La cena ya se
sirvió en una mesa largucha, en cada plato, una
trucha, pa' la trucha, un botellón, pa' la botella, un
copón, pa' la copa, una galleta; encima 'e una
servilleta con un plateado cubierto; como el pescado está
muerto le asoma ají por la jeta.
Sirven el
aperitivo p' alentar el apetito, mistelas y
pastelitos, después vendrá el bajativo. Ya se ven menos
altivos en el salón elegante, porque el vino es
abundante en el banquete d'estilo ¡qué pensarán los
pililos, comiendo guata picante!
Después sirven
estofa'o a la chilena, por cierto; nunca se vio
cocimiento más sabroso y aliña'o; pa' llenar tanto
invita'o se precisan diez corderos, de alverj' almudes
enteros, gallinas y longanizas; vino del que se usa en
misa todos los viernes primeros.
Una mujer
cuarentona, rolliza y bien agraciá' va y viene de aquí pa'
all'a, con su carita monona; ya lleva una cantimplora, ya
trae un frasco de sal, y en su blanco delantal le zarandean
los vuelos cuando sirvió los buñuelos, l' almibar y el pan
candeal.
¡Ya niño, a
los estrumentos! Desea música el santo, romp' el arpa,
sigue'l canto con su gracioso portento, el violín con su
lamento reban' aquel humo ambiente, y la guitarra
presente completa la gallardía, dándole gran bizarría al
festín de mis parientes.
Mas van pasando
los años, las cosas son muy distintas: lo que fue vino, hoy
es tinta; lo que fue piel hoy es paño; lo que fue cierto,
hoy engaño, todo es penuria y quebranto, de las leyes de hoy
me espanto; lo paso muy confundida y es grande torpeza
mida buscar alivio en mi canto.
Han visto la
mantequilla, dicen de que's vegetal, y que de leche
animal fabrican la mostacilla. Las líneas de las
chiquillas, desmáyese el más sereno, que lo que miran por
seno no es nada más que nilón. Pregunto con
emoción: ¿Quién trajo tanto veneno?
En este mundo
moderno qué sabe el pobre de queso, caldo de papa sin
hueso. Menos sabe lo que es terno; por casa, callampa,
infierno de lata y ladrillos viejos. ¿Cómo le aguanta el
pellejo?, eso sí que no lo sé. Pero bien sé que el
burgués se pit´al pobre verdejo.
Yo no protesto
por migo, porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la
fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por
testigo que no me deje mentir, no me hace falta salir un
metro fuera' e la casa pa' ver lo que aquí nos pasa y el
dolor que es el vivir.
Dispénsenme
las chiquillas si m' he salido del tema, es qu' esta verdad
me quema el alma y la pajarilla. Quemá' está la
sopaipilla; p'al pobre ya no hay razones; hay costra en los
corazones y horchata en las venas ricas, y claro, esto a mí
me pica igual que los sabañones.
De tal palo tal
astilla, se dequivoca el refrán; sólo le cuadra a San
Juan, pero no a esta mocosilla. Bien dorá' fue la
tortilla, muy revueltita después; ya ven, mi abuelo
José con el código en su mente y quién hubo más
prudente como mi otro abuelo fue.
Tan sabios
conocimientos no recayeron en hijos con un misterio
prolijo, pasan directo a los nietos, en lo cual yo no les
miento, tengo la prueba en la mano, yo les presento a mi
hermano como el más bonito ejemplo, si ahora no tiene un
templo lo tendrá tarde o temprano.
No es que yo
quiera pasarme el lomo por l'escobilla; tampoco hacerle
cosquilla al que ha venido a escucharme. Con prisiones y
gendarmes castiguen mi vanidad, a la pat'e la verdad yo
estoy contando mi cuento. Perdonen mi atrevimiento y mi
escasa habilidad.
Toco vihuela,
improviso, compongo mis melodías, las noches las hago
días pensando si lo preciso; buscando el oro macizo salgo
volando al camino, y el versear "a lo divino" es oro de gran
quilate. Si pa' vos es disparate pa' mí no, pues,
Secundino.
Sentencia de
doble multa es no saber pentagrama, si en el mate arde una
llama destiná' pa' gente culta, en el cerebro me
abulta causándome confusión, y al toque del guitarrón le
voy cambiando el estilo por un concierto pililo que alegra
mi corazón.
[...]
Salí de mi casa
un día p'a nunca retroceder, preciso dar a entender que
lo hice a l'amanecida; en fuga no hay despedida, ninguno lo
sospechó, y si alguien por mi lloró no quise causar un
mal; me vine a la capital por orden de Nicanor.
Me manda carta
el domingo, el lunes viajando va, el miercoles lista
ya p'al sitio en su destino, el jueves, un
peregrino cartero diciendo: abricia; el viernes nadie
malicia, partí para no volver, el sábado en San Javier de
mí les mando noticia.
Mi hermano:
Vente decía, pensando en tiempo futuro, l'entiendo mal, me
apresuro partiendo sobre la misma; si no me saqué la
crisma en viaje de tanto empeño, fue por la nube
d'ensueño que no me deja un instante, entre asustá' y
delirante salí del profundo sueño.
De tres o
cuatro empellones y en menos de una semana impávida,salva y
sana crucé noventa estaciones, la luz de mis ilusiones me
trajo sin saber cómo volando cual un palomo; no quise andar
en desvíos, mujer que tiene sentido tranquea con pies de
plomo.
Mi hermano
decía: Vente, que lindo es el estudiar, el mundo es un ancho
mar lo cruzarás por el puente, a nado puede la
muerte llevart'en su remolino, busquemos, pues, un
camino no me propales contrario, aprend'el abecedario que
te dará buen destino.
Un ojo dejé en Los
Lagos por un descuido casual, el otro quedó en Parral en
un boliche de tragos; recuerdo que mucho estrago de niña vio
el alma mía, miserias y alevosías anudan mis
pensamientos, entre las aguas y el viento me pierdo en la
lejanía.
Mi brazo
derecho en Buin quedó, señores oyentes, el otro por San
Vicente quedó, no sé con qué fin; mi pecho en
Curacautín lo veo en un jardincillo, mis manos en
Maitencillo saludan en Pelequén, mi falda en
Perquilauquén recoge unos panecillos.
Se m'enredó en
San Rosendo un pie al cruzar una esquina, el otro en la
Quiriquina se me hunde mares adentro, mi corazón
descontento latió con pena en Temuco, y me ha llorado en
Calbuco, de frío por una escarcha, voy y enderezo mi
marcha a la cuesta 'e Chacabuco.
Mis nervios
dejo en Granero, la sangr'en San Sebastián, y en la ciudad
de Chillán la calma me bajó a cero, mi riñonada en
Cabrero destruye una caminata, y en una calle de Itata se
me rompió el estrumento, y endilgo pa' Nacimiento una mañana
de plata.
Desembarcando
en Riñihue se vio la Violeta Parra, sin cuerdas en la
guitarra, sin hojas en el colihue; una bandá' de
chirigües le vino a dar un concierto; con su hermanito
Roberto y Cochepe forman un trío que cant'a l'orilla 'el
río y en el vaivén de los puertos.
¡Qué
pena tuv'en Quirihue! ¡Qué rabias en Miraflores! ¡Qué
soledad en Dolores! ¡Qué malestar en Doñihue! Angustias pase
en Llanquihue, tormentos en Lonquimay, sorpresas tuv'en
Lircay y sobresalto en Coelemu, pesares en
Bucalemu, sambita, sí ay ay ay.
Pase amarguras
en Ñanco, delirios en Tucapel, hambrunas en Illapel y
pesadillas en Chanco; qué lágrimas en Rupanco, desvelos en
Mataquito, corazonadas y gritos, y en el pueblo de
Toltén por un brillante de a cien peleo con mi
hermanito.
Incertidumbr'
en El Quisco me causa gran impaciencia, suspiros en
Confluencia, cansancios en San Francisco, lamentos en
Camarico, pesares en Longaví, flojera en
Curacaví, nostalgias en Lagunillas, aburrimiento en
Placilla, locuras en Tarahuín.
Misterios viví
en Parral, desdenes en Puerto Montt, espantos en
Concepción, martirios en Chañaral, inconveniencia en
Taltal, envidias en Pachacama, pelambres en
Atacama, dolores en Casablanca, engaños en Salamanca y
pesadilla en Calama.
Calumnias en
Punta Arenas y miedo en Valparaíso, ataques en Los
Carrizos, pendencias en Yerbas Buenas, humillación en
Serena, calamidad en Recinto, prosperdad en
Niblinto, aplausos en Conchalí, y en la Quebrá' del
Ají amores y vino tinto.
Llega el tren a
l'Alame'a con zalagard' infernal, el pito y el
campanal los cruji'eros de ruedas, el impeutor se
pasea gritoneando la llegá', la gente
preocupá amontonando maletas; Dios mío, piens'
Enriqueta: ya estoy en la capital.
Mi corazón en
destierro latió lastimosamente cuando pasé, entre la
gente l'inmensa puerta de fierro, sentí como que un gran
perro estaba pronto a morderme, sólo atino a
detenerme espanta'a, como un lechón cuando ve saltar al
león que va' enterrarle los dientes.
Pasa un'hora,
pasan dos, y allí la cabra mirando, arriba l' están
cantando las campanas de un reloj; un paco me preguntó si
no tenía dolientes, le digo que mis parientes no saben que
yo he llega'o y aquel amable solda'o me lleva dond' el
teniente.
Dormí en la
comisaría con mucha seguridad, pero m'entra
un'ansiedad que parto a l'amanecí'a, doy las gracias y
enseguí'a les hablo de trabajar, m'interrumpe un
relinchar encima de mis orejas, las yegüitas qu'están
presas me quieren aconsejar.
A nadie le
falta Dios, le oyí decir a mi maire; p'a todos corren los
adres cuando esta quemante el sol; rezo con mucho
fervor, se me quita la dolencia, la Divina Providencia se
hizo dueña de mi alma y una corriente de calma me aclara
l'inteligencia.
Penetro en un
restaurán sin malos presentimientos, conozco más de
trescientos, allí m'he gana'o el pan; aquél de la
capital no tiene cambio ninguno, me traen un
desayuno, después me pasan la cuenta; con gusto pago
cuarenta, quedé sin centavo alguno.
Del momento
en que llegué mi pobr' hermano estudiante se convirtió, en
un instante, en pair' y maire a la vez.
Me lleva a una
sastrería, me compr'un lindo uniforme, se considera
conforme del verme de azul vestida; en una
paqueterida mercerizados café, enagua seda crepé, zapatos
de cabritilla; cambiaba la sopaipilla del momento en que
llegué.
Regreso muy
orgullosa a casa de mi pairino, me miran con desatino, me
deshojaron la rosa; si ellas siguen fastidiosas yo me hago
l'interesante, que dicen qu'estoy flamante par' ingresar a
l'escuela, contempla su parentela mi pobr' hermano
estudiante.
No sé de qué
están hablando, pero me siento inconforme mirándom'el
uniforme; parece qu'estoy llorando, mi hermano lo va
notando, defiende con gran desplante: la niña es
un'aspirante a un curso de madurez, la situación al
revés se convirtió en un instante.
Al otro día
temprano llegó com' un profesor, con libros un gran
montón y un mapamundi en la mano; con aire de
soberano m'entreg' un libro de inglés, un cuaderno de
francés, debo embarcarm' en las lenguas; se vuelve, cuando
me arenga, en pair' y maire a la vez.
Del silabario
yo aspiro al primer' humanidá', demuestro prosperidá' en
el eusamen al tiro, mi hermano en preparativo pasó mes y
medio justo, pero le dio tanto gusto el día del
resulta'o, no lo he desilusiona'o: saqué los mejores
puntos.
No lloro yo por
llorar sino por hallar sosiego, mi llorar es como un
ruego que naide quier' escuchar, del ver y considerar la
triste calamidá' que vive l'humanidá' en toda su
longitú'; l'escasez de la virtú' es lo que me hace
llorar.
Ayer buscando
trabajo, llamé a una puerta de fierro, como si yo fuera un
perro me miran de arrib' abajo, con promesas a destajo me
han hecho volver cien veces, como si gusto les diese al
verme solicitar; muy caro me hacen pagar el pan que me
pertenece.
No demado
caridá' ni menos pid'un favor, pido con mucho rigor mi
derecho a trabajar; yo quiero ganar mi pan mi harina y mi
ají picante; con su sonrisa farsante me dicen por vez
postrera que al llegar la primavera puede ser que haiga
vacante.
Así me pasan
los días, uno sobre otro en las mesmas, veo que llega
cuaresma, una más y otra enseguí'a; le ruego a San
Jeremías, le prendo vela tras vela, más sordo que
l'entretela se burla de mis quebrantos; si no me conduel'el
santo, ¿quién quiero que se conduela?
No pierdo las
esperanzas de qu' esto tenga su arreglo, un día este pobre
pueblo teng' una feliz mudanza: el toro sólo se
amansa montándolo bien en pelo; no tengo ningún recelo de
verle la pajarilla cuando se dé la tortilla la vuelta que
tanto anhelo. |