VOLODIA
TEITELBOIM:
Un
hombre del siglo XX
por Darío
Osses
..... Volodia Teitelboim
es un ejemplo del largo alcance y la productividad persistente que
pueden seguir teniendo las generaciones pasadas, en este caso la del
38. Es notable que algunos de los autores más sólidos y vigentes de la
escena literaria actual, como Gonzalo Rojas, Nicanor Parra y el mismo
Teitelboim, hayan nacido en las primeras décadas del siglo pasado.
Entretanto, las relecturas de los libros del recientemente fallecido
Francisco Coloane le han abierto a ese autor, en los últimos años, un
ámbito de redescubrimiento y de difusión mundial.
..... El Premio Nacional de Literatura a Volodia
Teitelboim podría ser un galardón a la vitalidad de la generación del
38 y también a una obra que atraviesa prácticamente todo el siglo XX y
que, al asomarse al XXI, abre posibilidades de diálogo e intercambio
intergeneracional.
El
primer libro
..... Teitelboim es un escritor versátil, autor de novelas,
crónicas, memorias, biografías y ensayos. Hay una especie de porosidad
gracias a la cual estos géneros - en su obra- se potencian unos con
otros. Así por ejemplo, su primer libro, un ensayo donde la materia se
aborda con el método del materialismo histórico, no está del todo
exento de las metáforas que aparecen ya en el título: El amanecer
del capitalismo y la conquista de América.
..... Aquí Teitelboim no sólo examina los
factores económicos, sino el contexto más amplio de la conquista, lo
que él mismo llama "la vasta causalidad europea", el complejo panorama
histórico en que las estructuras del medioevo se van desvaneciendo
para dar paso a la modernidad.
..... Se
ha destacado que el rigor metodológico no va en desmedro de la
claridad de este libro, ni del brillo de su estilo literario. Como
ejemplo, baste por ahora citar el título del primer capítulo:
"Paisaje del medioevo: la materia y el cielo".
..... El crítico Jaime Concha hizo notar que este
ensayo, junto a las grandes novelas del 38, "perfila la literatura de
la época y da una torsión poderosa entre nosotros al sentido del
trabajo intelectual". Por un lado continúa la preocupación nacional de
los ensayistas de comienzos de siglo, Francisco Antonio Encina y
Alejandro Venegas. Asimismo expone los males y malestares del país y
busca el origen de ellos, como los ensayistas que lo precedieron:
Ricardo Latcham, Alberto Cabero y Carlos Vicuña Fuentes, que tienen
como precursor - añadimos nosotros- a Enrique Mac Iver en su Discurso
sobre la crisis moral de la República.
..... Esta línea de trabajo de interpretación
histórica, social y cultural, y de análisis crítico de la realidad
nacional y continental desde diversas perspectivas y disciplinas, se
ha convertido en una de nuestras tradiciones intelectuales, que tiene
continuadores hasta hoy. En general, la extensa obra de Volodia
Teitelboim se sitúa en las tradiciones culturales del país,
contribuyendo algunas veces a articularlas.
Poesía nueva
..... Sin embargo, Teitelboim no
ha estado libre de las tentaciones rupturistas y fundadoras. En 1935
publica junto a Eduardo Anguita la Antología de la Poesía Chilena
Nueva, en la que se declara la intención de "quebrar la línea
tradicional de las antologías, tanto en el método composicional como
en el criterio selectivo". El número de antologados era de sólo diez,
y los compiladores advirtieron que esta reducida cantidad de poetas
obedecía al rigor para seleccionar sólo a "los valores de una poesía
verídicamente nueva, y resultado, también de una posición arbitraria y
francamente de combate". Y el combate se produjo. El libro provocó
reacciones tanto de los que no fueron incluidos como de otros, como
Pablo de Rokha, que pese a figurar con 30 páginas, se sintió
menoscabado frente a los comentarios elogiosos que le dedicó Alone a
los poemas de Neruda. Así, esta Antología remeció en su momento el
ambiente intelectual, y ha llegado a convertirse en un hito que
valorizó tempranamente la obra de autores que más tarde brillarían en
la poesía nacional, y en algunos casos también de la
mundial.
Hijo
del salitre
..... El poeta Gonzalo Rojas
señaló que no se puede entender el siglo XX chileno sin Volodia
Teitelboim. En efecto, ha sido actor - protagónico en algunos casos- y
por lo tanto testigo privilegiado de la vida nacional en el siglo
pasado. Y ejerce esta condición de testigo tanto en sus novelas como
en sus biografías y memorias.
..... Como
lo ha hecho notar la historiadora María Angélica Illanes, el año 1900
se inaugura, entre otras cosas, con discursos de esperanza en un
futuro esplendoroso para los trabajadores. En las salitreras había
aparecido un nuevo actor en la escena nacional: el obrero asalariado,
que de la sumisión del inquilinaje pasa a la autonomía y desarrolla
una fuerte identidad de clase y una cultura de la reivindicación y
hasta del mesianismo proletario. Es este actor colectivo - clave en la
historia del siglo XX- el que aparece en la novela Hijo del
salitre, encarnado en Elías Lafertte. En las páginas de esta obra
Lafertte hace su aprendizaje de dirigente en los trágicos sucesos que
en diciembre de 1907 terminan con la matanza de la Escuela Santa María
de Iquique.
..... Esos mismos sucesos
conmovieron a Nicolás Palacios, el autor de Raza chilena;
llevaron a Baldomero Lillo a viajar a la zona del salitre a reunir la
documentación para escribir la novela La huelga, que abandonó
dejando sólo los capítulos iniciales, y son el tema de la última
novela de Hernán Rivera Letelier, Santa María de las Flores
Negras. Tenemos, así, otra obra de Volodia Teitelboim, conectada,
imbricada en una secuencia, con sus precedentes y
continuaciones.
..... Pero, además, esta
novela aporta y recibe de la narrativa del continente. En 1959, en su
Meditación americana. Cinco ensayos, Juan Marinello, hacía
notar los elementos de épica social que Hijo del salitre comparte con
lo que él mismo llama lo más logrado de la novelística americana (se
refería a obras como Don Segundo Sombra, La Vorágine, y Los de Abajo).
Agregaba que Hijo del salitre, por su conciliación de elementos
personales y colectivos, abría un camino a la narrativa americana.
Pablo Neruda reparó también en esta habilidad para conjugar los
destinos individuales y colectivos. En 1952, escribía: "... Hijo del
salitre no es una desértica disertación civil, sino un prodigioso y
múltiple retrato del hombre. Al épico estremecimiento de sus
descripciones sucede la ternura imponderable".
Un
puerto lleno de fantasmas
..... Recientemente se reeditó Pisagua,
la semilla en la arena. A 45 años de la fecha en que se
escribió, esta novela, que en su momento fue un relato testimonial,
puede leerse ya como una novela histórica. Está escrita sobre la base
de la experiencia directa del autor - que estuvo en Pisagua, en
tiempos del segundo gobierno de Ibáñez- y de los relatos que
Teitelboim escuchó de otros relegados, de la época de González Videla.
Pero más allá de esta clave testimonial, necesariamente realista,
Pisagua, este puerto poblado por los fantasmas de sus sucesivas épocas
de riqueza salitrera y de campo de reclusión, adquiere en este libro
una notable realidad literaria.
..... Ya
Jaime Concha hacía notar que este relato, si bien está escrito desde
el lado de los perseguidos, no tiene nada de maniqueo. No hay aquí
personajes rodeados por una aureola de heroísmo y santidad absoluta, y
tampoco de un halo de maldad total. Los carceleros no siempre son
malos. Por el contrario, uno de los personajes secundarios más
logrados de este libro, el mayor Beltrán, confraterniza con los
relegados, a los que se considera unido por un sufrimiento común.
Siente que la relegación es un castigo, tanto para los prisioneros
como para quienes los custodian.
.....
Como en toda novela de prisión, en Pisagua la evasión es un
leit motiv. El solo hecho de planear la fuga o de imaginarla, ya es
ganar un espacio de libertad. Otro camino alternativo hacia la
liberación es el que descubren muchos relegados que nunca tuvieron
acceso a la educación, y que aprovechan el tiempo de reclusión para
aprender a leer. La lectura cunde entonces como una extraña epidemia
por el campo, y abre caminos de salida hacia universos más amplios.
Pisagua puede leerse hoy como una novela sobre la dignidad humana que
logra imponerse aun en las condiciones más adversas.
..... En sus biografías: Neruda; Gabriela
Mistral Pública y Secreta; Huidobro, la marcha infinita, y Los
dos Borges, Teitelboim despliega un trabajo acucioso de
investigación, de recopilación documental, y se apoya en muchos casos
en su conocimiento personal, basado algunas veces en relaciones
cercanas o de amistad con los personajes biografiados. Aprovecha,
además, su sentido poético y su manejo de la técnica del relato para
reconstruir tanto las vidas de sus protagonistas como las épocas en
que ellos vivieron. Sus trabajos biográficos se convierten, así, en
otra forma de testimonio, para dar cuenta de lo que fue el siglo XX, a
través de personajes que tuvieron enorme gravitación en la cultura y
que fueron claves en el procesamiento simbólico de su realidad y de su
tiempo.
..... Donde el ejercicio de
dejar testimonio de su época es más explícito y sistemático es en las
memorias de Teitelboim, tituladas Antes del olvido. El plan de esta
obra comprende tres tomos de los que hasta ahora se han publicado dos:
Un muchacho del siglo veinte y Un hombre de edad media.
En estos libros, el suceso autobiográfico se desplaza permanentemente
hacia la mirada con que el autor revisa gran parte del siglo XX
chileno.
..... Hay en la primera parte
un capítulo que me parece fundamental. Su título es "El viejo y el
niño", y en éste el autor relata cómo, en 1994, se enfrenta con
una foto suya de hace 70 años, cuando era alumno de colegio en Curicó.
..... Así, desde un extremo de su vida,
el hombre se mira en el espejo lejano de su propia infancia. Y a su
vez, desde la otra punta de la vida, el niño mira al hombre mayor.
Conmueve verlo tan inocente e ignorante de lo que le va a ocurrir. El
niño lleva un signo de perplejidad en los ojos, y el viejo la carga de
toda la historia del siglo XX en los hombros. Ambos deciden averiguar
quiénes son y entonces, entre el hombre ya vivido y el niño por vivir
comienza a transitar el flujo del recuerdo que va anulando tanto el
tiempo como la distancia.
..... El
motivo del viaje es uno de los ejes de vertebración de estas memorias.
Viaje de la infancia a la vejez, por una parte. Por otra, recorrido a
través de la historia.
..... También
está la peregrinación de los antepasados del autor desde un pueblo de
la Rusia imperial hacia América, desde el norte hacia el sur, en busca
del Paraíso. Saben de un país que en los versos de su himno nacional
asegura ser la "copia feliz del Edén". Uno de los viajeros más
impacientes, Moisés, decide partir cuanto antes. - Ten en cuenta - le
advierte un amigo- que no se trata del original. Es sólo una copia.
"Con eso me basta" - responde entonces Moisés.
..... Junto a las memorias individual y familiar,
hay en este libro una aproximación a la memoria más honda del
continente. Cuando regresa de su primer viaje del Hemisferio Norte, el
joven Teitelboim conoce a Sara Braun, la mujer que viene ya de vuelta
de su propio paraíso, que fundó "allí donde el suelo se acaba y sólo
quedan el Polo y el cielo". A partir de la impresión que le produce
esa mujer, el autor revisa la historia de su imperio patagónico y
atisba la memoria más ancestral, la de los indios, que también
realizaron su propia peregrinación milenaria, que pasaron a América
por el extremo norte del continente para hacer "el viaje más largo del
mundo" y llegar "hasta el confín de los confines".
..... Así, el conjunto de la parte más medular de
la obra de Volodia Teitelboim revisa los diversos registros de la
memoria individual y colectiva, y entrega un testimonio reflexivo y
crítico sobre un tiempo tan complejo como es la historia contemporánea
de Chile.
..... Es un aporte, además, al
diálogo intergeneracional y da cuenta de la vitalidad que puede
alcanzar la obra de un autor, cuando sabe situarse en las tradiciones
culturales de su país y respetando el espíritu de su generación no se
queda atrapado en las hormas ni en las definiciones iniciales de
ella.