la poesía chilena que se 
cruza con el mercado, los monopolios editoriales, el deseo de libertades éticas 
con respecto a las sexualidades y los cuerpos. La ironía, la risa y la 
descomposición de algo que se está gestando" (Hernández. 
2004)
Las poetas que aparecen a partir del 2000 poseen también 
múltiples registros e intensidades, pero todas ellas enmarcadas en el proceso 
de (des)composición del que habla Hernández de una zona de factura 
y de fractura que se llama Poesía Chilena o Poesía Nacional. Francisco 
José Peña Rodríguez (2006) intenta caracterizar las particularidades 
discursivas de la escritura femenina de esta época como un fenómeno 
inscrito en las problemáticas ya no nacionales sino que en relación 
dialógica con el devenir crítico y conflictivo de los países 
latinoamericanos. Cree encontrar en los textos de ellas un: "verbalismo directo, 
2) la falta de puntuación -en muchos casos- como trasgresión formal 
en busca de musicalidad, 3) temas más cotidianos -familia, la ciudad, lo 
americano e indigenista, los problemas diarios,...- y desde nuevos puntos de vista, 
4) uso del lenguaje estándar, cotidiano e indígena, 5) rebeldía 
ante las convenciones estéticas y sociales, 6) yuxtaposición de 
poemas como fórmula de ruptura del poemario clásico, 7) formación 
universitaria e interrelación con otras disciplinas, 8) incorporación 
personal y estética a las nuevas tecnologías, y 9) compromiso social 
representado en la obra individual de algunas de ellas"(25). 
Consideramos que esta simplificación tiende a inmovilizar el discurso poético 
femenino en el encasillamiento de esas características -a pre-fijarlas 
en un cimiento monolítico y aparentemente sin discusión- lo que 
hace que su mención tienda a concluir o congelar el análisis y la 
exploración crítica. Sin embargo y al mismo tiempo, corresponde 
a una visión superficial de esa materialidad poética -la observación 
arraigada en su forma- no exenta de interés, ya que permite su utilización 
analítica como un pre-texto discursivo para negarla, afirmarla, o incorporarle 
matices.
 Las poetas que comienzan a escribir en esta época son 
Paula Ilabaca, Gladys González, Úrsula Starke, Elisabeth Neira, 
entre otras(26).
Tercero: 
Completa: libro-cuerpo-territorio
Completa es un libro que no 
posee índice, año de publicación, ni inscripción en 
el registro de propiedad intelectual. La nota que normalmente advierte de acciones 
legales contra quien copie, reproduzca o difunda ilegalmente un libro está 
cambiada. Es decir, se promueve su copia y difusión a-legal siempre y cuando 
a los autores "se les avise". Esto da cuenta de la política de 
la publicación de una editorial independiente que propone un "libro 
libre"(27) , y que juntamente con otros 
títulos, sostienen y defienden una premisa conjunta: "la función 
del arte es anular la mercancía"(28). 
Esto significa que la factura del libro proyecta a su vez una paratextualidad 
que se inserta problemáticamente en los límites de lo legal. Es 
así que los editores de [contrabando del bando en contra](29) 
aseguran que: "El libro siempre será libro con su pro, sus 
contra y la contradicción de que se venda un libro de poesía, pero 
que al mismo tiempo ese libro desarticule la misma mercancía que es. Un 
libro contra sí mismo es un libro 'que vendrá'. El libro que se 
inutilice y que exagere las fisuras e intersticios del mercado. Un libro libre". 
El paratexto en sí corresponde a la superficialidad más visible 
de un libro; se refiere a las costuras y remaches que constituyen su materialidad 
como factura y artefacto; es decir, como unidad objetiva y tangible que al mismo 
tiempo se ubica como material significativo en relación opuesta a otros 
en la oferta de la realidad. Para Gerard Genette (1989)(30) 
un paratexto es aquella relación que "una obra literaria, el texto 
propiamente dicho, mantiene con su /…/: título, subtítulo, intertítulos, 
prefacios, epílogos, advertencias, prólogos, etc. (...) y muchos 
otros tipos de señales accesorias, autógrafas o alógrafas, 
que procuran un entorno (variable) al texto". Tenemos, a partir de estas 
distinciones, la primera justificación para analizar la ironía que 
en el título se nos presenta: desde ya se trata de un libro incompleto 
puesto que rompe con la institución de Libro(31) 
como unidad accesible, rastreable e identificable. Este quiebre normativo se sitúa 
en un campo literario(32) de relaciones 
objetivas entre agentes y discursos que re-producen la norma de producción 
material del Libro y que definen lo que se considerará como tal. No se 
trata de un error en cuanto a su posible accidentalidad, sino de la utilización 
activa de él para cuestionar las lógicas de re- reconocimiento de 
un texto significativo en la política de identificación de lo literario. 
Esto implica que la ética inscrita en la producción de este libro 
-ahora hablamos de Completa- es poner en evidencia las partes abyectas 
u obscenas (lo que se ubica fuera de escena) que los mecanismos de simbolización 
hegemónicos relegan de un escenario de normalización política 
y democrática en Chile. Este proceso de negociación, se subentiende, 
se da no sólo aplicado a su filtración hacia la literatura. Resulta 
una ironía(33) expresa el hecho de 
que en algunas páginas del texto se reproduzcan discursos publicitarios 
dirigidos para la "Mujer" dueña de casa, con el acompañamiento 
iconográfico adecuado a esas estrategias, y que, por otra parte, se deconstruya 
ese discurso a través del texto: nos referimos a esa construcción 
de lo femenino mediante un libro que no se deja categorizar y que interfiere en 
ese mismo proceso per-formativo
Analogamos esta situación "anómala" 
en la superficialidad (o materialidad) paratextual del libro para referirnos a 
otra que también nos da cuenta de lo dificultoso de su definición. 
Para referirnos al cuerpo poético, consideramos igualmente relevantes los 
conceptos de materialidad del cuerpo físico(34) 
. Judith Butler (2002) asegura que:
"Si la delimitación, 
la formación de los cuerpos sexuados está animada por una serie 
de prohibiciones fundadoras, por la aplicación de una serie de criterios 
de inteligibilidad, entonces no estamos meramente considerando cómo aparecen 
los cuerpos desde el punto de vista ventajoso de una posición teorética 
o una ubicación epistémico, a cierta distancia de los cuerpos mismos. 
Por lo contrario, nos estamos preguntando cómo operan los criterios de 
sexo inteligible para constituir un campo de cuerpos y cómo precisamente 
podríamos entender los criterios específicos para producir los cuerpos 
que regulan"(35) .
La 
serie de prohibiciones de las que nos habla Butler, tienen que ver con el origen 
mismo de la filosofía considerada como constructora de realidades y, sobre 
todo, con la pregunta acerca de cómo esa edificación -a partir de 
Platón y Aristóteles- produjo el discurso que analoga a lo femenino 
con la materia y a lo masculino con la forma. De acuerdo a esto, la materia no 
sería tematizable ni podría existir por -o para- sí misma 
a no ser que reciba la acuñadura formal que la hace visible. A partir de 
eso, se pregunta si la filosofía originaria generada en base a esa exclusión 
produce un "exterior" en el cual ella misma como discurso queda autojustificada. 
Esto fundamentaría eternalizaciones y naturalizaciones ficticias pero investidas 
de poder, como el hecho de instalar el principio de inteligibilidad en el desarrollo 
mismo de un cuerpo sería precisamente la estrategia de una teleología 
natural que explica el desarrollo de la mujer mediante el argumento lógico 
de la biología. Lo femenino, de acuerdo a Butler, se resistiría 
a estas ontologías porque se trataría de posibilidades "desbaratadoras" 
no sólo excluidas de la binariedad materia / forma, sino que ni siquiera 
estarían consideradas para la negociación de su ingreso o exilio 
en esa economía. Esto nos da pie a pensar en la dialogía 
que se produce entre las prohibiciones fundadoras sobre la materialidad de un 
libro como Completa y las normativas que operan sobre el cuerpo de la hablante 
que en él se inscribe. Se produce un mismo repertorio de condiciones restrictivas 
que regulan esa materialidad, por lo que se nos produce la pregunta de si un libro 
de poesía es "otra cosa" no excluida ni aceptada en el juego 
del poder; si un libro de poesía como tal -y más aún considerando 
las posibilidades que nos brinda éste- no se relacionaría con lo 
genuinamente femenino. Dadas las características de la edición, 
nos preguntamos también si en efecto Completa no interfiere, al 
mismo tiempo, con las prohibiciones sobre la materialidad de un libro que supuestamente 
debe ser otra cosa. Nos referimos a las políticas chilenas sobre la producción 
editorial y producción, más aún, de poesía femenina 
Éstas, precisamente, alienan ese discurso -el cual incluso pretende huir 
de EL discurso- en aras de su transformación en mercancía. Hacemos 
la pregunta de si este libro como factura no será la materialización 
superficial de otra no tematizable que intenta complejizar la misma política 
que la define (sin considerarla) haciéndola circular reificada(37) 
. Señalamos a esos:
 
................... "pequeños silencios 
intermedio
5 .................quizás interferencias 
delgadas
................... sensación de 
vacío
................... de mucho vacío
................... 
y un espacio
................... grande"
(Paula 
Ilabaca. 2004. p. 15)
Creemos 
encontrar aquí esta consideración de lo femenino como el error necesario 
del Libro de poesía, deslizamiento o tropiezo de la gramática, anacoluto 
retórico, o como catacresis, al decir de Butler (2002) interpretando a 
su vez a Luce Irigaray. No es casual entonces que Completa no complete 
la gramática, huya del sentido o lo soslaye, y apele, en cambio, no tanto 
a la simbolización(38) como a la 
semiotización que se escapa precisamente de cualquier cota. Lo decimos 
con Antonio Méndez Rubio (2004), quien lee a su vez a Julia Kristeva: "lo 
semiótico se constituye como marca inestable: ni un significado, ni todavía 
un significante en consecuencia, lo semiótico no modela ni copia, ya que 
es anterior a toda figuración, a la manera de una matriz abierta de sentido"(39). 
Nos resulta interesante que se haya utilizado el término matriz 
como una posibilidad igualmente creadora pero fuera de la administración 
figurativa del símbolo construida, desde luego, a partir del falogocentrismo. 
Es significativo, a nuestro entender, esa invocación al silencio y al vacío 
tan parecido a la muerte y que, sin embargo, se enfrenta críticamente cuando 
se la vincula a una pulsión de este tipo. En el análisis freudiano(40) 
se la define como aquella inclinación del sujeto de volverse a lo inorgánico, 
es decir, a la materia misma. O de otro modo: que el objeto buscado por el sujeto 
sea la desintegración. Creemos encontrar en la descripción freudiana 
una relación binaria entre pulsión de vida (activa, vinculada con 
lo masculino o con la líbido metaforizada en los órganos masculinos 
que salen hacia afuera) y la pulsión de muerte (pasiva, vinculada a lo 
femenino, y su analogía con los órganos dispuestos hacia adentro, 
hacia la cavidad). Otra cosa es que esta última genere actitudes activas 
y pasivas en la búsqueda de ese objeto también representativo (el 
mismo hecho de desaparecer). Sin embargo, aún nos encontramos con una hebra 
binominal que opone vida y muerte. Conforme a esto, nuevamente nos referimos acerca 
de esa posibilidad de mencionar lo femenino como algo que problematiza al mismo 
tiempo la dualidad materia /forma, y por extensión, cualquier binariedad 
instalada desde una metafísica de la presencia. Ese vacío y esa 
nada corresponden a un espacio previo no considerado en la negociación 
de la realidad. 
La muerte no es una posibilidad para la hablante, porque 
tampoco la vida parece serlo. Lo simbólico, como hemos dicho, tamiza una 
realidad a la que no podemos acceder. Ella nos es dada mediante lo simbólico. 
Y esa operación se hace desde una posición de poder. Entonces, ese 
vacío es también utilizado de forma activa para anteponer esas "interferencias 
delgadas" a las relaciones hegemónicas que determinan precisamente 
el orden simbólico. O como dice Foucault (1992)(41) 
: el orden del discurso. Es en esta organización de poder donde el vacío 
y la nada interfieren; a partir de esto, la pregunta productiva que se nos sugiere 
al apoderarnos de los anteriores supuestos es: dado el caso de que no se trate 
de una pulsión de muerte física a la que estos textos aludan, en 
la posibilidad de que se rechazara una lectura estrictamente freudiana, ¿no 
se tratará más bien de una muerte de la representación simbólica 
de una binariedad confeccionada desde el falogocentrismo, aludiendo precisamente 
a esa vuelta a lo inorgánico como una posibilidad descentrada de afirmarse 
como un/a sujeto/a sin la investidura formal de un cuerpo con-formado, y la propuesta 
consecuente de un cuerpo sin órganos, inorgánico, o desorganizado?
Se 
hacen útiles, a la formulación de estas peguntas, los aportes de 
Gilles Deleuze y Félix Guattari (2004)(42) 
. Para ellos, un cuerpo sin órganos está hecho de tal forma que 
sólo puede ser ocupado y poblado por "intensidades". Para estos 
autores, no se trataría de una escena o un lugar, ni un soporte en el que 
pasará algo. El cuerpo sin órganos hace circular las intensidades, 
las produce y distribuye. Vendría a ser materia que ocupará el espacio 
en tal o cual grado; es decir, vendría a ser materia no formada ni estratificada. 
Hace que la sustancia como unidad ontológica esté con-formada por 
multiplicidades. Se trataría del campo de inmanencia del deseo: "El 
CsO [cuerpo sin órganos] no se opone a los órganos, sino a esa organización 
de los órganos que llamamos organismo /…/ El CsO no se opone a los órganos, 
sino que con sus 'órganos verdaderos', que deben ser compuestos y situados, 
se opone al organismo, a la organización orgánica de los órganos" 
(Deleuze y Guattari. 2004). No encontramos con "las situaciones del hastío", 
texto que se repite 4 veces sin variar. Sólo reproducimos una parte:
"las 
situaciones del hastío
una casa llena de tedio el sinsentido arrebujado 
en el comedor no poder más la repetición como búsqueda del 
letargo y posterior descanso en el hastío no hay impresiones sólo 
inercia y movimientos pesados y llenos de ira sólo movimientos llenos de 
nada y de tedio siempre pesados hay que balbucear dentro de la casa que es el 
cuerpo la referencia al baño es porque es el lugar para el abandono el 
baño entrega seguridad y calor es tener un útero helado y brillante 
en una casa es volver a nacer es la solución lo pulcro es el querer la 
necesidad de" (Ilabaca. 2004. Pp. 26-27)
 
 La materialización 
de este texto huye precisamente de la materialización de un sentido, al 
hecho de que esté sujeto a un orden y economía simbólicos. 
Se trata de un cuerpo donde no caben segmentos sino intensidades: lo que queda 
de gramática se distribuye al azar. Es por eso que se disponen de forma 
(in)acabada aquellas "fugas" oracionales y los sintagmas se suceden 
en un espacio de error, de manera que se produce una dinámica opuesta a 
la consecución de un cuerpo poético formal pre-establecido por la 
norma. No se trata de una escena, sino de un nodo des-organizado que no llega 
a ser organismo, pero que enseña el perfil o la huella de su (in)tens(c)ión, 
el choque conflictivo de esas intensidades y el sonido que producen. Creemos hallar 
un sinsentido(43) productivo. Y se produce 
esto porque el discurso fluye sin sujeto: ella no aparece mencionada. Leemos acerca 
de la anulación y de la desaparición de un yo poético, o 
de su presencia virtual, sólo a partir de su ausencia. Pero entendemos 
esa falta como la pregunta acerca de la relevancia de una subjetividad que no 
se quiere así o para sí, de un yo disgregado o de su propio cuestionamiento 
a partir de un texto que sigue el orden anárquico y rizomático del 
deseo. Éste se dice en relación a esbozar una identificación 
especular: la casa es un útero, pero, al mismo tiempo, como organización 
material levantada con cimientos, ella es susceptible de desmoronarse. Se transforma, 
por lo tanto, en la repetición intensiva del texto sin puntuación, 
sin hemistiquios, sin verso, sin final, como correlato de esa ira y de esa nada. 
No hay orden simbólico pero sí hay símbolos, del mismo modo 
que en el cuerpo sin órganos no es que ellos falten, sino que no se distribuyen 
de forma organizada para hacer de ese cuerpo un organismo. Entonces, a partir 
de ese útero, de esa casa, de esa nada y de esa ira, proponemos una hipótesis 
que no se puede comprobar más que en el mismo hecho de aislarla como una 
instantánea de ese juego de intensidades no abarcables: en esta "situación 
del hastío" se produce la pregunta acerca de la identidad femenina 
como un juego de materias que se reflejan unas a otras de manera que el útero 
es reflejo de esa casa; esa casa es el eco de la nada, y esa nada es el agenciamiento(44) 
del hastío. Se podría argumentar que la nada y el hastío 
no son materiales, pero creemos entender que se materializan en la medida que 
el deseo que aquí se expone, es el deseo por el lenguaje. Éste sí 
es material y, por ende, es antecedente para materializar. Pero lo hace en otro 
orden de inteligibilidad, de manera que estos cuerpos no pueden ser leídos 
desde la posición de poder(45) que 
actualmente los define.
 Tenemos presente esa fuga y ese ingreso de intensidades 
en cinco fragmentos de Completa. Ejemplos como éstos son constantes 
y dan cuenta de aquel juego en el que también se nos hacen productivas 
las nociones de territorialización (T) y desterritorialización (D) 
propuestas por Deleuze y Guattari (2004): al describir T, no se refieren a un 
lugar específico sino a una posibilidad que excede la noción del 
espacio físico geográfico bajo alguna administración política. 
Se refieren a un proceso que no tiene finalidad, y que puede estar compuesto por 
varios lugares. Es decir, no se trata tanto de uno geográfico como de otro 
político inscrito en una posibilidad imaginaria: "el territorio remite 
a un centro intenso en lo más profundo de sí mismo; pero, ya lo 
hemos visto, ese centro intenso puede estar fuera del territorio, en el punto 
de convergencia de territorios muy diferentes o muy alejados. Lo Natal está 
fuera"(46) . El agenciamiento, para 
ellos, vendría a ser el primer lugar territorial, aunque también 
el primero de una desterritorialización. Ésta se define como la 
operación de líneas de fuga. Entre los procesos de D estaría 
el régimen del significante (negativa): dado el caso de que allí 
se efectúa, al mismo tiempo, todo un sistema de reterritorializaciones 
en el significado y en el propio significante: éste bloquea la línea 
de fuga y sólo deja subsistir una D negativa. Existe una D positiva cuando 
se afirma a través de las reterritorializaciones que ya sólo juegan 
un papel secundario aunque sigue siendo relativa: la línea de fuga que 
traza está segmentarizada y dividida en procesos, que pueden inclinarse 
hacia la catástrofe. La diferencia con los espacios heterotópicos 
de Foucault (1967) estaría caracterizada porque los primeros son espacios 
definidos que se desordenan y se interceptan unos a tros, mientras que los segundos 
son lugares territoriales que, creemos entender, no tienen posibilidad de abarcarse 
ya que su centro crítico es la utopía. ¿No existe aquí 
una contradicción productiva que haría limitar, finalmente, la teoría 
del rizoma, en una posibilidad intensa, pero existente del lugar territorial que 
es susceptible de alcanzarse?
  Comenzamos 
con náusea de bestia:
 
........ ........./…/ la vainilla de mi leche infantil
 
........... ......se estira en su grumo hacia el vómito
 
............ .....yo continúo limándome 
las uñas
 ............ .....me las pinto 
con esmalte caro
5 .................en el baño 
sentada en la taza
 ............ .....esperando 
arrojar sólo arrojar /…/ "(p. 33)
Primera 
D: la náusea como condición previa al vómito implica la huida, 
la expulsión violenta de lo que fue el bolo alimenticio, ahora compuesto 
por líquidos, saliva, agua, jugos digestivos, etc. La hablante se sitúa 
en un recuerdo infantil, encerrada en el baño -la metáfora del útero-, 
pero se ve a sí misma limándose y pintándose las uñas, 
significantes de la normativa hegemónica de género para lo femenino. 
La sujeto inicia con esta desterritorialización un ajuste de cuentas con 
todo aquello que supuestamente la nutre, lo que proviene de una exterioridad que 
una vez interiorizada, (recordamos: el centro intenso en lo más profundo 
de sí mismo) necesita vaciarse para ser- renombrado de nuevo. La vainilla 
de la leche infantil corresponde al grumo nutricio que viene de un afuera controlado 
y controlador y que, sin embargo, por la acción desterritorializadora del 
vómito regresa a ese espacio con otra condición (los componentes 
siguen siendo los mismos). Irrumpe allí con un orden formal diferente. 
No podemos resistirnos a una interpretación política, en cuanto 
a la intención de la sujeto de parodiar una enfermedad asociada mayoritariamente 
a las mujeres, la bulimia, y con ello proponer una lectura divergente en cuanto 
a cuestionarse el valor nutritivo de los alimentos -aquéllos que hacen 
"crecer" a los niños y niñas- que viene determinado desde 
un afuera controlador y que define, al mismo tiempo, subjetividades y performaciones(47) 
de género.
 O más adelante, en el texto titulado la dama 
rata, encontramos:
  
............... .."/…/ 
eyaculan miles regalos de cemento
 .............. ...el 
vientre me crece y digo que no
15 ................. 
me siento en la vereda a parir ratas/…/" (p. 35)
O 
También en cimiento de madre nos dice:
 
 ................."hay 
una textura distinta de noche
 .................el 
patio es mi placenta anterior
 .................un 
hijo se pierde entre las plantas
 .................grito 
mi niño tragado no está
 5 ................raspo 
la tierra las uñas
 .................se 
vuelven pobres negras arando
 .................un 
cofre pienso un cofre /…/" (p.37)
Primera 
T: la eyaculación como una territorialización de lo externo -el 
semen proveniente del sujeto masculino- y que se metaforiza, al mismo tiempo, 
con el germen del dominio del ese afuera incontrolable, en apariencia, y cuyo 
poder está en engendrar sujetos similares a él(48) 
. Son al principio regalos -el antecedente doloso y tentador- que son rechazados 
por el vientre-matriz (símbolo de lo femenino) que devuelve la dádiva 
-desterritorializando esa posibilidad- en forma de ratas. Esto lo hace mediante 
un proceso abortivo. Se enmarca, de este modo, esa situación con la normativa 
que la define como una acción abyecta u obscena cuando se produce en el 
espacio público de la vereda. En ese acto creemos ver una acción 
expresamente sub-versiva. La hablante violenta una versión esperada y deseable 
-para quienes diseñan ese discurso- de lo maternal como espacio de acogimiento. 
No estamos de acuerdo con Deleuze y Guattari (2004) cuando consideran estos procesos 
desprovistos de carga ideológica. Precisamente porque existen lugares territoriales 
y agenciamientos, existe la utopía(49) 
poco estable, móvil, pero al fin de cuentas realizable. Ésta hace 
que la sujeto acontezca de acuerdo a opciones éticas enfocadas a accionar 
una T o una D. En el segundo caso, se produce una segunda D: si en un primer momento 
hablamos de ese aborto como respuesta desterritorializada ante una acción 
colonizadora por parte del "hombre" -y este acto es, desde luego, ideológico- 
aquí vemos cómo la sujeto va en busca del hijo antes abortado, arañando 
y agujereando la tierra (que se lee también como otra madre) para, en un 
acto inusitado y simbólico de in-corporación o redención, 
devolverlo a la matriz también metaforizada con la mención de ese 
cofre. Es decir, la estrategia de ataque de la sujeto femenina en estos poemas 
es hacer uso de su propia interioridad para descolocar el orden patriarcal a través 
de la expulsión de aquello que promueve su hegemonía. Pensamos en 
la mitología griega y específicamente en Medea, quien además 
de bruja y hechicera, mató a sus hijos para dañar a Jasón, 
el padre de ellos. Con Terry Eagleton (2005) podemos decir que "la ideología 
pretende revelar algo de la relación entre una expresión y sus condiciones 
materiales de posibilidad a la luz de ciertas luchas de poder centrales para la 
reproducción (o también para algunas teorías, la contestación) 
de toda una forma de vida social"(50) 
. Entonces, no existen sólo unas tensiones que se fugan en diversos grados 
para territorializar y desterritorializar una geografía de modo inocente. 
Se producen por algo, aunque ese origen sea otro territorio que ha dejado ver 
su cara o los remaches de su construcción, o las huellas de su paso.
En 
paseo de morgue aislamos:
 ............... 
..."/…/ los hombres me amaban
 20 .................hubo 
uno para variar en septiembre
 .............. ....hubo 
uno y ocurrió por detrás /…/" (p. 38) 
O 
en Desparramo se dice:
 ............... 
..."/…/me predico con la navaja
 ............... 
...en la diestra ensayando
 ............... ...un 
nuevo mausoleo
 ............... ...la carne se 
hace hilacha
 60................. empelotándome 
explora
 ............... ...mi pezón híbrido 
el vacío". (p. 113)
Segunda 
T: en el primer caso vemos cómo el impulso de re-ubicarse en el ese espacio 
sin lugar, nuevamente toma forma del Hombre que ama y penetra por detrás. 
Ella da la espalda, y es de ese modo en que se hace efectivo el vínculo 
o la filiación. La hablante no exterioriza la reciprocidad de ese amor: 
ella sólo consigna un mes, como si sólo importara el tiempo, o más 
bien proponiendo que esas in-tens/ciones se encuentran arraigados en él. 
Se nos avisa de la objetualización de esos hombres -como moneda de cambio 
ante la deuda histórica- que sólo son juegos de intensidades sin 
otro porqué más que el mismo hecho de llegar, ocupar un sitio e 
irse. Es por eso que en el segundo caso, igualmente se produce una tercera T: 
pero esa tiene otra dirección dada por el hecho de que es la misma sujeto 
quien descubre nuevos territorios en la superficie de sí. Se trata tanto 
de un acto masturbatorio como de una forma de reconocimiento. Esta T se produce 
ensayando la táctica de investigación de una geografía -femenina- 
que necesita ser registrada pero de un modo no violento. O, mejor dicho, restándole 
violencia a la que de por sí implica esa navaja -igualmente significante 
de dedo o falo- utilizada para deshilachar carne. Creemos interpretar la acción 
análoga de entrar en ese mausoleo, o ensayarlo, como una acción 
liberadora al territorializar una geografía en ruinas, pero antes colonizada 
por una idea pre-concebida y dominante que, a partir de ese momento, se considera 
muerta y sepultada. Mejor dicho, se producen otras ruinas pero desde una posición 
distinta de autoridad y de deseo. Trasladamos la metáfora de ellas entendiéndolas 
en el sentido de discursos diseminados o de lo que ha sido deconstruido. Es entonces 
donde se da el caso de esta hablante que, una vez liberada de discursos pre-formadores 
o per-formadores, se reconoce como híbrida. Esto ocurre porque aún 
contiene en su superficie las huellas de aquellos conjuntos de códigos, 
gramáticas o hablas que la de-limitan: es decir, se expone la tensión 
de un estrato encadenado a otro que no se define más que por su confusión, 
en vista de que aún se conserva la marca geográfica específica 
de ruinas que comparten tanto unos como otras. Es por eso que ellas -esas escorias- 
también se fusionan con la idea de ese pezón que es tanto masculino 
como femenino. 
Para Néstor García Canclini (2001)(51) 
la hibridación se lee, en el contexto latinoamericano, como una constante 
dinámica en que "procesos socioculturales en los que estructuras o 
prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan 
para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas". Para él, 
estos procesos de hibridación incesantes, variados, llevan a relativizar 
la noción de identidad. (52) Nuevamente 
entroncamos con la definición de vincular lo femenino con un proceso desterritorializador 
ubicuo e intemporal no necesariamente dialéctico. Éste no ha sido 
considerado en las conformaciones filosóficas, sociales y culturales que 
promueven una norma hegemónica de géneros, por un lado, y su definición 
arraigada en la utilización dirigida e interesada por el poder/discurso 
de sus particularidades materiales encarnadas en una biología determinada. 
La hibridez de las que se nos habla Canclini también se podría leer 
de acuerdo a la definición de Donna Haraway (1991): "un cyborg es 
un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, 
una criatura de realidad social y también de ficción"(53) 
. Agrega que el cyborg es materia de ficción y experiencia viva que cambia 
lo que importa como experiencia de las mujeres a finales de este siglo.
Se 
trata de una lucha a muerte, pero las fronteras entre ciencia ficción y 
realidad social son una ilusión óptica. Es entonces que se utiliza 
esta hibridez como una aparente salida re-territorializada para así proponer 
un mundo mejor, como consecuencia de todas estas políticas insertas en 
el mismo acto -comunicativo - de la enunciación poética.
Cuarto: 
Conclusión
Completa es un texto en cuyo discurso se toma 
partido. Pese a que se expliquen sus mecanismos desorganizados mediante el deseo 
de englobar ese libro-cuerpo-femineidad con la descripción de una serie 
de territorios superpuestos(54) , creemos 
que finalmente esa acción tiene una pretensión política: 
es decir, que esa intención es utilizada como una política estratégica. 
Ésta, mediante su aparición crítica en un campo literario 
de relaciones objetivas(55) -que define 
la Literatura Chilena- produce confrontación crítica al interior 
del mismo, y conduce a que los sub-campos se movilicen, muten, o se trasladen 
a otra parte. Para Patricia Espinosa (2004)(56) 
, este libro "intenta desarmar la binariedad mediante la irrupción 
de esta mujer escindida, pero capaz de articular con intensidad su condición 
de sujeto. Ser es un espacio de praxis y es en la performance sincrónica 
y espacial de la diferencia, como diría Homi Bahbha, donde se reelabora 
la condición de sujeto y de la otredad". Ésa es, igualmente, 
la política de definición que nosotros creemos encontrar, y que 
en definitiva, describe a una hablante que quiere nombrarse pero no con las estrategias 
de subjetivación que les suministra el falogocentrismo. Es por eso que 
con el epígrafe de Completa que introduce este estudio, decimos 
que "ella se conoce sola".
La hablante se reconoce así, 
dado a que aparece en un contexto socio-político y discursivo que produce 
la alienación de los sujetos a partir de otra tiranía, no ya únicamente 
el recuerdo doloroso de la dictadura de Augusto Pinochet, sino la que constituye 
la instauración y la radicalización del postmodernismo entendido 
como la lógica cultural del capitalismo avanzado. El peligro y la constatación 
más visible es que finalmente esa lógica se inscribe en los mismos 
procesos de significación y de representación de la realidad(57) 
. Por lo tanto, forma parte de los mecanismos de exclusión sexual y de 
género Es por eso que en esta poesía no sólo "se ponen 
en relieves públicos de recepción textualidades que han sido anormalizadas, 
o, simplemente, silenciadas por maquinarias políticas, económicas 
o religiosas a través de una brillante metaforización de las condiciones 
políticas del proyecto moderno latinoamericano"(58) 
. Con el material excéntrico que esa conciencia provee, la publicación 
de este texto se desautoriza y hace lo mismo con las políticas que definen 
el Libro con parámetros comerciales, o con una paratextualidad reconocible 
por la ley. De ese modo hace correlativas la idea de un Libro en crisis con una 
identidad femenina en crisis.
Para conseguir esto, no se contenta la sujeto 
con trabajar en y desde la materialidad física del Libro -y ahora lo relacionamos 
con Completa- sino también en cuanto a producir igualmente un discurso 
que ponga de relieve las migraciones y exilios, territorializaciones y desterritorializaciones 
que implican el mismo hecho problemático de definirse como sujeto sin acudir 
a los símbolos que el poder ha modelado como espejo de reconocimiento. 
Creemos que la política del rizoma resulta más estratégica 
que utópica o heterotópica. Tras las diferentes y actuales discusiones 
acerca del los alcances del poder, nosotros entendemos que los sujetos -situados 
en una sociedad o cultura determinadas- devienen finalmente hacia una cota, probablemente 
otro territorio, que entronca con nuestros propios principios éticos. Compartimos 
la visión de Francisco Fernández Buey (2003)(59) 
al decir que: "Gramsci afirma que no puede haber actividad política 
permanente [que como práctica requiere de un arsenal ideológico] 
que no se sostenga en determinados principios éticos compartidos por los 
miembros individuales de la asociación correspondiente. Son estos principios 
éticos los que dan compacidad interna y homogeneidad para alcanzar el fin". 
Este libro se sitúa críticamente en los intentos por definir, 
por un lado, una generación en la que se incluya, ya que partimos de la 
base de que en todo intento de etiquetación existe una política 
de la reificación(60) en la medida 
que luego sólo es posible acceder a esos productos culturales a través 
de la lógica mercantil, en los procesos de negociación de la realidad. 
No podemos ubicarla cómodamente en los esfuerzos por delimitar y definir 
una "poesía feminista" o "femenina" o una "poesía 
escrita por mujeres del siglo XXI" porque, como ya hemos visto, lo femenino 
de por sí es algo que huye de las categorías binarias y que no se 
instala con facilidad en algún proceso modelador que intente acotarla. 
Lo genuinamente femenino no es concebible en el proceso de fetichización 
global que, a partir de esta nueva fase del capitalismo, produce la realidad: 
nos referimos al mismo acto poderoso que intenta transformarlo en mercancía.
No 
creemos, de acuerdo a esto, que todas las éticas sean válidas, puesto 
que el falogocentrismo ha definido y ha perpetuado su poder -luego reforzado por 
el capitalismo, aunque haya pasado por diferentes fases económicas a lo 
largo de la historia- en base a la exclusión de las mujeres (los pobres, 
las minorías étnicas y sexuales) de los espacios públicos 
para así justificar en parte la hegemonía de su economía 
simbólica y su economía monetaria. Por eso, todo acto político 
incluye una ética (que finalmente es un agenciamiento más estable) 
que obliga a tomar partido.
En Completa se toma partido utilizando 
las posibilidades subversivas del rizoma anárquico que escapa de toda ley. 
Es cierto, por otra parte, que sus referentes huyen de todo orden simbólico, 
pero no así de uno semiótico. Es aquí donde se da lugar una 
doble lucha. La primera es por la lucha de clases (y de género) en la concepción 
misma del signo lingüístico como bien dijeran Voloshinov y Bajtín 
(citados por Antonio Méndez(61) ) 
y la segunda, por trasladarla a acciones igualmente performativas, como la misma 
parodia de este libro-territorio-cuerpo-sin-órganos que simula completar 
algo. No completa, de hecho, nuestra bibliografía.
 

 
NOTAS
 
(1) Dennis 
Quirós asegura que el canon literario es una selección de obras/autores 
que son un objeto privilegiado de lectura y que corresponden a determinadas categorías, 
modelos de imitación/socialización que forman parte de la legitimación 
del poder" (Quirós, Denis. Discusión sobre el Canon de la religión 
a la literatura. Publicado el 8-08-2002 en la Página Web Ilustrados.com. 
 http://www.ilustrados.com/publicaciones/EpypupFpAkHsTwJYlL.php. 
En línea. Revisada el 2-08-2006). Harold Bloom afirma que "los cánones, 
que niegan la distinción entre saber y opinión y son instrumentos 
de supervivencia construidos para que resistan el tiempo, no la razón, 
son por supuesto deconstruibles; si la gente creyera que tales cosas no deben 
existir, probablemente encontraría el modo de destruirlas" (Bloom, 
Harold: El canon occidental. Anagrama. Barcelona. 1995). José María 
Pozuelo Yvancos, finalmente, nos habla sobre que las verdaderas obras de arte 
se resisten a cualquier canon (Pozuelo Yvancos, José María., Aradra 
Sánchez, Rosa María: Teoría del canon y literatura española. 
Cátedra. Madrid. 2000)
 (2) 
Cuadros, Ricardo. Contra el método generacional. Artículo publicado 
el 2005 sin especificar día y mes en la Página Web Crítica.cl 
. http://www.critica.cl/html/rcuadros_10.htm 
. En Línea. Revisada el 19-08-2006.
 (3) 
Paula Ilabaca Núñez es Licenciada en Letras con mención en 
Lengua y Literaturas hispanoamericanas y Licenciada en Educación con mención 
en Profesora de Castellano, ambos títulos obtenidos en la Pontificia Universidad 
Católica de Chile. Ha participado en los talleres de destacados poetas 
y escritores chilenos como: Sergio Parra, Gonzalo Millán, Paz Molina, Raúl 
Zurita y Diamela Eltit. Perteneció al dúo performancístico 
"Antifaz", desarrollado junto a Héctor Hernández Montecinos. 
Es coautora y actriz principal en diversos y pequeños registros en video 
que se congregan en "La Cinemateca" (1999-2001). En el año 2002, 
aparecen poemas suyos en la antología Círculo infinito de 
Editorial Al margen. En el año 2003, publica su libro Completa 
en la editorial del Contrabando del bando en contra. En ese mismo año 
su poema la niña lucía aparece publicado como material inédito 
en la revista Plagio. En el año 2004 aparece en el disco Oscilación 
que une poesía y música electrónica. "la niña 
lucía" es el nombre del tema creado por Danny Jeffs, quien trabajó 
sus bases sobre el texto homónimo. Este mismo año, fue incluida 
en la antología realizada por Raúl Zurita, Cantares, nuevas voces 
de la poesía chilena. En el año 2005, su libro inédito 
la ciudad lucía es publicado casi íntegramente en la antología 
Cuatro cuartetos I: Cuatro poetas recientes de Chile, selección 
realizada por el poeta argentino Cristián De Nápoli y publicada 
en Buenos Aires. Durante los años 2000 al 2005, publica sus textos en diversas 
revistas literarias, tales como Mercado negro, Matadero, Estrago, Barco 
ebrio, Derrame, Plagio y Rocinante, todas de edición chilena. 
También apareció en la revista Oráculo, que se publica 
en ciudad de México. En el año 2005, participa en diversos encuentros 
literarios lejos de Santiago, tales como: Chillán Poesía, 
en la ciudad de Chillán, Salida al mar: Festival internacional de poesía, 
realizado en la ciudad de Buenos Aires y Patagonia escrita, realizado en 
la ciudad de Punta Arenas. Al comienzo del año 2006, participa en el encuentro 
AQpoesía, realizado en la ciudad de Arequipa, Perú. En este 
encuentro presenta una performance de lectura poética musicalizada junto 
a Her own private soundtrack. Actualmente se desempeña como profesora 
de Enseñanza Media y como autora en la escritura de libros de Lenguaje 
para niños. 
 (4) Nos 
extenderemos más adelante sobre los ensayos de Héctor Hernández 
Montecinos y de Felipe Ruiz que defienden la aparición de esta nueva generación. 
Ver: Hernández Montecinos, Héctor. Panorama Subjetivísimo 
de la novísima poesía chilena (14 -07- 2004). Sitio Web de Educar 
Chile. http://www.educarchile.cl/ntg/estudiante/1626/article-88161.html. 
En línea. Revisada el 22 de mayo del 2006. Ver también: Ibid. Chile 
antes de ser un país fue un poema. Quintarueda, año 1, nº1, 
junio de 2004. Artículo disponible en el sitio web de Letras.s 5. http://www.letras.s5.com/hh250904.htm. 
Revisada el 22 de mayo del 2006. Ruiz, Felipe. Poesía, democracia y contingencia. 
Articulo publicado el 14 de Diciembre de 2004 en el Sitio Web de Educar Chile. 
 http://www.educarchile.cl/ntg/docente/1556/article-94853.html#comenta 
. En línea. Revisada el 2 de julio del 2006.
 (5) 
Mary Wollstonecraft Shelley, (Londres, 30 de agosto de 1797 - Londres, 1 de febrero 
de 1851) Escritora británica. Estuvo casada con el famoso poeta Romántico 
Percy Bysshe Shelley. Su obra principal es Frankenstein, o El Prometeo Moderno. 
Ver: Enciclopedia libre Wikipedia. 
http://es.wikipedia.org/wiki/Mary_Shelley. 
Revisada el 7 de agosto del 2006. En línea.
 (6) 
Richard, Nelly. Discurso Feminista y crítica cultural: Nuevos desafíos. 
Revista Atenea. Universidad de Concepción: la Universidad, 1924-V, Nº 
473 (1996)
 (7) Hablamos de aquellos textos 
que se hacen mención de estas problemáticas.
 (8) 
Gobernó entre 1993 y el año 2000. 
 
(9) Su legislatura comenzó el año 2000 
y terminó el 2005.
 (10) 
Tomás Moulián (2005) aclara que: "hay un problema conceptual 
de fondo. Se ha tomado la mala costumbre intelectual de llamarle transición 
a cualquier cosa o, para ser más riguroso, a un acontecimiento importante 
pero que no marca un verdadero quiebre. En la tradición sociológica 
la noción de transición significaba el proceso de pasaje de un tipo 
de sociedad a otra. En Chile y en América Latina se ha optado por llamar 
transición a procesos que, por lo menos en el caso chileno, no generan 
cambios institucionales de fondo aunque signifiquen cambios de dirección 
y orientación en la cúpula del Estado. Es importante que el dictador 
Pinochet haya entregado el gobierno a un presidente electo y que la serie no se 
haya interrumpido. Pero conceptualmente no basta para identificar el comienzo 
de una nueva sociedad". Moulian, Tomás. El cierre de la transición 
inexistente. Artículo publicado el 18-08-2005 en el periódico 
digital El Mostrador: http://www.elmostrador.cl 
En línea. Revisada 3-6-2006.
 (11) 
Sandoval continúa: "Podríamos señalar que estos años 
marcan al lenguaje con un signo de desconfianza y de culpabilidad, por tratarse 
de un momento en que todo el aparato estatal se vuelca a la censura cotidiana, 
donde no quedan exentas las expresiones literarias, porque todo puede ser sujeto 
de sospecha". Dice también: "Esto motivará a la escritura, 
sobre todo poética, a buscar otro lenguaje, formas de revelar y rebelar 
el dolor, la herida, la tortura, la muerte y la desaparición como marca 
permanente. Así lo explica el poeta Raúl Zurita cuando señala 
que "los nuevos escritores se vierten en la búsqueda de nuevos parámetros 
de lenguaje que puedan interpretar mejor la situación, partiendo sí 
de lo que se veía como otra instancia represora más: el mismo lenguaje". 
Ver: Sandoval, Marcela. El traspaso de la memoria al lenguaje poético: 
Aproximación a los primeros textos de Elvira Hernández y Eugenia 
Brito. Artículo prublicado en la Revista Cyber Humanitatis. Nº 
19, 2000. 
http://www2.cyberhumanitatis.uchile.cl/19/msandoval.html 
En línea: revisada el 3-6-2006.
 (12) 
Bello, Javier. Los Náufragos. Sitio Web de la Universidad de Chile. 
Ensayo publicado el 8 de octubre de 1998. http://www.uchile.cl/cultura/poetasjovenes/naufragos1.htm. 
En línea. Revisada el 8 de marzo del 2006.
 
(13) Montealegre, Pedro. Entre 
náufragos y bárbaros: los casos de Javier Bello, Héctor Hernández 
y Alejandra del Río en la poesía joven chilena. Revista 
Ítaca nº1. Valencia. 2003
 (14) 
Muñoz, Luco, María Teresa. Damsi Figueroa: cartografía 
del éter. Revista El Ermitaño, 
Año 2, Número 
3, enero de 2004.
 (15) Bello, Javier. Op. 
Cit. 
 (16) 
Galindo, Óscar. Antonia Torres: las estaciones aéreas. Presentación 
de libro hecha en Valdivia, el 19 de octubre de 1999. Se puede consultar en la 
página Cyber humanitatis. http://www2.cyberhumanitatis.uchile.cl/15/tx1.html 
En Línea: revisada el 3 de julio del 2006
 
(17) Prado, Traverso, Marcela. Para una historia 
de la literatura femenina latinoamericana. Algunas observaciones teórico-metodológicas. 
Nueva revista del Pacífico, Valparaíso, Chile, Nº 37, 1992.
 
(18) El término heterotopía es usado 
por Michel Foucault. Dice: "Las utopías consuelan.: porque aunque 
no tengan lugar real, se despliegan, sin embargo, en un espacio maravilloso y 
liso /…/ las heterotopías inquietan, sin duda, porque zapan secretamente 
el lenguaje, porque impiden nombrar esto y aquello, porque quiebran los nombres 
comunes y los encabalgan, porque arruinan de antemano la 'sintaxis', y no sólo 
la que construye las frases -la menos manifiesta, la que 'mantiene unidas' (juntas 
y enfrentadas unas y otras) las palabras y las cosas". Foucault, Michel. 
Espacios otros, utopías y heterotopías. Conferencia en el 
Centre d`ètudes architecturales, París. 1967 . Artículo disponible 
en: 
https://e-revistes.upc.edu/bitstream/2099/425/1/P005p.pdf 
En línea. Revisada el 22-08-2006
 
(19) Para Frederic Jameson, esta nueva moda "hiptónica" 
nace como síntoma sofisticado de la liquidación de la historicidad, 
la pérdida de nuestra posibilidad vital de experimentar la historia de 
un modo activo. Ver: Jameson, Frederic. El posmodernismo o la lógica 
cultural del capitalismo avanzado. Paidós Studio. Buernos Aires. 1991
 
(20) Montealegre, Pedro. El anacoluto poético 
de Hernández. Artículo publicado el 7-08-2005 en la página 
web de Letras.s5. http://www.letras.s5.com/hhm070105.htm 
En línea: revisada el 22-08-2006
 
(21) Hannah Arendt consideraba la política 
necesariamente como un espacio de relación -habla también de dominación- 
con los otros, y los diversos. Ver: Arendt, Hannah. ¿Qué es la 
política? Paidós. Barcelona. 1997.
 
(22) Es así, que Héctor Hernández 
Montecinos acusa de "académica y literatosa" la supuesta generación 
del 90. Dice, también, en una entrevista en Letras 5 que: "me parece 
que carecen [los poetas de los 90] de riesgos al momento de escribir, no hay un 
afán de crear, de dar cuenta de las múltiples contingencias que 
son pertinentes después de una dictadura horrenda y asesina, o en el momento 
en que el mercado también lo es". Hemos dicho que las generaciones 
literarias corresponden a una administración política e ideológica 
por parte de los agentes de datos históricos vinculados a la literatura 
y a sus autores. Creemos que no se sustenta lo que dice Hernández, dado 
el caso de que los supuestos poetas de los 90 no constituyeron un grupo homogéneo 
de escrituras: no suscriben una misma poética; no hay manifiesto; 
no se validan cabezas generacionales que ejerzan influencia; no se pueden definir 
de forma certera. Ver. Hernández, Héctor. Op. Cit. 2004. Por otra 
parte, Felipe Ruiz propone el mismo escenario: asegura que la náufraga 
generación del 90 se trató de "un retroceso hacia viejas y 
superadas formas de poetizar, cancelando a muchas (y buenas) voces prematuramente. 
Para comprender estas poéticas que se retraen hacia el verso lírico 
y clásico, habría que pensar el papel que jugaron en el contexto 
de su década, incluso más allá de la calidad de sus poemas 
en sí. Evidentemente, el primer decenio de gobiernos de la Concertación 
(y sobre todo los primeros cinco años) no fue proclive a discursos contestatarios 
y belicosos". Ver: Ruiz, Felipe. Poesía, democracia y contingencia. 
Articulo publicado el 14 de Diciembre de 2004 en el Sitio Web de Educar Chile. 
http://www.educarchile.cl/ntg/docente/1556/article-94853.html#comenta 
. En línea. Revisada el 2 de julio del 2006.
 
(23) Eagleton, Terry. Una introducción a la 
teoría literaria. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires. 1998.
 
(24) Hernández, 
Héctor. Op.Cit. 2004 
 (25) 
Peña Rodríguez, Francisco José. Poesía actual de mujeres 
en Hispanoamérica: el Siglo XXI. Artículo publicado el 5-04-2006 
en la página web Marca Acme: 
http://www.marcaacme.com/articulo-view.php?id=110 
En línea: revisada el 23-08-2006
 
(26) Algunas notas sobre ellas aparecen en el ensayo 
de: Hernández Montecinos, Héctor. Panorama Subjetivísimo 
de la novísima poesía chilena (14 -07- 2004). Sitio Web de Educar 
Chile. http://www.educarchile.cl/ntg/estudiante/1626/article-88161.html. 
En línea. Revisada el 22 de mayo del 2006 
 
(27) La editorial [contrabando del bando en contra] 
ha publicado también los títulos: El barro lírico de los 
mundos interiores más oscuros que la luz, de Héctor Hernández 
Montecinos y Este libro se llama como el que una vez escribí, del 
mismo autor; Puta Poesía, de Pablo Anrré Carvajal; Aproximación 
a la situación anómala y oblicua del lenguaje, de Arnaldo Enrique 
Donoso y Del estado del Arte, del mismo autor; Frío en la noche 
Latina, de Pablo Paredes; Sangre Seca, de Estela Lamat y Yo la Peor 
de Todas, de la misma autora. 
 
(28) Montealegre Pedro. Op. Cit. 2005
 
(29) Texto aparecido en el libro El Barro Lírico 
de los Mundos Interiores más Oscuros que la Luz, de Héctor Hernández 
Montecinos. En él tampoco consta el año de edición, numeración, 
índice ni registro de propiedad intelectual.
 
(30) Genette, Gérard. Palimpsestos. La 
literatura en segundo grado. Madrid: Taurus, 1989.
 
(31) Escribimos Libro con mayúscula 
ya que hablamos de él en general. Para hablar de Completa lo haremos 
con minúscula.
 (32) 
Pierre Bourdieu asegura que: "La propia lógica del campo tiende a 
seleccionar y consagrar todas las rupturas legítimas con la historia objetivada 
en la estructura del campo, es decir las que son fruto de una disposición 
formada por la historia del campo e informada de esa historia, por lo tanto inscrita 
en la continuidad del campo". (Bourdieu, Pierre. Las Reglas del Arte. 
Génesis y estructura del campo literario. Anagrama. Barcelona. 2002).
 
(33) Suscribimos, por ahora, la definición 
de ironía de Rosamaría Martín (1996). "La ironía 
viene ser, por tanto, una especie de lenguaje en clave, pues se le exige al lector 
que rechace su significado literal, que vaya más allá del significado 
superficial, de modo que su desciframiento crea en el receptor la emoción 
del encuentro con un espíritu afín. Ello nos permite concluir que 
las construcciones de la ironía no se pueden reducir casi nunca, o nunca, 
a gramática o a semántica o a lingüística /…/ La ironía, 
más allá de un mero procedimiento retórico, obedece a una 
disposición profunda del ser total" (Martín, Casamitjana, Rosamaría: 
El humor en la poesía española de vanguardia. Gredos. 1996)
 
(34) Interpretando a Foucault, Judith Butler asegura 
que la "materialidad designa cierto efecto del poder o, más 
exactamente, es el poder en sus efectos formativos o constitutivos. En la medida 
que el poder opere con éxito constituyendo el terreno de su objeto, un 
campo de inteligibilidad, como una ontología que se da por descontada, 
sus efectos materiales se consideran datos materiales o hechos primarios" 
(Butler, Judith. Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales 
y discursivos del "sexo". Paidós. Buenos Aires. 2002)
 
(35) Butler, Judith. Op.Cit. 2002
 
(36) Utilizamos la concepción de Mijail Bajtín 
para la dialogía: "Los lenguajes del pluringüismo se introducen 
en la novela en forma de estilizaciones paródicas impersonales (como en 
los humoristas ingleses y alemanes), de estilizaciones no paródicas, de 
géneros intercalados, en forma de autores convencionales, de skaz; 
y finalmente, incluso el indiscutible discurso del autor, por ser polémico 
y apologético, es decir por oponerse, como lenguaje especial, a otros lenguajes 
del plurilingüismo, se concentra en cierta medida en sí mismo; esto 
es: no sólo representa, sino que, también, se representa". 
Bajtín, Mijail. Teoría y Estética de la novela. Taurus. 
Madrid. 1989. 
 (37) 
Estas preguntas se podrían hacer operativas y extenderse al cuestionamiento 
crítico de toda institución cultural y política basada en 
el falogocentrismo, a la metafísica de la presencia, a la lógica 
de lo unitario.
 (38) 
El símbolo lo podemos definir, junto a Thomas C. Greaves (2002), como un 
"vehículo comunicacional, en general, verbal o visual, donde emisor 
y receptor comparten una asociación adquirida y arbitraria entre la señal 
y un significado convencional. La comunicación simbólica es frecuente 
entre los humanos, y forma las bases no sólo de gran parte de la vida social, 
sino también de virtualmente todas las culturas y la creatividad humanas". 
Greaves, Thomas. EN: Payne, Michael Et. al. Diccionario de teoría crítica 
y estudios culturales. Paidós. Buenos Aires. 2002. De acuerdo a esto 
lo simbólico sería coextensivo al orden del lenguaje, y, siguiendo 
a Lacan, a la esfera significante. (Lacan, Jacques. Obras Escogidas. RBA 
Coleccionables. Barcelona. 2006).
 
(39) Méndez, Rubio, Antonio. Poesía 
sin mundo. Editora regional de Extremadura. Mérida. 2004
 
(40) Freud, 
Sigmund. Más Allá del Principio del Placer. Obras Escogidas. 
RBA Coleccionables. Barcelona. 2006).
 (41) 
"Las prohibiciones no tienen la misma forma, ni intervienen de la misma manera 
en el discurso literario y en el de la medicina, en el de la psiquiatría 
o en el de la dirección de la conciencia. E, inversamente, esas diferentes 
regularidades discursivas no refuerzan, no rodean o no desplazan las prohibiciones 
de la misma manera" (Foucault, Michel. El orden del discurso. Tusquets 
Editores. Buenos Aires. 1992)
 (42) 
Deleuze, Pilles; Guattari, Félix. Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. 
Pre-textos. Valencia. 2004. Pp. 512-521
 
(43) "Para la filosofía del absurdo, 
el sinsentido es lo que se opone al sentido en una relación simple con 
él; hasta el punto de que el absurdo se define siempre por un defecto del 
sentido, una carencia (no hay bastante...). Por el contrario, desde el punto de 
vista de la estructura, siempre hay demasiados sentidos: exceso producido y sobreproducido 
por el sinsentido como defecto de sí mismo /…/. El sinsentido es lo que 
no tiene sentido, y a la vez lo que, como tal, se opone a la ausencia de sentido 
efectuando la donación de sentida. Esto es lo que hay que entender por 
non-sense". Deleuze, Gilles. La lógica del Sentido. 
Paidós. Barcelona, 1994. Pp. 90-91.
 
(44) Para Deleuze y Guattari (2004) el agenciamiento 
es el primer lugar territorial. 
 (45) Las 
definiciones de poder son múltiples y polisémicas dentro de los 
últimos estudios sobre cultura y sociedad: al mismo tiempo, posee connotaciones 
tanto negativas como positivas dependiendo del problema sujeto a análisis 
y al contexto político y cultural en el que surge. Lo resumimos de manera 
provisoria con la concisión que nos proporciona la Real Academia Española 
(1992): "Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene 
para mandar o ejecutar algo", y sin desdeñar otra que precisamente 
se centra en cómo ese "alguien" llega a tener esa facultad y 
esa jurisdicción. Por eso también decimos con Teum Van Dijk (1994) 
que "la noción de poder involucra ante todo el concepto de control 
sobre dos instancias: los actos de las personas y la mente de las personas; es 
decir, hablar de poder es hablar de control. El control remite a la limitación 
de la libertad de acción de otros". Van Dijk, Teum. Análisis 
Crítico del Discurso. Ponencia UNESCO. 1994
 (46) 
Op.Cit. (2004)
 (47) 
Judith Butler afirma que: "los actos preformativos son formas de habla que 
autorizan: la mayor parte de las expresiones preformativas, por ejemplo, son enunciados 
que, al ser pronunciados, también realizan cierta acción y ejercen 
un poder vinculante". (Op. Cit. 2002)
 
(48) Pierre Bourdieu asegura que se crea el discurso 
de ese proceso natural y pasivo de la hinchazón de la mujer o la tierra, 
como un espacio y soporte que sólo exige de la mujer unas prácticas 
técnicas o rituales de acompañamiento, "actos continuos, normales, 
repetitivos y monótonos" (Bourdieu, Pierre. La dominación 
masculina. Anagrama. Barcelona. 2003 )
 (49) 
Antonio Méndez, siguiendo a Ricoeur, define la utopía como aquella 
mirada a lo que existe a través de lo que no existe. (Op. Cit. 2004)
 
(50) Eagleton, Terry. Ideología. Una introducción. 
Paidós. Barcelona. 2005
 (51) 
García Canclini, Néstor. Culturas híbridas. Estrategias 
para entrar y salir de la modernidad. Paidós Estudio y Sociedad. Barcelona. 
2001.
 (52) García Canclini (2001) 
asegura más adelante que: "cuando se define a una identidad mediante 
un proceso de abstracción de rasgos (lengua, tradiciones, ciertas conductas 
estereotipadas) se tiende a menudo a desprender esas prácticas de la historia 
de mezclas que se formaron".
 (53) 
Haraway, Donna. A Cyborg Manifesto: Science, Technology, and Socialist-Feminism 
in the Late Twentieth Century" in Simians, Cyborgs and Women: The Reinvention 
of Nature (New York; Routledge, 1991) Disponible en castellano en:
 http://manifiestocyborg.blogspot.com/ 
Revisada el 7- 07-2006
(54) 
Como ya hemos dicho, éstos se mueven de forma constante por espacios también 
móviles.
 (55) 
Ya lo dijo Pierre Bourdieu cuando se refería a las relaciones objetivas 
entre textos, autores y agentes, y las políticas económicas, culturales 
y sociales que rigen los campos en donde éstas se dan cita.
 
(56) Espinosa, Patricia. Binariedades Efectivas. 
Revista Rocinante Nº 65, marzo del 2004
 
(57) Jameson, Friederic. Op. Cit. (1991)
 
(58) Hernández, 
Montecinos, Héctor. Op- Cit. (2004)
 
(59) Fernández Buey, Francisco. Ética 
y Política en la obra de Antonio Gramsci. Comunicación a un 
Congreso sobre Gramsci: Torino, XII/1997. Publicado en la Página Web de 
la revista Escenario, Nº 3, el 3 -03-2003. En línea: 
http://www.escenario2.org.uy/numero7/etica_fernandez.html. 
Revisada el 4 de abril del 2006.
 
(60) Estamos con Mary Ellen Bray al definir la reificación 
como una forma específica de alienación, en la cual la conciencia 
del individuo está tan agobiada con su identificación con los medios 
y el fruto de la producción, que se detiene el proceso dialéctico 
de identidad y se produce un bloqueo psicológico que niega el crecimiento 
individual, así como toda interacción social significativa": 
Bray, Mary Ellen. Reificación. EN: PAYNE, Michael Et. Al. Diccionario 
de teoría crítica y estudios culturales. Paidós. Barcelona. 
2002. 
 (61) 
Op. Cit. 2004


 
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Ponencia UNESCO. 1994
 



*Pedro 
Montealegre Latorre (Santiago de Chile, 1975). En 
1995 participa en el Taller Literario Fértil Provincia, a cargo de los 
Poetas Heddy Navarro y Bruno Serrano. Ese mismo año forma parte de la agrupación 
de escritores jóvenes Quercipinion, en la ciudad de Puerto Montt. 
En 1999 forma parte del Taller Literario de la Universidad Austral de Chile, a 
cargo del crítico y profesor Iván Carrasco y, paralelamente, al 
Taller Virtual de la Corporación Cultural de las Condes, dirigido por el 
poeta Raúl Zurita. En 1996, fue premiado con el segundo lugar, mención 
poesía, en el Primer Concurso de Literatura Pablo Neruda, del centro cultural 
homónimo, en la ciudad de Valdivia. En 1998 le es concedida la medalla 
Fernando Santiván, de la Universidad Austral de Chile, por logros artísticos. 
En 1999 obtiene el primer y tercer lugar en el Segundo Concurso Universitario 
de Poesía Navegando entre Versos, de la misma universidad y el hogar 
estudiantil Huachocopihue. El año 2000 es galardonado con el segundo lugar 
en el Primer Concurso Nacional de Poesía Joven Enrique Lihn. El 
año 2005 resulta ganador del IV Certamen de Poesía César 
Simón, en Valencia España. En 1999 publica su libro Santos 
Subrogantes (Ediciones de la Universidad Austral de Chile), y el año 
2005 publica su segundo libro, La Palabra Rabia (Editorial Denes, Valencia). 
Ha sido incluido en los libros-antología: Neruda, la Lluvia, el Río 
(Valdivia, 1996); Hipocampos (EVA ediciones, Valdivia, 1998); Quercipinion 
(Ediciones de la Revista Trilce, Concepción, 2000); Ocio Increíble 
(autores premiados, Barba de Palo ediciones y editorial El Kultrún, Valdivia, 
1999); Línea Gruesa (Pájaro Verde Ediciones, Puerto Montt, 
2000); Sur Fugitivo: Antología de poetas de la Décima y Novena 
Región (Temuco. Editorial Jauría. 2004); El decir y el vértigo, 
panorama de la poesía hispanoamericana reciente 1965-1979 (Filodecaballos 
Editores, CONACULTA Fonca, México, 2005); Voces del Extremo, Poesía 
y Vida (Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, 2006). 
Artículos de crítica y poemas suyos aparecen en algunas revistas 
chilenas y españolas. Pedro Montealegre es periodista y actualmente cursa 
el doctorado en Lengua y Literatura Hispánicas de la Universitat Jaume 
I, en Castellón y forma parte de la Unión de Escritores del País 
Valenciano. Reside en Manises, Valencia.