Pa' cantar de
un improviso se requiere buen talento, memoria y
entendimiento, fuerza de gallo castizo. Cual vendaval de
granizos han de florear los vocablos, se ha de asombrar
hast'el diablo con muchas bellas razones, como en las
conversaciones entre San Peiro y San Paulo.
Tamién,
señores oyentes, se necesita estrumento, muchísimos
elementos y compañero 'locuente; ha de ser güen
contendiente, conoce'or de l'historia; quisiera tener
memoria pa'entablar un desafío, pero no me da el
sentí'o pa' finalizar con gloria.
Al hablar del
estrumento diríjome al guitarrón, con su alambre y su
bordón su sonoro es un portento. Cinc' ordenanzas le
cuento tres de a cinco, dos de a tres, del clavijero a sus
pies l'entrasta'ura 'legante, cuatro diablitos
cantantes debe su caja tener.
Y pa' cantar a
porfía habrá que ser toca'ora, arrogante la cantora para
seguir melodía, galantizar alegría mientras dure'l
contrapunto, formar un bello conjunto responder con gran
destreza. Yo veo que mi cabeza no es capaz par' este
asunto.
Por fin,
señores amables, que me prestáis atención, me habéis hallado
razón de hacerle quite a este sable; mas no quiero que
s'entable contra mí algún comentario, pa' cominillo en los
diarios sobran muchos condimentos. No ha de faltarm' el
momento que aprenda la del canario.
Muda, triste y
pensativa ayer me dejó mi hermano cuando me habló de un
fulano muy famoso en poesía. Fue grande sorpresa
mía cuando me dijo: Violeta, ya que conocís la treta de
la vers'á popular, princípiame a relatar tus penurias "a lo
pueta".
Válgame Dios,
Nicanor, si tengo tanto trabajo, que ando de arriba
p'abajo desentierrando folklor. No sabís cuánto
dolor, miseria y padecimiento me dan los versos
qu'encuentro; muy pobre está mi bolsillo y tengo cuatro
chiquillos a quienes darl' el sustento.
En ratitos que
me quedan entre campo y grabación, agarro mi guitarrón, o
bien, mi cogot'e yegua; con ellos me siento en tregua pa'
reposarme los nervios, ya que este mundo soberbio me ha
destinado este oficio; y malhaya el beneficio, como lo dice
el proverbio.
Igual que
jardín de flores se ven los campos sembra'os, de versos tan
delica'os que son perfeutos primores; ellos cantan los
dolores, llenos de fe y esperanzas; algotros piden
mudanzas de nuestros amargos males; fatal entre los
fatales voy siguiendo estas andanzas.
Por fin,
hermano sencillo, que no comprendís mi caso; no sabis que un
solo lazo lacea un solo novillo. Pica'o tengo el
colmillo de andar como el avestruz, sin conseguir una
luz, ni una sed de agua siquiera. Mientras tanto, la
bandera no dice ni chuz ni muz.
Pero,
pensándolo bien, y haciendo juicio a mi hermano, tomé la
pluma en la mano y fui llenando el papel. Luego vine a
comprender que la escritura da calma a los tormentos del
alma, y en la mía que hay sobrantes; hoy cantaré lo
bastante pa' dar el grito de alarma.
Empezaré del
comienzo sin perder ningún detalle, espero que no me
falle lo que contarles yo pienso; a lo mejor no
convenzo con mi pobr' inspiración escas' ando de
razón, mi seso está 'polilla'o, mi pensamiento
nubla'o con tanta preocupación.
Recularé
algunos años y de lugar mudaré, así les resaltaré sin
"coilas" y sin engaños; que se descarguen los daños en la
pobre relatora, por no valerle hast'ahora haberse amarra'o a
Chile. Si el canto no le da miles, válgame Dios, la
cantora.
Primero, pido
licencia pa' "transportar" la guitarra; después, digo que
fue Parra quien me donó l'existencia. Si me falta
l'elocuencia para tejer el relato, me pongo a pensar un
rato afirmando el "tuntuneo", a ver si así deletreo con
claridez mi relato.
Tenga calma la
compaña ya viene la despedí'a; la poca sabiduría mis
ocurrencias empaña. Siempre la suerte m'engaña por mucha
ilusión que tenga; que la fuerza me sostenga si el
sacrificio es en vano, y no me condene, hermano: no hay mal
que por bien no venga.
Aquí presento a
mi abuelo, señores, démen permiso, él no era un ñato
petizo, muy pronto van a saberlo; en esos tiempos del
duelo versa'o fue en lo de leyes, hablaba lengua de
reyes, usó corbata de rosa, batelera elegantosa y en su
mesa pejerreyes.
José Calixto
su nombre, fue bastante respeta'o, amistoso y muy
letra'o, su talento les asombre; más le aumente su
renombre al decir muy en breve, no más entre marte' y
jueves procura mostrar su honor, defendiendo el
tricolor el año setentainueve.
En la ciudad
de Chillán vivía en un caserón, dueño de una
población de gran popularidad. Pa' mayor autoridad manda
sus hijo' a l'escuela, y a petición de mi abuela les enseña
a solfear par' un' orquesta formar de arpa, violín y
vihuela.
El día de San
José, nombre del dueño de casa, s'hizo una fiesta
grandaza según lo supe después. Había muerto una
res, llegan noventa visitas con flores y
tarjetitas, besan y abrazan al santo, lo avisan con harto
canto, valse, mazurca y cuadrilla.
Las damas con
abanico, de fraque los caballeros, perfumosos y
altaneros, como son siempre los ricos, saltaban como unos
quicos cuando bajaron del coche y armaron tremendo
boche los chiquillos copuchentos, hormigueando to'os
mugrientos entremedio 'e los fantoches.
Mi abuelo por
parte 'e maire era inquilino mayor, capataz y
cuidador poco menos que del aire; el rico con su
donaire, lo tenía de obliga'o caballerizo monta'o, de
viñatero y rondín, podador en el jardín y hortalicero
forza'o.
Todo esto,
señores míos, por un cuartito de tierra y una galleta más
perra que llevaba a sus críos; algunos reales, ¡Dios
mío!, pa´alimentar quince humanos, sin mencionar los
hermanos que se apegaban al pial; Don Ricardo
Sandoval cristiano entre los cristianos.
Al verlo a
primera vista parece mi lindo abuelo algún arcángel del
cielo gemelo de Juan Bautista; azules sus
pupilitas, dorada su cabellera, montado en su yegua
overa no hay niña que no lo mire, ni vieja que no
suspire por detrasito 'e mi abuela.
Cuenta mi
madre afligida que mi abuelito Ricardo, era un hermoso
leopardo pa' batallar por la vida; fuera de noche o de
día de aquí para allá
galopa; ..............................* en los inviernos
terribles, y en los veranos temibles sudaba como as de
copa.
Mi abuela a
cargo 'e la casa, amamantando sus críos, llevando el agua
del río pa' preparar buena masa, criando pollos de
raza, sacando miel en enero, limpiando trigo en
febrero para venderlo en abril; y en mayo, ¡qué
perejil cosecha junto al estero!
* falta el
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