POESÍA
de "LA ENREDADERA DEL
JÚBILO" (1952)
( I ) EL
MANANTIAL
¿Quién eres tú? ¿Quién eres tú? ¿Quién eres al alba,
a la
noche, a la tarde? ¿No es el amor tu imagen?
Yo crecía, y crecías
tú. ¡A nosotros crecíamos!
Tomamos los racimos. ¿No es el amor mi
imagen?
Dolías en el llano de las cosas que rompen.
En las cosas que
abaten yo dolía. ¿Y tu imagen?
El agua, entre las aguas, horadaba y
subía.
¡Oh qué sed de esa agua! ¡Nuestra sed! ¿Y mi
imagen?
En derredor la vida, para que así se cumpla
la forja de la
aurora repentina. ¡El encuentro!
Mas no lo repentino. ¡Los únicos
caudales!
Imagen contra imagen, hacía imagen. ¡Lo nuestro!
Esto que
ahora esplende. ¡El amor! ¡El amor!
¡Esto que nos destina
rebeliones de imágenes!
(II) EL DÍA
Doce de junio.
Hablé. Nosotros lo comprenderíamos.
¿Iba la noche a retener
tu entrega?
Por la ventana el mar que nos separa.
Seremos uno
interminablemente.
Ahora estás conmigo. Qué seguro,
qué distinto es el ser: en
su coraje
me alcanzas. ¡Para siempre! Los poderes,
indolentes,
ajenos, conocidos.
Hablé. Nosotros lo comprenderíamos.
¿Iba la noche a retener
tu entrega?
Por la red el erial que nos separa.
Desnudos,
absolutos, luminosos.
Esa boca aquí, cerca, nuestra, mía,
nuestra, tuya: si tuya,
mía, mía:
lo feroz: arrecife de transcursos:
que yo, por ti, soy
yo, todas tus veces.
Hablé. Nosotros lo comprenderíamos.
¿Iba la noche a retener
tu entrega?
Por lo ayer el
farol que nos separa.
En torbellino, frágiles,
amándonos.
Ahora estoy contigo. Realidad,
ahora puedes afrontar el
mar:
en la eficacia, el mar, con resistencia,
se levanta hacia
el sol. Tú estás conmigo.
Ventana. Red. Lo ayer. ¿Qué nos separa?
Seremos uno,
interminablemente
desnudos, absolutos, luminosos,
en torbellino,
frágiles, amándonos.