Territorios
de piel como territorios políticos: el cuerpo
poético en Completa
de Paula Ilabaca
Por
Pedro Montealegre*
"Se
conoce sola"
Paula Ilabaca Núñez
Primero:
¿cuerpo generacional o generado?
La vigencia del sistema generacional
como principio organizador de las prácticas asociadas a la creación
verbal hoy resulta cuestionada. La historiografía literaria chilena ha
hecho uso de este método para definir la jerarquía, ingreso o exilio
de autores y textos a un campo literario determinado; sin embargo, no problematiza
las preguntas sobre el escenario, tiempo y espacio tanto de donde se da lugar
el hecho literario como de su análisis. Esto se produce en la medida que
esta plantilla no logra definir o abarcar aquellos textos que de algún
modo se resistan a la administración de cualquier medida o modelo. Este
sistema, más bien, corresponde al ejercicio del poder activo de quien,
institución o sujeto, está investido por la autoridad -o por la
violencia- para ejercer de comisario. Se reconoce así, dado que se lo permite
un campo conformado por imaginarios simbólicos, discursos, representaciones
e ideologías dominantes que construyen -y que a menudo niegan su calidad
de conformación- lo que se llama literatura nacional o literatura chilena.
Perpetúan
y difunden con la mención y reproducción de ese canon(1)
un aparato ideológico estatal que sustenta una idea de nación, país
o república de las letras, promoviendo la estabilidad del mismo. Es así
que del estudio de Ricardo Cuadros (2005), refiriéndose al trabajo de académico
chileno Cedomil Goic -defensor del método generacional- se puede concluir
lo siguiente: todo trabajo de periodización o de fijación de generaciones
literarias está tamizado por las pre-concepciones estético ideológicas
de quien hace esa categorización. Por lo tanto, de quien esta autorizado
para ejercer ese poder(2).
Completa
de Paula Ilabaca Núñez (Santiago, 1979)(3)
no podría situarse en alguna generación. Los intentos(4)
a partir del nuevo siglo por instaurar un modelo de poesía novísima
en la que se incluiría esta autora -llamada Generación del 2000,
aparentemente nueva y transgresora- no profundiza en la herencia o en las relaciones
dialógicas de esos textos con sus condiciones de producción. Me
refiero a los discursos que reactualizan y a sus referencias hipertextuales. O
más específicamente, a la conflictiva multiplicidad de estéticas
antecesoras y actuales invisibilizadas por el mismo afán clasificatorio
o nominativo. Esto ha dado pie a que se validen sólo algunos autores -en
desmedro de otros- en la medida que pertenezcan a tal o cual grupo. No podemos,
de esta manera, justificar la elección de este libro salvo por su actualidad,
por su aparición crítica en un contexto dominado por un discurso
normalizador y estandarizante: el de la poesía joven y el de la poesía
femenina chilenos. También lo consideramos a partir de nuestros objetivos,
ya que nos permite hallar en él una relación entre cuerpo y territorios
políticos del que se pueden obtener lecturas críticas y productivas
en vista de cuestionar los cimientos culturales y simbólicos del orden
patriarcal.
El libro que hoy nos interesa, parodia, ya desde su título,
una política de la unidad metafísica entendida como dispositivo.
O sea, como un sistema diseñado por partes con una finalidad determinada,
cuyo correlato extremo en la literatura está dado por el monstruo creado
por Mary Shelley(5). Para ser completa,
de acuerdo a esto, hay que cumplir con los requisitos; es decir, con las condiciones
de su posibilidad instrumentalizada por el deseo del otro. Éste es el que
dispone las cláusulas, las estrategias de su diseño y producción
para que así este mecanismo, o, mejor dicho "mecanisma", tenga
razón de ser. ¿Resultará contradictorio que este libro se
genere en relación a un otro especulativo y una otra especular,
en la medida que su política de relación discute, al mismo tiempo,
la noción de término o acabado del texto al truncarse el proceso
comunicativo en la medida que algunos textos no finalizan? ¿Se entiende,
por otra parte, la apropiación de los agentes literarios de un libro-cuerpo-territorio
que les discute, les pregunta y dificulta su tarea en vista de que borra las huellas
para su búsqueda o quita las asas para su manipulación? La parodia
se desliza hasta conformarse en una ironía. La política de enunciación
que gobierna este texto está dada por el uso de anacoluto retórico
como una estrategia de creación y de acción poética. Ésta
produce, al mismo tiempo, la analogía de este cuerpo retórico malogrado
con la sujeción de un cuerpo humano, primero, a la misma posibilidad descentrada
de afirmarse como sujeto/a, para luego reconocerse encarnado/a y limitado/a por
él de modo problemático. No cabría ubicar este libro cómodamente
en el diseño de una generación y su instrumentalización política.
Utiliza un lenguaje en crisis para hacerse cargo de un cuerpo -que por extensión
es un mundo- igualmente en crisis. Podemos decir, introductoriamente, con Nelly
Richard:
"la reivindicación de esa presimbolicidad
del cuerpo como zona anterior al corte lingüístico y a la legislación
paterna del signo, lleva a muchas feministas a asociar lo femenino a lo biológico-natural
de un cuerpo de origen: a re-esencializar el 'yo' de la mujer, atándolo
a la naturaleza biológica de una femineidad primaria /…/ Más bien,
lo femenino es la construcción móvil de una subjetividad en proceso
que se va modelando en función de las circunstancias de acción y
discurso que la involucran contingentemente y que le exigen maniobras diferenciadas
y compuestas que se vayan reajustando tácticamente según las organizaciones
de códigos llamadas a ejercer poder o la violencia simbólica".
(Richard. 1996)(6)
A
partir de lo que dice Richard, creemos necesario constar que este trabajo tiene
como objetivo general dar cuenta de la filiación e interrelación
que se produce, primero, entre una práctica de re-simbolización
del cuerpo femenino pero no centrada necesariamente en la in-corporación
de esos signos -o su cuestionamiento- a un campo cerrado de relaciones, a su radical
biologización. Y por otra parte, considerarla inserta y en apertura hacia
un contexto discursivo donde lo femenino se redefine conflictiva y políticamente
en el juego de dialogías sociales y con respecto al lugar que ocupan los
textos hechos por mujeres(7) al interior
del campo de la literatura chilena. Creemos en una mirada descentrada para hablar
de lo femenino como "algo que desmonta la ficción idealista de un
yo unificado y de un sentido linealmente representativo de una supuesta coherencia
de identidad" (Op. Cit.1996). O también, al hecho de considerarlo
como "articulador simbólico" entre las periferias culturales
y la misma política de (in)definición de subjetividad.
Pretendemos
en este trabajo explorar las nociones de cuerpo poético y cuerpo físico
como territorio de enunciación y acción políticos. Intentaremos
analogar, por lo tanto, el texto Completa con un proceso continuo e inacabado
de territorializaciones y desterritorializaciones del cuerpo poético -y
por lo tanto, político- que intenta esbozar una subjetividad femenina.
Para ello, nos proponemos aislar algunas condiciones de producción del
libro: datos relevantes acerca de la historia y la historiografía crítica
en la que él se inscribe así como también las particularidades
discursivas del texto que den cuenta de nuestros objetivos. Enmarcaremos teóricamente
este trabajo con una mirada interdisciplinar -entre la filología, la filosofía,
la política y estudios culturales- y utilizaremos una metodología
basada en el análisis general del discurso.
Segundo: género
y poesía chilena de cambio de siglo
Una vez terminado el gobierno
de Eduardo Frei Ruiz-Tagle(8) (demócrata
cristiano, partido de centro-izquierda) y comenzando la etapa de Ricardo Lagos(9)
(socialista), el año 2000 se caracteriza por la instauración del
"modelo chileno": un neoliberalismo al parecer ad hoc y ejemplar,
ensayado y fermentado durante la Dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Éste,
en apariencia, impulsaba la economía nacional a reconocerse social y políticamente
solvente o segura, garantía ilusoria de estabilidad en la región.
La situó, en realidad, de modo problemático en ese espacio dados
los buenos resultados en los balances comerciales y produciendo, al mismo tiempo,
la necesidad de consumir como pre-requisito para existir; es decir, la póliza
aseguradora de una escogida representación de éxito. No consideraba,
finalmente, las bolsas de pobreza, la miseria real pero escondida que no computaba
para el cuadro de honor. Se emite el discurso enfatizado en un deseo de reconciliación
y de vuelta de página -la llamada transición hacia la democracia-
lo que propondrá, coincidentemente con lo anterior, la nueva situación
de Chile con respecto a su propia (pos)modernidad(10)
. Nos referimos al deseo modelado como motor de reconocimiento de una nación
"ganadora", sintonizada con el modelo estadounidense o en su defecto
europeo, sin conciencia de su hibridez ni de sus espacios irrealizados o inexistentes
para quienes diseñan ese discurso. Las heridas de la dictadura no se encuentran
aún saldadas, sobre todo considerando que dos años antes, en 1998,
el dictador y hasta ese momento senador vitalicio, Augusto Pinochet, parte a Inglaterra
donde comenzará su cuestionamiento abierto y "global". Esto reactualiza,
aunque no estaban agotados, los debates y las discusiones sobre el tema.
Éstos
tratan sobre un proceso de duelo, ajusticiamiento y reconciliación no terminado,
y que reaviva los debates que el lavado oficial de la memoria chilena, una vez
recuperada la democracia, fagocitó o hizo productivos -quitándoles
su belicosidad y capacidad crítica- en vista de exportar un imagen oficial
de desarrollo y bienestar sin conflictos ni asuntos pendientes. Los discursos
poéticos durante el régimen militar dialogaban críticamente
con el contexto de opresión reinante. Es durante esta época cuando
la escritura femenina en Chile decide luchar en dos frentes. Ilustrativa nos parece
la contextualización de Marcela Sandoval (2000). Ella asegura que para
la literatura chilena, este período está signado por la censura
y la autocensura, la fuga de lo coloquial y el retorno a lo no dicho(11)
:
"Aparecerán entonces, formas fragmentarias para
apropiarse de la página como único espacio posible de ocupar. Este
recurso estético e ideológico tendrá una doble significación
en las poetas que comienzan a escribir durante esos años: se trata de una
poesía contestataria contra el régimen militar, pero a este mismo
orden ellas le colocan el rostro del Padre castrador de lenguaje, el patriarcado".
(Sandoval. 2000)
Estas formas de apropiación quedan
caracterizadas en los libros de poetas tales como Elvira Hernández, Eugenia
Brito, Carmen Berenguer, Teresa Calderón, Heddy Navarro, Soledad Fariña,
Paz Molina y Verónica Zondek, Malú Urriola, entre otras.
Con
la llegada de la democracia se produjo un cambio de intensidad en la belicosidad
crítica de los textos de las poetas. El nuevo escenario proponía
la aceptación consensuada de los sujetos del nuevo estado de cosas y, en
cierta medida, dirigía el deseo en vista de que ellos se adecuaran a él
acríticamente, considerando que, se suponía, arribaba una situación
histórica comparativa y cualitativamente mejor. El cuerpo social permanece
anestesiado ante el simulacro y la promesa de buenos tiempos venideros, lo que
incidió en que los discursos de las poetas surgidos en esta época
se volvieran "indeterminados" pero no por eso menos críticos.
Es decir, la lógica de la disidencia manifestada en los textos de estas
escritoras durante la dictadura militar, ya no se regía por las oposiciones
políticas evidentes y operativas durante ese tiempo (en especial las caracterizadas
por cuerpo/ sujeto, feminismo / patriarcado, sujeto /sociedad, estructura base
/ superestructura, opresión/ revolución). Se desactivaron, al decir
de Javier Bello (1998), las posiciones confrontacionales y se produjo la hibridación
de voces en un intento de religar los restos de la historia y el "cuerpo"
nacionales(12) . Bello no se detiene específicamente
en el debate sobre la escritura femenina en el contexto histórico que estudia,
dado que en este espacio de mutación lo femenino como discurso -la reivindicación
política de luchar contra el patriarcado- se disgrega en la aparición
conflictiva de discursos que no se pueden catalogar. Esto se produce en vista
de que ocupan un espacio heterotópico:
"Se trata
de textos que no son neutros con respecto a ese contexto discursivo, como podría
pensarse al observar su distanciamiento; en el "encierro" heterotópico,
además de utilizar los discursos del medio para construir otro espacio
que los vuelva reconocibles, se metaforiza ese "espacio del desconcierto"
del que se habla en la imagen principal que recorre toda esta temprana producción
y que pone de relieve la aventura vital que en estos tiempos protagonizan los
jóvenes: el contemplarse 'perdidos'". (Bello. 1998)
De
este modo, entre otras poetas de los noventa, la hablante en los textos de Alejandra
del Río(13) se encuentra "ensimismada",
aunque no llega a perder las relaciones simbólicas que la construyen como
tal; Damsi Figueroa propone una sujeto que se "autorreconoce"(14)
; Verónica Jiménez habla de una voz que se sumerge para desaparecer(15)
; Antonia Torres sugiere "confusas instantáneas de la realidad"(16)
. En este proceso de indeterminación, la tematización explícitamente
femenina o feminista transa de forma crítica con la finalidad de producir
en un espacio irrealizado lo irrealizable. El análisis fundamental que
caracterizó la producción de poesía de este tipo en Chile
ya no se entendió solamente con especificar la relación de un grupo
estructural y culturalmente discriminado por razones de género, es decir,
desde un ámbito construido e institucionalizado desde la cultura patriarcal
dominante(17) . Se trata de la búsqueda
de un cuerpo poético pero sin la necesidad aparente de órganos,
lo que equivale a decir, del seguimiento de una utopía sin discursos fuertes
o reconocibles en la estrategia de acceso o de exilio al poder, y por consiguiente,
al poder de definir cuerpos y subjetividades. Ya no hay dolor ni placer en el
deseo de ese cuerpo poético, esa subjetividad femenina en continua construcción
(y destrucción). Sólo se trata de ese seguimiento: el de las trayectorias
de distintas intensidades a través de una red rizomática; iniciar
ese rastreo en un medio móvil en el que se da cita un juego continuo de
hibridación y dialogías propias de ese (no) lugar heterotópico(18)
.
A partir del 2000, esta lectura sobre múltiples estratos críticos
e indeterminados que tensionan un espacio de negociación simbólica,
sufre otro cambio de intensidad. Éste no se da en el sentido falsamente
cíclico -la nostalgia de volver a un lugar originario- como ha querido
dar a entender la lógica cultural del capitalismo avanzado(19)
. Hemos propuesto(20) que el sujeto múltiple
o híbrido, después del proceso de desterritorialización,
finalmente se encuentra a sí mismo una vez comenzado el nuevo milenio.
Toma conciencia de su hibridez (es decir, opta por asentarse en un topoi,
en un lugar) así como de las lecciones del viaje o del naufragio. Es, entonces,
que al comprobar las condiciones contemporáneas de dominación, al
reconocer la hegemonía del poder económico ya no fácticamente
dictatorial, sino que compuesto por otras dictaduras y microdictaduras desintegrando
y alienando a los sujetos, el hablante opta por posicionarse. Esto significa que
decide hacer de la escritura una práctica artística de intervención
abiertamente política(21) : "y
si es que existe un espacio de desconcierto precedente, éste genera
Otro espacio, consecuente: el de la lucha; es decir, el tiempo en que la
mirada abarca la hecatombe -también discursiva- y el tiempo en que decide
llenar ese mismo espacio con voz: o de otro modo, con un contra-discurso, una
contra-poética, y también una contra-dicción" (Montealegre.
2005).
Si bien es cierto existe un afán nominativo y clasificatorio
en los intentos de deslindar una "nueva" generación de poetas,
éste resulta mediatizado por el deseo de reconocimiento de una emergencia
-entendida como emerger y también por su urgencia- antes
que a condiciones perfectamente definidas de aparición cohesionada y totalizadora.
Parte de su justificación se traduce en la confrontación directa
con las voces "indeterminadas" de los noventa. No todas las que se consideran
a partir del 2000 son las que hay ni todas se sienten representadas en los intentos
de canonificación. No creemos que se tenga claro qué características
previas han sido identificadas para que se produzca esta disensión no dialogada,
aparentemente impermeable. Esto queda caracterizado por la infravaloración
de los considerados Náufragos, o por el deseo de su rápido
reemplazo a través de quienes (agentes, instituciones o editoriales) continúan,
en su mayoría, con una relación agónica en vinculación
a los discursos poéticos del periodo postgolpe: esta política niega
y relativiza la legitimidad de los poetas a quien Bello (1998) congrega, se adscribe,
y, de alguna manera, supuestamente representa(22).
Sin embargo, parte de sus fundamentos teóricos tienen valor descriptivo
al proponer un contexto de aparición en la que el capitalismo posmoderno
ya no se disfraza de progresismo y democracia. Creemos que la valía del
discurso crítico que pretende justificar la aparición de nuevas
estéticas a partir del nuevo milenio no está en el hecho inútil
de definirlas o encasillarlas en un grupo, sino en proponer como lugar de aparición
un campo tenso y conflictivo de trayectorias que chocan con una lógica
cultural que les oprime y restringe. Entonces, siguiendo a Terry Eagleton (1998)(23)
podemos decir que surge la necesidad crítica de ocuparse de los argumentos
políticos y no exclusivamente morales, es decir; se ocupan de los argumentos
genuinamente morales que tomen en cuenta las relaciones entre las cualidades y
valores individuales y todas las condiciones materiales de nuestra existencia.
Así lo explica Héctor Hernández(24):
"Ellos
y ellas han cruzado sus poéticas personales con políticas sociales
y culturales. Pocos han publicado y los que lo han hecho ha sido en ediciones
de escaso tiraje y casi nula distribución. Las temáticas se dispersan
como zonas de demarcación de subjetividad dentro de un espectro de misma
socialización. Hablan y se hablan. Desde el género, la pobreza,
las fiestas pasando por la cita clásica y la parodia estas escrituras se
presentan como factura y borde de un momento de la poesía chilena que se
cruza con el mercado, los monopolios editoriales, el deseo de libertades éticas
con respecto a las sexualidades y los cuerpos. La ironía, la risa y la
descomposición de algo que se está gestando" (Hernández.
2004)
Las poetas que aparecen a partir del 2000 poseen también
múltiples registros e intensidades, pero todas ellas enmarcadas en el proceso
de (des)composición del que habla Hernández de una zona de factura
y de fractura que se llama Poesía Chilena o Poesía Nacional. Francisco
José Peña Rodríguez (2006) intenta caracterizar las particularidades
discursivas de la escritura femenina de esta época como un fenómeno
inscrito en las problemáticas ya no nacionales sino que en relación
dialógica con el devenir crítico y conflictivo de los países
latinoamericanos. Cree encontrar en los textos de ellas un: "verbalismo directo,
2) la falta de puntuación -en muchos casos- como trasgresión formal
en busca de musicalidad, 3) temas más cotidianos -familia, la ciudad, lo
americano e indigenista, los problemas diarios,...- y desde nuevos puntos de vista,
4) uso del lenguaje estándar, cotidiano e indígena, 5) rebeldía
ante las convenciones estéticas y sociales, 6) yuxtaposición de
poemas como fórmula de ruptura del poemario clásico, 7) formación
universitaria e interrelación con otras disciplinas, 8) incorporación
personal y estética a las nuevas tecnologías, y 9) compromiso social
representado en la obra individual de algunas de ellas"(25).
Consideramos que esta simplificación tiende a inmovilizar el discurso poético
femenino en el encasillamiento de esas características -a pre-fijarlas
en un cimiento monolítico y aparentemente sin discusión- lo que
hace que su mención tienda a concluir o congelar el análisis y la
exploración crítica. Sin embargo y al mismo tiempo, corresponde
a una visión superficial de esa materialidad poética -la observación
arraigada en su forma- no exenta de interés, ya que permite su utilización
analítica como un pre-texto discursivo para negarla, afirmarla, o incorporarle
matices.
Las poetas que comienzan a escribir en esta época son
Paula Ilabaca, Gladys González, Úrsula Starke, Elisabeth Neira,
entre otras(26).
Tercero:
Completa: libro-cuerpo-territorio
Completa es un libro que no
posee índice, año de publicación, ni inscripción en
el registro de propiedad intelectual. La nota que normalmente advierte de acciones
legales contra quien copie, reproduzca o difunda ilegalmente un libro está
cambiada. Es decir, se promueve su copia y difusión a-legal siempre y cuando
a los autores "se les avise". Esto da cuenta de la política de
la publicación de una editorial independiente que propone un "libro
libre"(27) , y que juntamente con otros
títulos, sostienen y defienden una premisa conjunta: "la función
del arte es anular la mercancía"(28).
Esto significa que la factura del libro proyecta a su vez una paratextualidad
que se inserta problemáticamente en los límites de lo legal. Es
así que los editores de [contrabando del bando en contra](29)
aseguran que: "El libro siempre será libro con su pro, sus
contra y la contradicción de que se venda un libro de poesía, pero
que al mismo tiempo ese libro desarticule la misma mercancía que es. Un
libro contra sí mismo es un libro 'que vendrá'. El libro que se
inutilice y que exagere las fisuras e intersticios del mercado. Un libro libre".
El paratexto en sí corresponde a la superficialidad más visible
de un libro; se refiere a las costuras y remaches que constituyen su materialidad
como factura y artefacto; es decir, como unidad objetiva y tangible que al mismo
tiempo se ubica como material significativo en relación opuesta a otros
en la oferta de la realidad. Para Gerard Genette (1989)(30)
un paratexto es aquella relación que "una obra literaria, el texto
propiamente dicho, mantiene con su /…/: título, subtítulo, intertítulos,
prefacios, epílogos, advertencias, prólogos, etc. (...) y muchos
otros tipos de señales accesorias, autógrafas o alógrafas,
que procuran un entorno (variable) al texto". Tenemos, a partir de estas
distinciones, la primera justificación para analizar la ironía que
en el título se nos presenta: desde ya se trata de un libro incompleto
puesto que rompe con la institución de Libro(31)
como unidad accesible, rastreable e identificable. Este quiebre normativo se sitúa
en un campo literario(32) de relaciones
objetivas entre agentes y discursos que re-producen la norma de producción
material del Libro y que definen lo que se considerará como tal. No se
trata de un error en cuanto a su posible accidentalidad, sino de la utilización
activa de él para cuestionar las lógicas de re- reconocimiento de
un texto significativo en la política de identificación de lo literario.
Esto implica que la ética inscrita en la producción de este libro
-ahora hablamos de Completa- es poner en evidencia las partes abyectas
u obscenas (lo que se ubica fuera de escena) que los mecanismos de simbolización
hegemónicos relegan de un escenario de normalización política
y democrática en Chile. Este proceso de negociación, se subentiende,
se da no sólo aplicado a su filtración hacia la literatura. Resulta
una ironía(33) expresa el hecho de
que en algunas páginas del texto se reproduzcan discursos publicitarios
dirigidos para la "Mujer" dueña de casa, con el acompañamiento
iconográfico adecuado a esas estrategias, y que, por otra parte, se deconstruya
ese discurso a través del texto: nos referimos a esa construcción
de lo femenino mediante un libro que no se deja categorizar y que interfiere en
ese mismo proceso per-formativo
Analogamos esta situación "anómala"
en la superficialidad (o materialidad) paratextual del libro para referirnos a
otra que también nos da cuenta de lo dificultoso de su definición.
Para referirnos al cuerpo poético, consideramos igualmente relevantes los
conceptos de materialidad del cuerpo físico(34)
. Judith Butler (2002) asegura que:
"Si la delimitación,
la formación de los cuerpos sexuados está animada por una serie
de prohibiciones fundadoras, por la aplicación de una serie de criterios
de inteligibilidad, entonces no estamos meramente considerando cómo aparecen
los cuerpos desde el punto de vista ventajoso de una posición teorética
o una ubicación epistémico, a cierta distancia de los cuerpos mismos.
Por lo contrario, nos estamos preguntando cómo operan los criterios de
sexo inteligible para constituir un campo de cuerpos y cómo precisamente
podríamos entender los criterios específicos para producir los cuerpos
que regulan"(35) .
La
serie de prohibiciones de las que nos habla Butler, tienen que ver con el origen
mismo de la filosofía considerada como constructora de realidades y, sobre
todo, con la pregunta acerca de cómo esa edificación -a partir de
Platón y Aristóteles- produjo el discurso que analoga a lo femenino
con la materia y a lo masculino con la forma. De acuerdo a esto, la materia no
sería tematizable ni podría existir por -o para- sí misma
a no ser que reciba la acuñadura formal que la hace visible. A partir de
eso, se pregunta si la filosofía originaria generada en base a esa exclusión
produce un "exterior" en el cual ella misma como discurso queda autojustificada.
Esto fundamentaría eternalizaciones y naturalizaciones ficticias pero investidas
de poder, como el hecho de instalar el principio de inteligibilidad en el desarrollo
mismo de un cuerpo sería precisamente la estrategia de una teleología
natural que explica el desarrollo de la mujer mediante el argumento lógico
de la biología. Lo femenino, de acuerdo a Butler, se resistiría
a estas ontologías porque se trataría de posibilidades "desbaratadoras"
no sólo excluidas de la binariedad materia / forma, sino que ni siquiera
estarían consideradas para la negociación de su ingreso o exilio
en esa economía. Esto nos da pie a pensar en la dialogía
que se produce entre las prohibiciones fundadoras sobre la materialidad de un
libro como Completa y las normativas que operan sobre el cuerpo de la hablante
que en él se inscribe. Se produce un mismo repertorio de condiciones restrictivas
que regulan esa materialidad, por lo que se nos produce la pregunta de si un libro
de poesía es "otra cosa" no excluida ni aceptada en el juego
del poder; si un libro de poesía como tal -y más aún considerando
las posibilidades que nos brinda éste- no se relacionaría con lo
genuinamente femenino. Dadas las características de la edición,
nos preguntamos también si en efecto Completa no interfiere, al
mismo tiempo, con las prohibiciones sobre la materialidad de un libro que supuestamente
debe ser otra cosa. Nos referimos a las políticas chilenas sobre la producción
editorial y producción, más aún, de poesía femenina
Éstas, precisamente, alienan ese discurso -el cual incluso pretende huir
de EL discurso- en aras de su transformación en mercancía. Hacemos
la pregunta de si este libro como factura no será la materialización
superficial de otra no tematizable que intenta complejizar la misma política
que la define (sin considerarla) haciéndola circular reificada(37)
. Señalamos a esos:
................... "pequeños silencios
intermedio
5 .................quizás interferencias
delgadas
................... sensación de
vacío
................... de mucho vacío
...................
y un espacio
................... grande"
(Paula
Ilabaca. 2004. p. 15)
Creemos
encontrar aquí esta consideración de lo femenino como el error necesario
del Libro de poesía, deslizamiento o tropiezo de la gramática, anacoluto
retórico, o como catacresis, al decir de Butler (2002) interpretando a
su vez a Luce Irigaray. No es casual entonces que Completa no complete
la gramática, huya del sentido o lo soslaye, y apele, en cambio, no tanto
a la simbolización(38) como a la
semiotización que se escapa precisamente de cualquier cota. Lo decimos
con Antonio Méndez Rubio (2004), quien lee a su vez a Julia Kristeva: "lo
semiótico se constituye como marca inestable: ni un significado, ni todavía
un significante en consecuencia, lo semiótico no modela ni copia, ya que
es anterior a toda figuración, a la manera de una matriz abierta de sentido"(39).
Nos resulta interesante que se haya utilizado el término matriz
como una posibilidad igualmente creadora pero fuera de la administración
figurativa del símbolo construida, desde luego, a partir del falogocentrismo.
Es significativo, a nuestro entender, esa invocación al silencio y al vacío
tan parecido a la muerte y que, sin embargo, se enfrenta críticamente cuando
se la vincula a una pulsión de este tipo. En el análisis freudiano(40)
se la define como aquella inclinación del sujeto de volverse a lo inorgánico,
es decir, a la materia misma. O de otro modo: que el objeto buscado por el sujeto
sea la desintegración. Creemos encontrar en la descripción freudiana
una relación binaria entre pulsión de vida (activa, vinculada con
lo masculino o con la líbido metaforizada en los órganos masculinos
que salen hacia afuera) y la pulsión de muerte (pasiva, vinculada a lo
femenino, y su analogía con los órganos dispuestos hacia adentro,
hacia la cavidad). Otra cosa es que esta última genere actitudes activas
y pasivas en la búsqueda de ese objeto también representativo (el
mismo hecho de desaparecer). Sin embargo, aún nos encontramos con una hebra
binominal que opone vida y muerte. Conforme a esto, nuevamente nos referimos acerca
de esa posibilidad de mencionar lo femenino como algo que problematiza al mismo
tiempo la dualidad materia /forma, y por extensión, cualquier binariedad
instalada desde una metafísica de la presencia. Ese vacío y esa
nada corresponden a un espacio previo no considerado en la negociación
de la realidad.
La muerte no es una posibilidad para la hablante, porque
tampoco la vida parece serlo. Lo simbólico, como hemos dicho, tamiza una
realidad a la que no podemos acceder. Ella nos es dada mediante lo simbólico.
Y esa operación se hace desde una posición de poder. Entonces, ese
vacío es también utilizado de forma activa para anteponer esas "interferencias
delgadas" a las relaciones hegemónicas que determinan precisamente
el orden simbólico. O como dice Foucault (1992)(41)
: el orden del discurso. Es en esta organización de poder donde el vacío
y la nada interfieren; a partir de esto, la pregunta productiva que se nos sugiere
al apoderarnos de los anteriores supuestos es: dado el caso de que no se trate
de una pulsión de muerte física a la que estos textos aludan, en
la posibilidad de que se rechazara una lectura estrictamente freudiana, ¿no
se tratará más bien de una muerte de la representación simbólica
de una binariedad confeccionada desde el falogocentrismo, aludiendo precisamente
a esa vuelta a lo inorgánico como una posibilidad descentrada de afirmarse
como un/a sujeto/a sin la investidura formal de un cuerpo con-formado, y la propuesta
consecuente de un cuerpo sin órganos, inorgánico, o desorganizado?
Se
hacen útiles, a la formulación de estas peguntas, los aportes de
Gilles Deleuze y Félix Guattari (2004)(42)
. Para ellos, un cuerpo sin órganos está hecho de tal forma que
sólo puede ser ocupado y poblado por "intensidades". Para estos
autores, no se trataría de una escena o un lugar, ni un soporte en el que
pasará algo. El cuerpo sin órganos hace circular las intensidades,
las produce y distribuye. Vendría a ser materia que ocupará el espacio
en tal o cual grado; es decir, vendría a ser materia no formada ni estratificada.
Hace que la sustancia como unidad ontológica esté con-formada por
multiplicidades. Se trataría del campo de inmanencia del deseo: "El
CsO [cuerpo sin órganos] no se opone a los órganos, sino a esa organización
de los órganos que llamamos organismo /…/ El CsO no se opone a los órganos,
sino que con sus 'órganos verdaderos', que deben ser compuestos y situados,
se opone al organismo, a la organización orgánica de los órganos"
(Deleuze y Guattari. 2004). No encontramos con "las situaciones del hastío",
texto que se repite 4 veces sin variar. Sólo reproducimos una parte:
"las
situaciones del hastío
una casa llena de tedio el sinsentido arrebujado
en el comedor no poder más la repetición como búsqueda del
letargo y posterior descanso en el hastío no hay impresiones sólo
inercia y movimientos pesados y llenos de ira sólo movimientos llenos de
nada y de tedio siempre pesados hay que balbucear dentro de la casa que es el
cuerpo la referencia al baño es porque es el lugar para el abandono el
baño entrega seguridad y calor es tener un útero helado y brillante
en una casa es volver a nacer es la solución lo pulcro es el querer la
necesidad de" (Ilabaca. 2004. Pp. 26-27)
La materialización
de este texto huye precisamente de la materialización de un sentido, al
hecho de que esté sujeto a un orden y economía simbólicos.
Se trata de un cuerpo donde no caben segmentos sino intensidades: lo que queda
de gramática se distribuye al azar. Es por eso que se disponen de forma
(in)acabada aquellas "fugas" oracionales y los sintagmas se suceden
en un espacio de error, de manera que se produce una dinámica opuesta a
la consecución de un cuerpo poético formal pre-establecido por la
norma. No se trata de una escena, sino de un nodo des-organizado que no llega
a ser organismo, pero que enseña el perfil o la huella de su (in)tens(c)ión,
el choque conflictivo de esas intensidades y el sonido que producen. Creemos hallar
un sinsentido(43) productivo. Y se produce
esto porque el discurso fluye sin sujeto: ella no aparece mencionada. Leemos acerca
de la anulación y de la desaparición de un yo poético, o
de su presencia virtual, sólo a partir de su ausencia. Pero entendemos
esa falta como la pregunta acerca de la relevancia de una subjetividad que no
se quiere así o para sí, de un yo disgregado o de su propio cuestionamiento
a partir de un texto que sigue el orden anárquico y rizomático del
deseo. Éste se dice en relación a esbozar una identificación
especular: la casa es un útero, pero, al mismo tiempo, como organización
material levantada con cimientos, ella es susceptible de desmoronarse. Se transforma,
por lo tanto, en la repetición intensiva del texto sin puntuación,
sin hemistiquios, sin verso, sin final, como correlato de esa ira y de esa nada.
No hay orden simbólico pero sí hay símbolos, del mismo modo
que en el cuerpo sin órganos no es que ellos falten, sino que no se distribuyen
de forma organizada para hacer de ese cuerpo un organismo. Entonces, a partir
de ese útero, de esa casa, de esa nada y de esa ira, proponemos una hipótesis
que no se puede comprobar más que en el mismo hecho de aislarla como una
instantánea de ese juego de intensidades no abarcables: en esta "situación
del hastío" se produce la pregunta acerca de la identidad femenina
como un juego de materias que se reflejan unas a otras de manera que el útero
es reflejo de esa casa; esa casa es el eco de la nada, y esa nada es el agenciamiento(44)
del hastío. Se podría argumentar que la nada y el hastío
no son materiales, pero creemos entender que se materializan en la medida que
el deseo que aquí se expone, es el deseo por el lenguaje. Éste sí
es material y, por ende, es antecedente para materializar. Pero lo hace en otro
orden de inteligibilidad, de manera que estos cuerpos no pueden ser leídos
desde la posición de poder(45) que
actualmente los define.
Tenemos presente esa fuga y ese ingreso de intensidades
en cinco fragmentos de Completa. Ejemplos como éstos son constantes
y dan cuenta de aquel juego en el que también se nos hacen productivas
las nociones de territorialización (T) y desterritorialización (D)
propuestas por Deleuze y Guattari (2004): al describir T, no se refieren a un
lugar específico sino a una posibilidad que excede la noción del
espacio físico geográfico bajo alguna administración política.
Se refieren a un proceso que no tiene finalidad, y que puede estar compuesto por
varios lugares. Es decir, no se trata tanto de uno geográfico como de otro
político inscrito en una posibilidad imaginaria: "el territorio remite
a un centro intenso en lo más profundo de sí mismo; pero, ya lo
hemos visto, ese centro intenso puede estar fuera del territorio, en el punto
de convergencia de territorios muy diferentes o muy alejados. Lo Natal está
fuera"(46) . El agenciamiento, para
ellos, vendría a ser el primer lugar territorial, aunque también
el primero de una desterritorialización. Ésta se define como la
operación de líneas de fuga. Entre los procesos de D estaría
el régimen del significante (negativa): dado el caso de que allí
se efectúa, al mismo tiempo, todo un sistema de reterritorializaciones
en el significado y en el propio significante: éste bloquea la línea
de fuga y sólo deja subsistir una D negativa. Existe una D positiva cuando
se afirma a través de las reterritorializaciones que ya sólo juegan
un papel secundario aunque sigue siendo relativa: la línea de fuga que
traza está segmentarizada y dividida en procesos, que pueden inclinarse
hacia la catástrofe. La diferencia con los espacios heterotópicos
de Foucault (1967) estaría caracterizada porque los primeros son espacios
definidos que se desordenan y se interceptan unos a tros, mientras que los segundos
son lugares territoriales que, creemos entender, no tienen posibilidad de abarcarse
ya que su centro crítico es la utopía. ¿No existe aquí
una contradicción productiva que haría limitar, finalmente, la teoría
del rizoma, en una posibilidad intensa, pero existente del lugar territorial que
es susceptible de alcanzarse?
Comenzamos
con náusea de bestia:
........ ........./…/ la vainilla de mi leche infantil
........... ......se estira en su grumo hacia el vómito
............ .....yo continúo limándome
las uñas
............ .....me las pinto
con esmalte caro
5 .................en el baño
sentada en la taza
............ .....esperando
arrojar sólo arrojar /…/ "(p. 33)
Primera
D: la náusea como condición previa al vómito implica la huida,
la expulsión violenta de lo que fue el bolo alimenticio, ahora compuesto
por líquidos, saliva, agua, jugos digestivos, etc. La hablante se sitúa
en un recuerdo infantil, encerrada en el baño -la metáfora del útero-,
pero se ve a sí misma limándose y pintándose las uñas,
significantes de la normativa hegemónica de género para lo femenino.
La sujeto inicia con esta desterritorialización un ajuste de cuentas con
todo aquello que supuestamente la nutre, lo que proviene de una exterioridad que
una vez interiorizada, (recordamos: el centro intenso en lo más profundo
de sí mismo) necesita vaciarse para ser- renombrado de nuevo. La vainilla
de la leche infantil corresponde al grumo nutricio que viene de un afuera controlado
y controlador y que, sin embargo, por la acción desterritorializadora del
vómito regresa a ese espacio con otra condición (los componentes
siguen siendo los mismos). Irrumpe allí con un orden formal diferente.
No podemos resistirnos a una interpretación política, en cuanto
a la intención de la sujeto de parodiar una enfermedad asociada mayoritariamente
a las mujeres, la bulimia, y con ello proponer una lectura divergente en cuanto
a cuestionarse el valor nutritivo de los alimentos -aquéllos que hacen
"crecer" a los niños y niñas- que viene determinado desde
un afuera controlador y que define, al mismo tiempo, subjetividades y performaciones(47)
de género.
O más adelante, en el texto titulado la dama
rata, encontramos:
............... .."/…/
eyaculan miles regalos de cemento
.............. ...el
vientre me crece y digo que no
15 .................
me siento en la vereda a parir ratas/…/" (p. 35)
O
También en cimiento de madre nos dice:
................."hay
una textura distinta de noche
.................el
patio es mi placenta anterior
.................un
hijo se pierde entre las plantas
.................grito
mi niño tragado no está
5 ................raspo
la tierra las uñas
.................se
vuelven pobres negras arando
.................un
cofre pienso un cofre /…/" (p.37)
Primera
T: la eyaculación como una territorialización de lo externo -el
semen proveniente del sujeto masculino- y que se metaforiza, al mismo tiempo,
con el germen del dominio del ese afuera incontrolable, en apariencia, y cuyo
poder está en engendrar sujetos similares a él(48)
. Son al principio regalos -el antecedente doloso y tentador- que son rechazados
por el vientre-matriz (símbolo de lo femenino) que devuelve la dádiva
-desterritorializando esa posibilidad- en forma de ratas. Esto lo hace mediante
un proceso abortivo. Se enmarca, de este modo, esa situación con la normativa
que la define como una acción abyecta u obscena cuando se produce en el
espacio público de la vereda. En ese acto creemos ver una acción
expresamente sub-versiva. La hablante violenta una versión esperada y deseable
-para quienes diseñan ese discurso- de lo maternal como espacio de acogimiento.
No estamos de acuerdo con Deleuze y Guattari (2004) cuando consideran estos procesos
desprovistos de carga ideológica. Precisamente porque existen lugares territoriales
y agenciamientos, existe la utopía(49)
poco estable, móvil, pero al fin de cuentas realizable. Ésta hace
que la sujeto acontezca de acuerdo a opciones éticas enfocadas a accionar
una T o una D. En el segundo caso, se produce una segunda D: si en un primer momento
hablamos de ese aborto como respuesta desterritorializada ante una acción
colonizadora por parte del "hombre" -y este acto es, desde luego, ideológico-
aquí vemos cómo la sujeto va en busca del hijo antes abortado, arañando
y agujereando la tierra (que se lee también como otra madre) para, en un
acto inusitado y simbólico de in-corporación o redención,
devolverlo a la matriz también metaforizada con la mención de ese
cofre. Es decir, la estrategia de ataque de la sujeto femenina en estos poemas
es hacer uso de su propia interioridad para descolocar el orden patriarcal a través
de la expulsión de aquello que promueve su hegemonía. Pensamos en
la mitología griega y específicamente en Medea, quien además
de bruja y hechicera, mató a sus hijos para dañar a Jasón,
el padre de ellos. Con Terry Eagleton (2005) podemos decir que "la ideología
pretende revelar algo de la relación entre una expresión y sus condiciones
materiales de posibilidad a la luz de ciertas luchas de poder centrales para la
reproducción (o también para algunas teorías, la contestación)
de toda una forma de vida social"(50)
. Entonces, no existen sólo unas tensiones que se fugan en diversos grados
para territorializar y desterritorializar una geografía de modo inocente.
Se producen por algo, aunque ese origen sea otro territorio que ha dejado ver
su cara o los remaches de su construcción, o las huellas de su paso.
En
paseo de morgue aislamos:
...............
..."/…/ los hombres me amaban
20 .................hubo
uno para variar en septiembre
.............. ....hubo
uno y ocurrió por detrás /…/" (p. 38)
O
en Desparramo se dice:
...............
..."/…/me predico con la navaja
...............
...en la diestra ensayando
............... ...un
nuevo mausoleo
............... ...la carne se
hace hilacha
60................. empelotándome
explora
............... ...mi pezón híbrido
el vacío". (p. 113)
Segunda
T: en el primer caso vemos cómo el impulso de re-ubicarse en el ese espacio
sin lugar, nuevamente toma forma del Hombre que ama y penetra por detrás.
Ella da la espalda, y es de ese modo en que se hace efectivo el vínculo
o la filiación. La hablante no exterioriza la reciprocidad de ese amor:
ella sólo consigna un mes, como si sólo importara el tiempo, o más
bien proponiendo que esas in-tens/ciones se encuentran arraigados en él.
Se nos avisa de la objetualización de esos hombres -como moneda de cambio
ante la deuda histórica- que sólo son juegos de intensidades sin
otro porqué más que el mismo hecho de llegar, ocupar un sitio e
irse. Es por eso que en el segundo caso, igualmente se produce una tercera T:
pero esa tiene otra dirección dada por el hecho de que es la misma sujeto
quien descubre nuevos territorios en la superficie de sí. Se trata tanto
de un acto masturbatorio como de una forma de reconocimiento. Esta T se produce
ensayando la táctica de investigación de una geografía -femenina-
que necesita ser registrada pero de un modo no violento. O, mejor dicho, restándole
violencia a la que de por sí implica esa navaja -igualmente significante
de dedo o falo- utilizada para deshilachar carne. Creemos interpretar la acción
análoga de entrar en ese mausoleo, o ensayarlo, como una acción
liberadora al territorializar una geografía en ruinas, pero antes colonizada
por una idea pre-concebida y dominante que, a partir de ese momento, se considera
muerta y sepultada. Mejor dicho, se producen otras ruinas pero desde una posición
distinta de autoridad y de deseo. Trasladamos la metáfora de ellas entendiéndolas
en el sentido de discursos diseminados o de lo que ha sido deconstruido. Es entonces
donde se da el caso de esta hablante que, una vez liberada de discursos pre-formadores
o per-formadores, se reconoce como híbrida. Esto ocurre porque aún
contiene en su superficie las huellas de aquellos conjuntos de códigos,
gramáticas o hablas que la de-limitan: es decir, se expone la tensión
de un estrato encadenado a otro que no se define más que por su confusión,
en vista de que aún se conserva la marca geográfica específica
de ruinas que comparten tanto unos como otras. Es por eso que ellas -esas escorias-
también se fusionan con la idea de ese pezón que es tanto masculino
como femenino.
Para Néstor García Canclini (2001)(51)
la hibridación se lee, en el contexto latinoamericano, como una constante
dinámica en que "procesos socioculturales en los que estructuras o
prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan
para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas". Para él,
estos procesos de hibridación incesantes, variados, llevan a relativizar
la noción de identidad. (52) Nuevamente
entroncamos con la definición de vincular lo femenino con un proceso desterritorializador
ubicuo e intemporal no necesariamente dialéctico. Éste no ha sido
considerado en las conformaciones filosóficas, sociales y culturales que
promueven una norma hegemónica de géneros, por un lado, y su definición
arraigada en la utilización dirigida e interesada por el poder/discurso
de sus particularidades materiales encarnadas en una biología determinada.
La hibridez de las que se nos habla Canclini también se podría leer
de acuerdo a la definición de Donna Haraway (1991): "un cyborg es
un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo,
una criatura de realidad social y también de ficción"(53)
. Agrega que el cyborg es materia de ficción y experiencia viva que cambia
lo que importa como experiencia de las mujeres a finales de este siglo.
Se
trata de una lucha a muerte, pero las fronteras entre ciencia ficción y
realidad social son una ilusión óptica. Es entonces que se utiliza
esta hibridez como una aparente salida re-territorializada para así proponer
un mundo mejor, como consecuencia de todas estas políticas insertas en
el mismo acto -comunicativo - de la enunciación poética.
Cuarto:
Conclusión
Completa es un texto en cuyo discurso se toma
partido. Pese a que se expliquen sus mecanismos desorganizados mediante el deseo
de englobar ese libro-cuerpo-femineidad con la descripción de una serie
de territorios superpuestos(54) , creemos
que finalmente esa acción tiene una pretensión política:
es decir, que esa intención es utilizada como una política estratégica.
Ésta, mediante su aparición crítica en un campo literario
de relaciones objetivas(55) -que define
la Literatura Chilena- produce confrontación crítica al interior
del mismo, y conduce a que los sub-campos se movilicen, muten, o se trasladen
a otra parte. Para Patricia Espinosa (2004)(56)
, este libro "intenta desarmar la binariedad mediante la irrupción
de esta mujer escindida, pero capaz de articular con intensidad su condición
de sujeto. Ser es un espacio de praxis y es en la performance sincrónica
y espacial de la diferencia, como diría Homi Bahbha, donde se reelabora
la condición de sujeto y de la otredad". Ésa es, igualmente,
la política de definición que nosotros creemos encontrar, y que
en definitiva, describe a una hablante que quiere nombrarse pero no con las estrategias
de subjetivación que les suministra el falogocentrismo. Es por eso que
con el epígrafe de Completa que introduce este estudio, decimos
que "ella se conoce sola".
La hablante se reconoce así,
dado a que aparece en un contexto socio-político y discursivo que produce
la alienación de los sujetos a partir de otra tiranía, no ya únicamente
el recuerdo doloroso de la dictadura de Augusto Pinochet, sino la que constituye
la instauración y la radicalización del postmodernismo entendido
como la lógica cultural del capitalismo avanzado. El peligro y la constatación
más visible es que finalmente esa lógica se inscribe en los mismos
procesos de significación y de representación de la realidad(57)
. Por lo tanto, forma parte de los mecanismos de exclusión sexual y de
género Es por eso que en esta poesía no sólo "se ponen
en relieves públicos de recepción textualidades que han sido anormalizadas,
o, simplemente, silenciadas por maquinarias políticas, económicas
o religiosas a través de una brillante metaforización de las condiciones
políticas del proyecto moderno latinoamericano"(58)
. Con el material excéntrico que esa conciencia provee, la publicación
de este texto se desautoriza y hace lo mismo con las políticas que definen
el Libro con parámetros comerciales, o con una paratextualidad reconocible
por la ley. De ese modo hace correlativas la idea de un Libro en crisis con una
identidad femenina en crisis.
Para conseguir esto, no se contenta la sujeto
con trabajar en y desde la materialidad física del Libro -y ahora lo relacionamos
con Completa- sino también en cuanto a producir igualmente un discurso
que ponga de relieve las migraciones y exilios, territorializaciones y desterritorializaciones
que implican el mismo hecho problemático de definirse como sujeto sin acudir
a los símbolos que el poder ha modelado como espejo de reconocimiento.
Creemos que la política del rizoma resulta más estratégica
que utópica o heterotópica. Tras las diferentes y actuales discusiones
acerca del los alcances del poder, nosotros entendemos que los sujetos -situados
en una sociedad o cultura determinadas- devienen finalmente hacia una cota, probablemente
otro territorio, que entronca con nuestros propios principios éticos. Compartimos
la visión de Francisco Fernández Buey (2003)(59)
al decir que: "Gramsci afirma que no puede haber actividad política
permanente [que como práctica requiere de un arsenal ideológico]
que no se sostenga en determinados principios éticos compartidos por los
miembros individuales de la asociación correspondiente. Son estos principios
éticos los que dan compacidad interna y homogeneidad para alcanzar el fin".
Este libro se sitúa críticamente en los intentos por definir,
por un lado, una generación en la que se incluya, ya que partimos de la
base de que en todo intento de etiquetación existe una política
de la reificación(60) en la medida
que luego sólo es posible acceder a esos productos culturales a través
de la lógica mercantil, en los procesos de negociación de la realidad.
No podemos ubicarla cómodamente en los esfuerzos por delimitar y definir
una "poesía feminista" o "femenina" o una "poesía
escrita por mujeres del siglo XXI" porque, como ya hemos visto, lo femenino
de por sí es algo que huye de las categorías binarias y que no se
instala con facilidad en algún proceso modelador que intente acotarla.
Lo genuinamente femenino no es concebible en el proceso de fetichización
global que, a partir de esta nueva fase del capitalismo, produce la realidad:
nos referimos al mismo acto poderoso que intenta transformarlo en mercancía.
No
creemos, de acuerdo a esto, que todas las éticas sean válidas, puesto
que el falogocentrismo ha definido y ha perpetuado su poder -luego reforzado por
el capitalismo, aunque haya pasado por diferentes fases económicas a lo
largo de la historia- en base a la exclusión de las mujeres (los pobres,
las minorías étnicas y sexuales) de los espacios públicos
para así justificar en parte la hegemonía de su economía
simbólica y su economía monetaria. Por eso, todo acto político
incluye una ética (que finalmente es un agenciamiento más estable)
que obliga a tomar partido.
En Completa se toma partido utilizando
las posibilidades subversivas del rizoma anárquico que escapa de toda ley.
Es cierto, por otra parte, que sus referentes huyen de todo orden simbólico,
pero no así de uno semiótico. Es aquí donde se da lugar una
doble lucha. La primera es por la lucha de clases (y de género) en la concepción
misma del signo lingüístico como bien dijeran Voloshinov y Bajtín
(citados por Antonio Méndez(61) )
y la segunda, por trasladarla a acciones igualmente performativas, como la misma
parodia de este libro-territorio-cuerpo-sin-órganos que simula completar
algo. No completa, de hecho, nuestra bibliografía.
NOTAS
(1) Dennis
Quirós asegura que el canon literario es una selección de obras/autores
que son un objeto privilegiado de lectura y que corresponden a determinadas categorías,
modelos de imitación/socialización que forman parte de la legitimación
del poder" (Quirós, Denis. Discusión sobre el Canon de la religión
a la literatura. Publicado el 8-08-2002 en la Página Web Ilustrados.com.
http://www.ilustrados.com/publicaciones/EpypupFpAkHsTwJYlL.php.
En línea. Revisada el 2-08-2006). Harold Bloom afirma que "los cánones,
que niegan la distinción entre saber y opinión y son instrumentos
de supervivencia construidos para que resistan el tiempo, no la razón,
son por supuesto deconstruibles; si la gente creyera que tales cosas no deben
existir, probablemente encontraría el modo de destruirlas" (Bloom,
Harold: El canon occidental. Anagrama. Barcelona. 1995). José María
Pozuelo Yvancos, finalmente, nos habla sobre que las verdaderas obras de arte
se resisten a cualquier canon (Pozuelo Yvancos, José María., Aradra
Sánchez, Rosa María: Teoría del canon y literatura española.
Cátedra. Madrid. 2000)
(2)
Cuadros, Ricardo. Contra el método generacional. Artículo publicado
el 2005 sin especificar día y mes en la Página Web Crítica.cl
. http://www.critica.cl/html/rcuadros_10.htm
. En Línea. Revisada el 19-08-2006.
(3)
Paula Ilabaca Núñez es Licenciada en Letras con mención en
Lengua y Literaturas hispanoamericanas y Licenciada en Educación con mención
en Profesora de Castellano, ambos títulos obtenidos en la Pontificia Universidad
Católica de Chile. Ha participado en los talleres de destacados poetas
y escritores chilenos como: Sergio Parra, Gonzalo Millán, Paz Molina, Raúl
Zurita y Diamela Eltit. Perteneció al dúo performancístico
"Antifaz", desarrollado junto a Héctor Hernández Montecinos.
Es coautora y actriz principal en diversos y pequeños registros en video
que se congregan en "La Cinemateca" (1999-2001). En el año 2002,
aparecen poemas suyos en la antología Círculo infinito de
Editorial Al margen. En el año 2003, publica su libro Completa
en la editorial del Contrabando del bando en contra. En ese mismo año
su poema la niña lucía aparece publicado como material inédito
en la revista Plagio. En el año 2004 aparece en el disco Oscilación
que une poesía y música electrónica. "la niña
lucía" es el nombre del tema creado por Danny Jeffs, quien trabajó
sus bases sobre el texto homónimo. Este mismo año, fue incluida
en la antología realizada por Raúl Zurita, Cantares, nuevas voces
de la poesía chilena. En el año 2005, su libro inédito
la ciudad lucía es publicado casi íntegramente en la antología
Cuatro cuartetos I: Cuatro poetas recientes de Chile, selección
realizada por el poeta argentino Cristián De Nápoli y publicada
en Buenos Aires. Durante los años 2000 al 2005, publica sus textos en diversas
revistas literarias, tales como Mercado negro, Matadero, Estrago, Barco
ebrio, Derrame, Plagio y Rocinante, todas de edición chilena.
También apareció en la revista Oráculo, que se publica
en ciudad de México. En el año 2005, participa en diversos encuentros
literarios lejos de Santiago, tales como: Chillán Poesía,
en la ciudad de Chillán, Salida al mar: Festival internacional de poesía,
realizado en la ciudad de Buenos Aires y Patagonia escrita, realizado en
la ciudad de Punta Arenas. Al comienzo del año 2006, participa en el encuentro
AQpoesía, realizado en la ciudad de Arequipa, Perú. En este
encuentro presenta una performance de lectura poética musicalizada junto
a Her own private soundtrack. Actualmente se desempeña como profesora
de Enseñanza Media y como autora en la escritura de libros de Lenguaje
para niños.
(4) Nos
extenderemos más adelante sobre los ensayos de Héctor Hernández
Montecinos y de Felipe Ruiz que defienden la aparición de esta nueva generación.
Ver: Hernández Montecinos, Héctor. Panorama Subjetivísimo
de la novísima poesía chilena (14 -07- 2004). Sitio Web de Educar
Chile. http://www.educarchile.cl/ntg/estudiante/1626/article-88161.html.
En línea. Revisada el 22 de mayo del 2006. Ver también: Ibid. Chile
antes de ser un país fue un poema. Quintarueda, año 1, nº1,
junio de 2004. Artículo disponible en el sitio web de Letras.s 5. http://www.letras.s5.com/hh250904.htm.
Revisada el 22 de mayo del 2006. Ruiz, Felipe. Poesía, democracia y contingencia.
Articulo publicado el 14 de Diciembre de 2004 en el Sitio Web de Educar Chile.
http://www.educarchile.cl/ntg/docente/1556/article-94853.html#comenta
. En línea. Revisada el 2 de julio del 2006.
(5)
Mary Wollstonecraft Shelley, (Londres, 30 de agosto de 1797 - Londres, 1 de febrero
de 1851) Escritora británica. Estuvo casada con el famoso poeta Romántico
Percy Bysshe Shelley. Su obra principal es Frankenstein, o El Prometeo Moderno.
Ver: Enciclopedia libre Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Mary_Shelley.
Revisada el 7 de agosto del 2006. En línea.
(6)
Richard, Nelly. Discurso Feminista y crítica cultural: Nuevos desafíos.
Revista Atenea. Universidad de Concepción: la Universidad, 1924-V, Nº
473 (1996)
(7) Hablamos de aquellos textos
que se hacen mención de estas problemáticas.
(8)
Gobernó entre 1993 y el año 2000.
(9) Su legislatura comenzó el año 2000
y terminó el 2005.
(10)
Tomás Moulián (2005) aclara que: "hay un problema conceptual
de fondo. Se ha tomado la mala costumbre intelectual de llamarle transición
a cualquier cosa o, para ser más riguroso, a un acontecimiento importante
pero que no marca un verdadero quiebre. En la tradición sociológica
la noción de transición significaba el proceso de pasaje de un tipo
de sociedad a otra. En Chile y en América Latina se ha optado por llamar
transición a procesos que, por lo menos en el caso chileno, no generan
cambios institucionales de fondo aunque signifiquen cambios de dirección
y orientación en la cúpula del Estado. Es importante que el dictador
Pinochet haya entregado el gobierno a un presidente electo y que la serie no se
haya interrumpido. Pero conceptualmente no basta para identificar el comienzo
de una nueva sociedad". Moulian, Tomás. El cierre de la transición
inexistente. Artículo publicado el 18-08-2005 en el periódico
digital El Mostrador: http://www.elmostrador.cl
En línea. Revisada 3-6-2006.
(11)
Sandoval continúa: "Podríamos señalar que estos años
marcan al lenguaje con un signo de desconfianza y de culpabilidad, por tratarse
de un momento en que todo el aparato estatal se vuelca a la censura cotidiana,
donde no quedan exentas las expresiones literarias, porque todo puede ser sujeto
de sospecha". Dice también: "Esto motivará a la escritura,
sobre todo poética, a buscar otro lenguaje, formas de revelar y rebelar
el dolor, la herida, la tortura, la muerte y la desaparición como marca
permanente. Así lo explica el poeta Raúl Zurita cuando señala
que "los nuevos escritores se vierten en la búsqueda de nuevos parámetros
de lenguaje que puedan interpretar mejor la situación, partiendo sí
de lo que se veía como otra instancia represora más: el mismo lenguaje".
Ver: Sandoval, Marcela. El traspaso de la memoria al lenguaje poético:
Aproximación a los primeros textos de Elvira Hernández y Eugenia
Brito. Artículo prublicado en la Revista Cyber Humanitatis. Nº
19, 2000.
http://www2.cyberhumanitatis.uchile.cl/19/msandoval.html
En línea: revisada el 3-6-2006.
(12)
Bello, Javier. Los Náufragos. Sitio Web de la Universidad de Chile.
Ensayo publicado el 8 de octubre de 1998. http://www.uchile.cl/cultura/poetasjovenes/naufragos1.htm.
En línea. Revisada el 8 de marzo del 2006.
(13) Montealegre, Pedro. Entre
náufragos y bárbaros: los casos de Javier Bello, Héctor Hernández
y Alejandra del Río en la poesía joven chilena. Revista
Ítaca nº1. Valencia. 2003
(14)
Muñoz, Luco, María Teresa. Damsi Figueroa: cartografía
del éter. Revista El Ermitaño,
Año 2, Número
3, enero de 2004.
(15) Bello, Javier. Op.
Cit.
(16)
Galindo, Óscar. Antonia Torres: las estaciones aéreas. Presentación
de libro hecha en Valdivia, el 19 de octubre de 1999. Se puede consultar en la
página Cyber humanitatis. http://www2.cyberhumanitatis.uchile.cl/15/tx1.html
En Línea: revisada el 3 de julio del 2006
(17) Prado, Traverso, Marcela. Para una historia
de la literatura femenina latinoamericana. Algunas observaciones teórico-metodológicas.
Nueva revista del Pacífico, Valparaíso, Chile, Nº 37, 1992.
(18) El término heterotopía es usado
por Michel Foucault. Dice: "Las utopías consuelan.: porque aunque
no tengan lugar real, se despliegan, sin embargo, en un espacio maravilloso y
liso /…/ las heterotopías inquietan, sin duda, porque zapan secretamente
el lenguaje, porque impiden nombrar esto y aquello, porque quiebran los nombres
comunes y los encabalgan, porque arruinan de antemano la 'sintaxis', y no sólo
la que construye las frases -la menos manifiesta, la que 'mantiene unidas' (juntas
y enfrentadas unas y otras) las palabras y las cosas". Foucault, Michel.
Espacios otros, utopías y heterotopías. Conferencia en el
Centre d`ètudes architecturales, París. 1967 . Artículo disponible
en:
https://e-revistes.upc.edu/bitstream/2099/425/1/P005p.pdf
En línea. Revisada el 22-08-2006
(19) Para Frederic Jameson, esta nueva moda "hiptónica"
nace como síntoma sofisticado de la liquidación de la historicidad,
la pérdida de nuestra posibilidad vital de experimentar la historia de
un modo activo. Ver: Jameson, Frederic. El posmodernismo o la lógica
cultural del capitalismo avanzado. Paidós Studio. Buernos Aires. 1991
(20) Montealegre, Pedro. El anacoluto poético
de Hernández. Artículo publicado el 7-08-2005 en la página
web de Letras.s5. http://www.letras.s5.com/hhm070105.htm
En línea: revisada el 22-08-2006
(21) Hannah Arendt consideraba la política
necesariamente como un espacio de relación -habla también de dominación-
con los otros, y los diversos. Ver: Arendt, Hannah. ¿Qué es la
política? Paidós. Barcelona. 1997.
(22) Es así, que Héctor Hernández
Montecinos acusa de "académica y literatosa" la supuesta generación
del 90. Dice, también, en una entrevista en Letras 5 que: "me parece
que carecen [los poetas de los 90] de riesgos al momento de escribir, no hay un
afán de crear, de dar cuenta de las múltiples contingencias que
son pertinentes después de una dictadura horrenda y asesina, o en el momento
en que el mercado también lo es". Hemos dicho que las generaciones
literarias corresponden a una administración política e ideológica
por parte de los agentes de datos históricos vinculados a la literatura
y a sus autores. Creemos que no se sustenta lo que dice Hernández, dado
el caso de que los supuestos poetas de los 90 no constituyeron un grupo homogéneo
de escrituras: no suscriben una misma poética; no hay manifiesto;
no se validan cabezas generacionales que ejerzan influencia; no se pueden definir
de forma certera. Ver. Hernández, Héctor. Op. Cit. 2004. Por otra
parte, Felipe Ruiz propone el mismo escenario: asegura que la náufraga
generación del 90 se trató de "un retroceso hacia viejas y
superadas formas de poetizar, cancelando a muchas (y buenas) voces prematuramente.
Para comprender estas poéticas que se retraen hacia el verso lírico
y clásico, habría que pensar el papel que jugaron en el contexto
de su década, incluso más allá de la calidad de sus poemas
en sí. Evidentemente, el primer decenio de gobiernos de la Concertación
(y sobre todo los primeros cinco años) no fue proclive a discursos contestatarios
y belicosos". Ver: Ruiz, Felipe. Poesía, democracia y contingencia.
Articulo publicado el 14 de Diciembre de 2004 en el Sitio Web de Educar Chile.
http://www.educarchile.cl/ntg/docente/1556/article-94853.html#comenta
. En línea. Revisada el 2 de julio del 2006.
(23) Eagleton, Terry. Una introducción a la
teoría literaria. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires. 1998.
(24) Hernández,
Héctor. Op.Cit. 2004
(25)
Peña Rodríguez, Francisco José. Poesía actual de mujeres
en Hispanoamérica: el Siglo XXI. Artículo publicado el 5-04-2006
en la página web Marca Acme:
http://www.marcaacme.com/articulo-view.php?id=110
En línea: revisada el 23-08-2006
(26) Algunas notas sobre ellas aparecen en el ensayo
de: Hernández Montecinos, Héctor. Panorama Subjetivísimo
de la novísima poesía chilena (14 -07- 2004). Sitio Web de Educar
Chile. http://www.educarchile.cl/ntg/estudiante/1626/article-88161.html.
En línea. Revisada el 22 de mayo del 2006
(27) La editorial [contrabando del bando en contra]
ha publicado también los títulos: El barro lírico de los
mundos interiores más oscuros que la luz, de Héctor Hernández
Montecinos y Este libro se llama como el que una vez escribí, del
mismo autor; Puta Poesía, de Pablo Anrré Carvajal; Aproximación
a la situación anómala y oblicua del lenguaje, de Arnaldo Enrique
Donoso y Del estado del Arte, del mismo autor; Frío en la noche
Latina, de Pablo Paredes; Sangre Seca, de Estela Lamat y Yo la Peor
de Todas, de la misma autora.
(28) Montealegre Pedro. Op. Cit. 2005
(29) Texto aparecido en el libro El Barro Lírico
de los Mundos Interiores más Oscuros que la Luz, de Héctor Hernández
Montecinos. En él tampoco consta el año de edición, numeración,
índice ni registro de propiedad intelectual.
(30) Genette, Gérard. Palimpsestos. La
literatura en segundo grado. Madrid: Taurus, 1989.
(31) Escribimos Libro con mayúscula
ya que hablamos de él en general. Para hablar de Completa lo haremos
con minúscula.
(32)
Pierre Bourdieu asegura que: "La propia lógica del campo tiende a
seleccionar y consagrar todas las rupturas legítimas con la historia objetivada
en la estructura del campo, es decir las que son fruto de una disposición
formada por la historia del campo e informada de esa historia, por lo tanto inscrita
en la continuidad del campo". (Bourdieu, Pierre. Las Reglas del Arte.
Génesis y estructura del campo literario. Anagrama. Barcelona. 2002).
(33) Suscribimos, por ahora, la definición
de ironía de Rosamaría Martín (1996). "La ironía
viene ser, por tanto, una especie de lenguaje en clave, pues se le exige al lector
que rechace su significado literal, que vaya más allá del significado
superficial, de modo que su desciframiento crea en el receptor la emoción
del encuentro con un espíritu afín. Ello nos permite concluir que
las construcciones de la ironía no se pueden reducir casi nunca, o nunca,
a gramática o a semántica o a lingüística /…/ La ironía,
más allá de un mero procedimiento retórico, obedece a una
disposición profunda del ser total" (Martín, Casamitjana, Rosamaría:
El humor en la poesía española de vanguardia. Gredos. 1996)
(34) Interpretando a Foucault, Judith Butler asegura
que la "materialidad designa cierto efecto del poder o, más
exactamente, es el poder en sus efectos formativos o constitutivos. En la medida
que el poder opere con éxito constituyendo el terreno de su objeto, un
campo de inteligibilidad, como una ontología que se da por descontada,
sus efectos materiales se consideran datos materiales o hechos primarios"
(Butler, Judith. Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales
y discursivos del "sexo". Paidós. Buenos Aires. 2002)
(35) Butler, Judith. Op.Cit. 2002
(36) Utilizamos la concepción de Mijail Bajtín
para la dialogía: "Los lenguajes del pluringüismo se introducen
en la novela en forma de estilizaciones paródicas impersonales (como en
los humoristas ingleses y alemanes), de estilizaciones no paródicas, de
géneros intercalados, en forma de autores convencionales, de skaz;
y finalmente, incluso el indiscutible discurso del autor, por ser polémico
y apologético, es decir por oponerse, como lenguaje especial, a otros lenguajes
del plurilingüismo, se concentra en cierta medida en sí mismo; esto
es: no sólo representa, sino que, también, se representa".
Bajtín, Mijail. Teoría y Estética de la novela. Taurus.
Madrid. 1989.
(37)
Estas preguntas se podrían hacer operativas y extenderse al cuestionamiento
crítico de toda institución cultural y política basada en
el falogocentrismo, a la metafísica de la presencia, a la lógica
de lo unitario.
(38)
El símbolo lo podemos definir, junto a Thomas C. Greaves (2002), como un
"vehículo comunicacional, en general, verbal o visual, donde emisor
y receptor comparten una asociación adquirida y arbitraria entre la señal
y un significado convencional. La comunicación simbólica es frecuente
entre los humanos, y forma las bases no sólo de gran parte de la vida social,
sino también de virtualmente todas las culturas y la creatividad humanas".
Greaves, Thomas. EN: Payne, Michael Et. al. Diccionario de teoría crítica
y estudios culturales. Paidós. Buenos Aires. 2002. De acuerdo a esto
lo simbólico sería coextensivo al orden del lenguaje, y, siguiendo
a Lacan, a la esfera significante. (Lacan, Jacques. Obras Escogidas. RBA
Coleccionables. Barcelona. 2006).
(39) Méndez, Rubio, Antonio. Poesía
sin mundo. Editora regional de Extremadura. Mérida. 2004
(40) Freud,
Sigmund. Más Allá del Principio del Placer. Obras Escogidas.
RBA Coleccionables. Barcelona. 2006).
(41)
"Las prohibiciones no tienen la misma forma, ni intervienen de la misma manera
en el discurso literario y en el de la medicina, en el de la psiquiatría
o en el de la dirección de la conciencia. E, inversamente, esas diferentes
regularidades discursivas no refuerzan, no rodean o no desplazan las prohibiciones
de la misma manera" (Foucault, Michel. El orden del discurso. Tusquets
Editores. Buenos Aires. 1992)
(42)
Deleuze, Pilles; Guattari, Félix. Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia.
Pre-textos. Valencia. 2004. Pp. 512-521
(43) "Para la filosofía del absurdo,
el sinsentido es lo que se opone al sentido en una relación simple con
él; hasta el punto de que el absurdo se define siempre por un defecto del
sentido, una carencia (no hay bastante...). Por el contrario, desde el punto de
vista de la estructura, siempre hay demasiados sentidos: exceso producido y sobreproducido
por el sinsentido como defecto de sí mismo /…/. El sinsentido es lo que
no tiene sentido, y a la vez lo que, como tal, se opone a la ausencia de sentido
efectuando la donación de sentida. Esto es lo que hay que entender por
non-sense". Deleuze, Gilles. La lógica del Sentido.
Paidós. Barcelona, 1994. Pp. 90-91.
(44) Para Deleuze y Guattari (2004) el agenciamiento
es el primer lugar territorial.
(45) Las
definiciones de poder son múltiples y polisémicas dentro de los
últimos estudios sobre cultura y sociedad: al mismo tiempo, posee connotaciones
tanto negativas como positivas dependiendo del problema sujeto a análisis
y al contexto político y cultural en el que surge. Lo resumimos de manera
provisoria con la concisión que nos proporciona la Real Academia Española
(1992): "Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene
para mandar o ejecutar algo", y sin desdeñar otra que precisamente
se centra en cómo ese "alguien" llega a tener esa facultad y
esa jurisdicción. Por eso también decimos con Teum Van Dijk (1994)
que "la noción de poder involucra ante todo el concepto de control
sobre dos instancias: los actos de las personas y la mente de las personas; es
decir, hablar de poder es hablar de control. El control remite a la limitación
de la libertad de acción de otros". Van Dijk, Teum. Análisis
Crítico del Discurso. Ponencia UNESCO. 1994
(46)
Op.Cit. (2004)
(47)
Judith Butler afirma que: "los actos preformativos son formas de habla que
autorizan: la mayor parte de las expresiones preformativas, por ejemplo, son enunciados
que, al ser pronunciados, también realizan cierta acción y ejercen
un poder vinculante". (Op. Cit. 2002)
(48) Pierre Bourdieu asegura que se crea el discurso
de ese proceso natural y pasivo de la hinchazón de la mujer o la tierra,
como un espacio y soporte que sólo exige de la mujer unas prácticas
técnicas o rituales de acompañamiento, "actos continuos, normales,
repetitivos y monótonos" (Bourdieu, Pierre. La dominación
masculina. Anagrama. Barcelona. 2003 )
(49)
Antonio Méndez, siguiendo a Ricoeur, define la utopía como aquella
mirada a lo que existe a través de lo que no existe. (Op. Cit. 2004)
(50) Eagleton, Terry. Ideología. Una introducción.
Paidós. Barcelona. 2005
(51)
García Canclini, Néstor. Culturas híbridas. Estrategias
para entrar y salir de la modernidad. Paidós Estudio y Sociedad. Barcelona.
2001.
(52) García Canclini (2001)
asegura más adelante que: "cuando se define a una identidad mediante
un proceso de abstracción de rasgos (lengua, tradiciones, ciertas conductas
estereotipadas) se tiende a menudo a desprender esas prácticas de la historia
de mezclas que se formaron".
(53)
Haraway, Donna. A Cyborg Manifesto: Science, Technology, and Socialist-Feminism
in the Late Twentieth Century" in Simians, Cyborgs and Women: The Reinvention
of Nature (New York; Routledge, 1991) Disponible en castellano en:
http://manifiestocyborg.blogspot.com/
Revisada el 7- 07-2006
(54)
Como ya hemos dicho, éstos se mueven de forma constante por espacios también
móviles.
(55)
Ya lo dijo Pierre Bourdieu cuando se refería a las relaciones objetivas
entre textos, autores y agentes, y las políticas económicas, culturales
y sociales que rigen los campos en donde éstas se dan cita.
(56) Espinosa, Patricia. Binariedades Efectivas.
Revista Rocinante Nº 65, marzo del 2004
(57) Jameson, Friederic. Op. Cit. (1991)
(58) Hernández,
Montecinos, Héctor. Op- Cit. (2004)
(59) Fernández Buey, Francisco. Ética
y Política en la obra de Antonio Gramsci. Comunicación a un
Congreso sobre Gramsci: Torino, XII/1997. Publicado en la Página Web de
la revista Escenario, Nº 3, el 3 -03-2003. En línea:
http://www.escenario2.org.uy/numero7/etica_fernandez.html.
Revisada el 4 de abril del 2006.
(60) Estamos con Mary Ellen Bray al definir la reificación
como una forma específica de alienación, en la cual la conciencia
del individuo está tan agobiada con su identificación con los medios
y el fruto de la producción, que se detiene el proceso dialéctico
de identidad y se produce un bloqueo psicológico que niega el crecimiento
individual, así como toda interacción social significativa":
Bray, Mary Ellen. Reificación. EN: PAYNE, Michael Et. Al. Diccionario
de teoría crítica y estudios culturales. Paidós. Barcelona.
2002.
(61)
Op. Cit. 2004
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*Pedro
Montealegre Latorre (Santiago de Chile, 1975). En
1995 participa en el Taller Literario Fértil Provincia, a cargo de los
Poetas Heddy Navarro y Bruno Serrano. Ese mismo año forma parte de la agrupación
de escritores jóvenes Quercipinion, en la ciudad de Puerto Montt.
En 1999 forma parte del Taller Literario de la Universidad Austral de Chile, a
cargo del crítico y profesor Iván Carrasco y, paralelamente, al
Taller Virtual de la Corporación Cultural de las Condes, dirigido por el
poeta Raúl Zurita. En 1996, fue premiado con el segundo lugar, mención
poesía, en el Primer Concurso de Literatura Pablo Neruda, del centro cultural
homónimo, en la ciudad de Valdivia. En 1998 le es concedida la medalla
Fernando Santiván, de la Universidad Austral de Chile, por logros artísticos.
En 1999 obtiene el primer y tercer lugar en el Segundo Concurso Universitario
de Poesía Navegando entre Versos, de la misma universidad y el hogar
estudiantil Huachocopihue. El año 2000 es galardonado con el segundo lugar
en el Primer Concurso Nacional de Poesía Joven Enrique Lihn. El
año 2005 resulta ganador del IV Certamen de Poesía César
Simón, en Valencia España. En 1999 publica su libro Santos
Subrogantes (Ediciones de la Universidad Austral de Chile), y el año
2005 publica su segundo libro, La Palabra Rabia (Editorial Denes, Valencia).
Ha sido incluido en los libros-antología: Neruda, la Lluvia, el Río
(Valdivia, 1996); Hipocampos (EVA ediciones, Valdivia, 1998); Quercipinion
(Ediciones de la Revista Trilce, Concepción, 2000); Ocio Increíble
(autores premiados, Barba de Palo ediciones y editorial El Kultrún, Valdivia,
1999); Línea Gruesa (Pájaro Verde Ediciones, Puerto Montt,
2000); Sur Fugitivo: Antología de poetas de la Décima y Novena
Región (Temuco. Editorial Jauría. 2004); El decir y el vértigo,
panorama de la poesía hispanoamericana reciente 1965-1979 (Filodecaballos
Editores, CONACULTA Fonca, México, 2005); Voces del Extremo, Poesía
y Vida (Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, 2006).
Artículos de crítica y poemas suyos aparecen en algunas revistas
chilenas y españolas. Pedro Montealegre es periodista y actualmente cursa
el doctorado en Lengua y Literatura Hispánicas de la Universitat Jaume
I, en Castellón y forma parte de la Unión de Escritores del País
Valenciano. Reside en Manises, Valencia.