Volodia Teitelboim
 
 






UN MUCHACHO DEL SIGLO VEINTE
(antes del olvido)


1. El buscador del Edén

Se sabe que nadie escoge a sus progenitores ni el país en que nace ni la lengua en que hablará. En mi caso la extrañeza se hace más honda porque en general los hijos ven la luz en la tierra de sus padres.
..... Pregunté a tía Frida por qué el mío se fue a Chile. Me respondió que su hermano Moisés salió en busca del Edén.
..... En el pueblo eran tantos los que ansiaban encontrar el Paraíso en alguna parte que se citó a una asamblea de los jóvenes que querían partir. La convocatoria anunciaba como primer punto de la tabla escuchar el informe del enviado que el día anterior había regresado de América con noticias muy importantes. Se trataba de José, un adelantado que fue a estudiar directamente el terreno. Había estado no sólo en Estados Unidos. También exploró las posibilidades en América del Sur. Quería dar cuenta inmediata de su misión. En la tarde se sabría cuál era su visión sobre el punto clave: la ubicación exacta del Edén.
..... En el hecho asistieron a la reunión no sólo los jóvenes que querían emigrar. Asomaron igualmente varios hombres y mujeres de edad madura preocupados por la suerte de sus hijos. Aunque fuera un poco tarde abrigaban la esperanza de partir con ellos.
..... Se nombró un moderador. No conviene silenciar la presencia inesperada de otros adultos que concurrieron al encuentro por motivos especiales. Se supuso que el tema era demasiado apasionante como para que no surgiera algún exaltado que perturbara el debate. Pronto se vio desbordado porque fueron muchos los que tomaron la palabra sin pedirla.
..... Una voz de trueno dijo que deseaba plantear previamente una moción de orden. Porque lo que se proponía era una discusión absurda y atrasada. Todo el mundo sabía dónde se encontraba el nuevo Edén. Se había probado mil veces que el Edén moderno estaba en Nueva York. Sólo en Nueva York.
..... Inmediatamente terció en la controversia un orador de lenguaje más culto, agregando que para descubrir el nuevo Edén había que viajar hacia Occidente, describiendo una línea casi recta, en dirección a la puesta del sol, como lo había hecho Colón. La mayoría compartía dicha tesis. Citaron casos de parientes que habían salido del pueblo a partir de la segunda mitad del siglo diecinueve y uno de ellos escribió una carta en que manifestaba que Nueva York era la ciudad que le había cambiado la vida.
..... Incluso el poeta del pueblo sostuvo que su amada, por cuya ausencia seguía derramando lágrimas, había descubierto allí una existencia interesante. Desgraciadamente se casó con otro en el país en cuya puerta de agua -agregó con acento lírico- una estatua de mujer llamaba a los perseguidos de Europa. Se dirigió con aire recriminatorio al sector escéptico de la asamblea haciendo con tono dramático una pregunta de fondo: ¿Cómo pueden resistirse al llamado de esa mujer si ella ofrece a los tristes, a los pobres, a los desventurados del mundo lo que no tienen y sueñan con tener?
..... No siempre se respeta a la poesía. En el acto saltó un prosaico rechazando al orador anterior. Fijó la mirada en cada uno de los concurrentes y afirmó de súbito con un grito: -La felicidad no sólo está en el Norte. También en el Sur.
..... -Sí -apoyó una voz de mujer. -Mi tío Rubén me escribe desde Buenos Aires. Está contento. Me repite que no es pura casualidad que Argentina lleve el nombre de la plata.
..... -Es un nuevo Canaán - añadió un hombre de barba, sentado en la primera fila. -Tierra de leche y miel.
..... Moisés ardía en impaciencia. Era una reunión caótica. En ningún momento se había ofrecido la palabra al emisario recién llegado. Se olvidó la tabla, el programa y cada uno intervenía simplemente abriendo la boca y diciendo lo que se le ocurría.

 

11. Una Ciudad tan Grande

Al desembarcar en Buenos Aires escucharon por primera vez hablar en castellano. No sabían una palabra de ese idioma. Inmigrantes más antiguos los condujeron por los corredores de los muelles. Un personal atareado no hacía mayor exigencia de documentos. Para admitirlos bastaba con las "llamadas" de un residente o institución reconocida solicitando su ingreso al país. Los nombres eran extraños pero ningún funcionario se rompía la cabeza para averiguar la ortografía exacta. Se trataba de una época menos burocrática, cuando el papeleo no decidía el ingreso de esos viajeros que no sabían una palabra de español. A la hora de anotar los nombres éstos sufrían las más sorprendentes metamorfosis. Así quedaban registrados apellidos desfigurados o transfigurados. Las inscripciones erróneas afectaron no sólo a los recién llegados. Las heredaron sus descendientes, incluso aquellos que nacieron en la tierra nueva. Alguno porfió que el apellido era Voloshko, pero el funcionario anoto Volosky y así se denominó ese linaje plebeyo que en una punta de América del Sur creció como un árbol con varias ramas.
..... Al principio todos vivieron juntos. Tal vez en una casa grande y modesta de Boedo o de La Boca. Salieron a buscar trabajo y a pescar algunas palabras que les permitieran comunicarse en esa ciudad tan grande. No eran los únicos inmigrantes. Con ellos, antes y después, llegaron millones de italianos, muchísimos españoles, que en un santiamén se entendieron con los criollos, cosa que era más difícil para aquellos que venían desembarcando con el yidish en los labios.
..... Habían pasado de la aldea a la metrópolis. Tuvieron que aventurarse por las calles vendiendo lo que podían, comerciando en los barrios obreros. Absortos en la tarea de ganarse la vida, de abrirse paso en un ambiente ajeno, no se orientaban bien en el laberinto Buenos Aires. Pero fueron arriesgándose a medida que pasaban los días.
..... En el barrio del Once Naum presenció, medio oculto entre los árboles (entonces allí había casi un bosque), choques de la policía con trabajadores en huelga. Tras la embestida se escurrió asustado, pero al rato caminaba canturreando trozos de "Avanti Poppolo", que había escuchado en la manifestación disuelta a caballazos.
..... Los niños, especialmente Sara y Mauricio, miraban por las calles con asombro los faroles de gas y escuchaban atónitos a tanto gesticulante italiano recién llegado, que hablaba con manos, ojos, y a gritos. Así era el nuevo mundo.
..... Todos enfrentaron el misterio del alfabeto latino poseídos por una desesperación inicial superada en menos tiempo por los pequeños en la escuela de la vecindad. Naum lo deletreó en Caras y Caretas y luego en La Prensa, que siempre traía noticias de Europa y a veces de Rusia. En cafés y fondines probaron el puchero, conocieron sabores nuevos de la carne. (Mi madre toda la vida preparó unas albóndigas que me parecieron siempre pocas). Los domingos los hermanos grandes llevaban a los chicos a conocer Palermo y Riachuelo. En las tardes vagaban por Avenida de Mayo y la Nueve de Julio, la fiesta mayor consistía en entrar a una cafetería, tras atravesar la gran marea de Corrientes.

 

54. El Tío Compró un Ford a Orrego

El día en que el tío Naum le compró un Ford a Orrego marcó para nosotros el inicio de una nueva era. Lo contemplamos con estupor. Relucía con un color verde intenso de pasto maduro. A diferencia de los autos hasta entonces conocidos por nosotros se veía delgado y casi tan alto como el coche negro que se instalaba a esperar pasajeros junto a la estación. El Ford tenía muchos más caballos, aunque nadie los veía. No sabría decir cuántos. Mostraba poca nariz y carecía de todo aire suntuoso. Podríamos llamarlo un auto plebeyo, pero era auto al fin. No pertenecía a nuestros padres sino al tío Naum, o sea, lo sentíamos nuestro, porque pocas veces conocí a un hombre más bondadoso.
..... Se suscitó un problema. Nadie en la familia sabía manejar. El tío no pretendía aprender y nosotros éramos niños. La ley nos prohibía conducir automóviles. Había entonces pocas personas que supieran manejar. Fue necesaria una búsqueda tenaz para descubrir finalmente a José. No era el joven de la Biblia que descifró los sueños del faraón, sobre cuyas adivinaciones había leído en mis incursiones por el Viejo Testamento. Este José curicano había salido recién del servicio militar. Poseía ese conocimiento excepcional para la época. Comenzaba a ejercer una profesión que con el tiempo sería la de millones en el mundo. Decía con orgullo que era chofer, un nuevo y prestigioso trabajo que e xtendería con una celeridad mayor que el kilometraje alcanzado por Aladino, el ítalo-chileno que no poseía la lámpara sino la máquina maravillosa.
..... Nosotros nos subimos a la máquina maravillosa y no queríamos bajarnos de ella. José era en verdad un muchacho, que también estaba extasiado con su gran juguete y se sentía halagado por la admiración de estos cuatro niños que no lo dejaban ni a sol ni a sombra porque su sueño cumplido pero nunca saciado era el de andar en auto de día y de noche.

 

105. EL MISTERIO DE LAS CIENCIAS

La física me atraía pero no descubría su secreto (que Claudio me perdone). Seguramente es una manera de mirar, de concebir el mundo desde un ángulo diverso. Estoy hablando como un profano completo. No sirve de nada memorizarla. Simplemente hay que comprenderla. No estoy culpando a los profesores. Los hay excelentes, regulares o pésimos. Lo esencial de la materia radicaba en algo muy simple: yo no era una lumbrera.
..... Aunque no dejaban de intrigarme los átomos, las valencias, las combinaciones ácidas, que veía burbujear en el matraz de nuestro exiguo laboratorio, la maestra de química, que era por añadidura nuestra profesora jefe, se empeñaba con mucha seriedad en que el trabajo práctico iluminara nuestras mentes reacias a la ciencia que estaba revolucionando el mundo. Ella se inclinaba sobre el microscopio largamente. Entonces no faltaba el explorador indiscreto que colocaba sobre el piso un espejito redondo de bolsillo y sin cobrar entrada nos hacía ver los calzones de la maestra experimental.
..... El régimen proclamó la necesidad de industrializar al país y de convertir a los chilenos en técnicos que supieran manejar las manos y las máquinas. Había que terminar con la primacía maniática que privilegiaba los ramos humanistas, con toda su sobreproducción -o plétora profesional, se decía- de abogados, profesores, teóricos, poetas y artistas. Se cerró la Escuela de Bellas Artes. Un ministro de Hacienda renacentista, Pablo Ramírez, decidió que era más barato y productivo mandar a unos cuantos pintores a estudiar a Europa que seguir manteniendo ese costoso elefante blanco de donde salían intelectuales con corbatas flotantes, cuadros cubistas y otras invenciones ininteligibles.

 

123. TENEMOS UN POETA

Aquella mañana de octubre, cuando en el mundo algo se derrumbaba, el profesor de francés alzó las cejas en acento circunflejo, levantó el dedo índice de su delgada mano derecha, mientras con la otra se cogía la barbilla, y dijo: "-Nous avons un poète". No lo dijo con aire recogido, como cuando nos explicó la triste suerte de Rimbaud, sino con cierto matiz de sorna.
..... La clase escuchó desconcertada la noticia. No te des por aludido. Sin embargo, enrojecí. ¿Entonces los versos son para ti? Si no, ¿por qué esos rubores de señorita? Cambia de color, idiota. Por desgracia la sala desbordaba de luz. El profesor, como temiendo que su frase cabalística no hubiera sido entendida, la repitió con suma lentitud, cargando el acento de ironía en cada palabra, casi en cada sílaba: "chers élèves, nous avons un poète". La insistencia despertó en la sala un mayor revuelo.
..... Cesó la turbamulta distraída, como cayendo en la cuenta que se preparaba un acto cómico. Esperaban que se nombrara al aprendiz de Apolo. Acobardado, me dije, será otro. Si el profesor se refiere a mí me pondré todavía más colorado, más colorado que un incendio. El incendio se te extenderá del pelo a la cara. Porque la clase se va a incendiar. Sí, va a arder Troya. Mejor que no diga el nombre. Tuve vergüenza y luego esperanza. Me corrió por el espinazo una secreta exaltación y un brote asustado de vanidad. Que lo diga. Que anuncie tu matrimonio con las musas. Que te declare estrella de la Constelación de la Escritura Celeste, que te llame planeta desconocido, que te proclame laureado coronador de Venus en el ruinoso Teatro Municipal del pueblo. Me esperaba la felicidad en la puerta de sus labios.
..... Pero no dijo nada de lo que me temía y deseaba. Se ve a la legua que lo que llaman dicha no está hecha para ti. De manera que cálmate, niño. No existía ni existiría la proclamación del poeta. Ten paciencia, muchacho. ¿Y desde cuándo los poetas necesitan ser proclamados, como los candidatos? Además los poetas no se dan como los yuyos y las moras silvestres en el campo. No llueven a cántaros como si fuera junio y julio. ¿De dónde vas a ser tú poeta? De manera que deja de moverte en el asiento.
..... El profesor seguía la broma. Sentí la inminencia de una desgracia. El huaso cabeza de cepillo, cara blanca de luna llena, hizo parpadear tres veces sus ojillos azules, raros y pequeños, que se agrandaron sospechosamente, signo de que tramaba algo. No sé, para mostrar quizás que no tenía afición sólo por el fútbol, preguntó, con voz falsamente ingenua, quién era, cómo se llamaba "el podeta que losotros tenimo ahora". -Tenemos- corrigió el profesor, obligado por esta vez a hablar en español. -Poeta, no podeta, el poeta que nosotros tenemos ahora. Hable en castellano, no en la lengua de Upeo. Me excuso, pero es un secreto del Jurado -respondió cortante, con acento de seca dignidad.
..... El profesor había encendido la mecha y ahora retiraba la mano, escondiéndola tras la obigación de guardar silencio. Era comprensible. Como persona honorable no podía violar la reserva. Pero había colocado la bomba. Era uno de los que premiaban. Decidía cuál cabeza debía ceñirse la corona del poeta, así como el poeta debía coronar a la reina. ¿Pero por qué ha dicho tenemos un poeta? ¿Quiénes somos nosotros? ¿Los alumnos, él mismo? El era un poeta conocido hacía tiempo. ¿Qué novedad tenía venir a repetir hoy lo que todos sabían? En ese caso más lógico habría sido, si se tratara de un ejercicio en clase, que hubiese dicho "Je suis un poète". Pero dijo tenemos un poeta. Y lo dijo con cierta solemnidad zumbona. ¡Tranquilo! No digas nada. Si abres la boca te pondrás tartamudo. El profesor saboreaba la confusión de los alumnos, los rostros tensos. ¿En gracia a qué me miraba de reojo? ¿No lo hacía igual con los demás? ¿Pero en realidad no estaba mirando a hurtadillas más hacia el sector de las niñas?
..... El profesor se puso de nuevo a pasar lista leyendo los nombres rápidamente. Cuando dijo el mío se demoró tres segundos más, no advertí una sacudida en su voz, pero estoy seguro que la mía tembló un poco al responder "presente". Sin embargo, aunque me contradiga con lo que acabo de decir, tuve la impresión que pronunció mi nombre con cierta acentuación particular, tal vez un poquitín sardónica, lo cual me puso más nervioso. Y a esto se sumó que sentí en ese momento el llamado de una mirada femenina.

 

178. LA GRAN REVOLUCIÓN QUE CAMBIARÁ TODO

Vivíamos en una sociedad conservadora donde muchas cosas estaban prohibídas. Casi todo lo que nos interesaba era tabú. Y nosotros ansiábamos ser espíritus abiertos y que la libertad fuera un día el alma de la sociedad. ¡No te hagas ilusiones! ¡No pidas imposibles! ¡Ese día nunca llegará! Ese día un día llegará.
..... Decidimos que teníamos que luchar por el mundo libre. Para eso hay que echar abajo el mundo esclavo. Vendría una gran revolución que cambiaría todo. Esa era la tarea. Un mundo en que nadie sea dueño del otro y cada uno puede ser todos, empezando por ser él mismo. No más oprimidos, no más hambrientos, no más pobres de pan y de todo. El mundo está mal hecho. Unos pocos son los amos de los más. ¡Abajo todas las cadenas!
..... Alguien sostuvo que por las noches se celebraban aquelarres en casa de Huidobro. No había tales conciliábulos de brujos. No se representaba la escena de Macbeth en que las hechiceras vaticinan desgracias y reinos. Era un encuentro de soñadores del mundo nuevo. Había que empezar por la poesía, derribar las estatuas de cartón piedra de los consagrados, predicar el Evangelio del porvenir. ¡Adelante hacia el siglo veintiuno! ¡A enterrar todas las Edades Medias! ¡Vivir lo próximo en el presente! He aquí nuestro programa.
..... El mensaje venía desde París y allí residía la secta iniciática. Allí estaban los iluminados, los profetas del gran mensaje, los correos de las epístolas revolucionarias, adoradores de Picasso, portavoces del cubismo.
..... Transmitieron la primera luz hombres ya maduros que habían sido bautizados en las aguas del Jordán, o sea del Sena, porque vivieron junto a sus orillas la hora del big bang. Allí pontificaban con el rostro serio de quien está recibiendo en la Coupole el recado de Dios. Nuevas tablas poéticas, con los diez mandamientos del Creacionismo. Allí estaba Vicente, antipoeta y mago. Allí estaba Juan Emar, callado como la noche pero sabio como la Biblioteca de Alejandría. Muy a lo lejos soltaba una frase críptica que exigía intérpretes sagaces. Construía en silencio el Umbral del mundo nuevo. Allí estábamos nosotros los desaforados imberbes, los adolescentes desorbitados, los acelerados sin freno, que querían cambiarlo todo, poner una bomba a los fósiles que gobernaban conforme a leyes paleolíticas, completamente ajenas al hombre real, a las multitudes llenas de desamparo, a los espíritus revolucionarios, a la construcción del futuro más futuro.
..... Eran reuniones semisecretas. De súbito pasábamos a los encuentros completamente secretos porque entrábamos a la sección "espectáculos prohibidos", donde todo debía hacerse en la oscuridad. Eran las dos de la mañana, cruzábamos el Forestal e ingresábamos sigilosos por la puerta de atrás al Palacio de Bellas Artes para ver lo que estaba en el Index, películas marcadas con la letra x.
..... No contenían escenas pornográficas, con sexos palpitantes ni episodios del Marqués de Sade. Constituían delito porque ingresaban al país clandestinamente, a espaldas de la autoridad, como haciéndole burla. De repente veíamos proyectarse sobre el telón inmóvil del muro blanco el cochecito de una guagua que va cayendo peldaño por peldaño a través de una interminable escalinata mientras alrededor truenan los cañones y la gente despavorida presencia la inminencia del fin del recién nacido y comienza a cubrir las gradas del puerto de Odessa con sus cuerpos abatidos.
..... Sí, en la penumbra hay un sobresalto. Una imagen distinta, un cine diferente. El acorazado Potemkim está disparando. Pienso que, sin comerlo ni beberlo, el episodio tiene algo que ver con la insurrección de la Escuadra. La sublevación de la marinería rusa precedió en un cuarto de siglo al levantamiento de las tripulaciones en Chile. Y me pregunto si algún día se filmará en Valparaíso, en Talcahuano, en Coquimbo, en alguna bahía del mundo, la película sobre la sublevación del Latorre y todo lo que siguó en aquel capítulo tan bien escondido de nuestra historia. Porque también teníamos el deber de sacar a la luz los acontecimientos proscritos, los hechos enterrados. Debíamos contar la crónica vedada.

 

290. MUJER CON LOS OJOS CERRADOS

En la Plaza de Armas los árboles iluminados hacían resplandecer el revoloteo del agua que caía en la pileta central. Nos habíamos citado junto a la fuente. El movimiento del gentío era un carrusel de ida y vuelta. Las aceras, junto a la Catedral, el Correo, la Municipalidad estaban atestadas por ese comercio que entre Pascua y Año Nuevo necesita agotar sus existencias. Nos ensordecía una antimúsica discordante de cornetas, estampidos de fuegos artificiales, cohetes de estruendo. La ciudad trepidante rugía hasta el desagrado. Por un momento pensé que no vendría. Luego, que seria fácil perdernos en el tropel. Era difícil que ella se abriera paso en medio de la turbamulta.
..... Llegó la hora y no la veía. Comencé a sufrir. Miré hacia todos lados. ¿Por qué entrada de la plaza aparecería? Si por Ahumada, si por Estado, si por Merced, si por Catedral. Observaba las cuatro esquinas. No supe por dónde surgió, de repente, como una visión que brota del fondo de los sueños. Estaba allí con un traje floreado en que primaba la coloración morada. Encontré que hacía juego con sus ojos indecibles y el lirio de su casa.
..... Trazó una señal con la mano, movió los dedos con un gesto de danza. Me llamó, interrumpiendo el ruido de la Plaza con cierto acorde musical. Pensaba darle la mano y luego retenerla leve o más fuertemente dependiendo de la expresión de su mirada. Pero ella, como si hubiera hecho un viaje extenuente, venciendo a todos los monstruos del camino, como si terminara de llegar a un punto de trabajoso acceso, me besó con algo más que un chasquido ceremonial.
..... Permaneció un par de minutos abrazada. La sentí entera. Al principio con las mejillas apretadas, juntas las caras miraba hacia un objetivo indefinido. Por la dirección de sus ojos deduje que era la Catedral. Entonces descubrí que los tenía cerrados. Estaba concentrada en sí misma, viviendo al parecer hacia adentro, como si ese momento tuviera una significación muy suya, como si se sumergiera en sus sentimientos. Callaba. Yo no quería romper ese silencio.
..... Estábamos los dos solos en medio de la muchedumbre. Pensé que yo vivía uno de esos minutos en que la persona siente el amor como si el espejismo estuviera en sus manos, en su cuerpo. Todo era difícil de decir y tampoco había para qué expresarlo. Era, existía por sí mismo. No necesitaba palabras.
..... Escuchaba uno el corazón del otro, pese a que el bullicio de la plaza no era sólo el contrasilencio. Los fuegos artificiales desataron una seca tempestad de truenos, relámpagos chirriantes que iluminaban su rostro como para mostrármela en la belleza de una mujer con los ojos ahora entornados.
..... Una especie de avalancha quebró el prodigio del momento. Un grupo que había anticipado su festejo pasó como un alúd chocándonos. Pero ella ni yo cedimos en el abrazo, aunque despertamos de un sueño que merecía ser respetado. Estuvimos a punto de caer en la pileta. Nos detuvimos al borde. Sentimos en las caras el golpe del agua.
..... Miré el reloj de la Municipalidad. El ángel había pasado y la noche volvió a ser ruido y alboroto.
..... -Eloísa, nos están eperando en casa de Linda -le dije al oído-. Allí celebraremos el Año Nuevo junto a su marido, el doctor Cabello. Estará Calvo, toda la gente de la revista, que son personas magníficas y me gustaría que los conocieras.
..... Ella abrió bien los ojos y me dijo:
..... -Esta noche no quiero conocer a nadie. Sólo quiero conocerte a ti.

 

 



Volodia Teitelboim
(Antes del olvido)
UN MUCHACHO DEL SIGLO VEINTE

Editorial Sudamericana 1997.

 

 

VOLODIA TEITELBOIM, autor de UN MUCHACHO DEL SIGLO VEINTE es uno de nuestros mayores memorialistas (o memoriosos). Escritor editado desde 1935. Político desde los pantalones cortos. "Casado" ortodoxamente con la literatura. Autor de novelas, ensayos y biografías.
... El apígrafe de este libro, extraído de Tabucchi dice que "... la fantasía de la memoria del escritor transforma los recuerdos en literatura". Dicho de otra manera, pareciera que la literatura es la memoria fantástica de algunos seres dotados con el don de dar sentido y belleza a la palabra. En el principio es el Verbo dice el Libro de los Libros, leído por Teitelboim, según su propio testimonio, como una de las más maravillosas narraciones de la humanidad. Alguien que puede leer la Biblia igual que una novela por entregas o como una de las mayores antologías de poesía es capaz de transformar lo que sale de los recovecos de sus recuedos en una saga de cuentos inacabables que al igual que en las Mil y una noches, nos encandilan y trasladan a otros tiempos vividos y mirados por un niño, por un muchacho del siglo veinte.
... Este es el primer volumen de una obra mayor: Antes del olvido. En el fondo es una biografía de época, un retrato en movimiento del país, del mundo que nos ha tocado vivir. Se trata también de una mirada personal y única que se concreta en una narración llena de frescura y gracia. A ratos la pintura de la realidad despide el encanto de la ficción y a su vez cobra la consistencia de verdad.
... Teitelboim es autor, entre otras otras, de la trilogía de biografías de poetas chilenos: Neruda, Gabriela Mistral, Pública y secreta y Vicente Huidobro, La marcha infinita; y, de Los dos Borges, recientemente galardonado con los premios Municipal de Literatura 1997, categoría ensayo, y Academia Chilena de la Lengua.

 

de la contratapa

 

 

 
 
 

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letras.s5.com , proyecto patrimonio, VOLODIA TEITELBOIM: Un muchacho del siglo veinte (Antes del olvido) 1997.

proyecto patrimonio es una página chilena que busca dar a conocer el pensamiento y la creación de escritores y poetas, chilenos y extranjeros, publicados en diarios, revistas y folletos en español

 

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