Uno
la tiene en brazos.
Otro la tiene en las rodillas.
Otro la
tiene entre sus piernas.
Y el último en el
hoyo.
Una
torsión, por la postura
más voluptuosa, de costado
con
movimiento de cintura,
y el flujo con su ímpetu
nunca antes
alcanzado.
Fue el final resultado:
al hospital. In situ
le
encontraron una úlcera
sangrando de placer. La comisura
se
retorcía impura.
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PEOR VIDA : POESÍA de ARMANDO URIBE