Volodia y el Reino de la Mentira
Coronada
"Miel" su gata
colorina se acerca sólo cuando ha concluido la entrevista en su casa
de Ñuñork, repleta de libros y flanqueada por el retrato de Huidobro
de Juan Gris, y una reproducción del Guernica. Son dos hitos en su
vida que conforman la síntesis de este hombre renacentista hoy abocado
a la memoria del siglo XX, a través de sus novelas, biografías y
ensayos, como La Gran Guerra de Chile y otra que nunca
existió, una incursión acerca de la historia social y
política de nuestro país que en estos días presenta Editorial
Sudamericana.
por Faride
Zerán
..... Nada se le escapa a Volodia Teitelboim, menos
cuando a la pregunta de qué está escribiendo ahora se rié burlón
mientras escurre una hoja llena de títulos donde destacan el tercer
tomo de sus memorias Antes del Olvido: "Un anciano de la
Tribu"; o "Poesía Estrafalaria", la
compilación de sus poemas de juventud abandonados a instancias de un
grupo de cuadrados de su cédula de militante del PC que veía en los
versos un tanto crípticos de este muchacho de Curicó, una
irreemediable desviación pequeño-burguesa.
..... Tiene cuatro veces veinte y algunos años más, y unas ganas de
vivir o de escribir -para él son sinónimos- que junto a la larga lista
de títulos por publicar requerirían de la energía de un búfalo. Pero
como buen sobreviviente del siglo XX, cualquier cosa que enfrente en
estos incipientes y aguachentos comienzos del nuevo milenio
representan la nada misma al lado de la intensidad de toda una vida
dedicada a la política, a la literatura o a los grandes hitos que
conmovieron a la humanidad, si se quiere ser coherente con las claves
que marcaron a varias generaciones del siglo pasado.
..... De su último libro La Gran Guerra de Chile y otra que nunca
existió; de la transición, el paro de los camioneros, las
indemnizaciones, Lagos, la cultura, el Premio Nacional de Literatura,
la democracia, o la revolución que vendrá trata esta entrevista cuyo
epílogo giró en torno a la entrada en escena de su gata "miel", y al
concepto con el cual Saramago definió en ROCINANTE ( Nº 24) su
militancia actual: "Sí, igual que Saramago creo que también soy un
comunista hormonal".
-El ensayo
histórico y político La Gran Guerra de Chile y
otra que nunca existió resulta un paréntesis en
su producción literaria. ¿Por qué esta necesidad de navegar nuevamente
por esas turbulencias?
..... -Yo, como todos los seres humanos,
pertenezco al mundo que vivimos y nos hacemos preguntas. Si en algún
momento de mi adolescencia escribí poesía, no del todo clara para
muchos, fue porque estaba luchando contra mi propia oscuridad y por el
afán de descubrir ciertas esencias que trascendían lo transitorio del
mundo que vivimos. Pero ya en esa época soñaba con cambiar el mundo, y
no era una excepción. Estábamos inmersos en la más grande crisis
económica y social que haya vivido el sistema en el siglo XX. Aquella
que estalla en 1929, cuando se desploma la economía en todos los
países capitalistas y también en Chile, lo que genera una crisis
política que conduce a la caída de la dictadura militar de Ibáñez. Ese
muchacho provinciano, con 15 años, está contemplando lo que interpreta
como un derrumbe. El pueblo en que vivía, Curicó, prototipo del
semi-feudalismo de la época, reproducía no sólo la sociedad chilena,
sino también el mundo de la separación entre los seres humanos. Un
puñado de poderosos y la inmensa multitud de aquellos que no tenían
derechos. Creo que en mí había una cierta impronta también literaria.
La lectura de una literatura que venía de fuera, particularmente de
novelistas rusos, cuya gran interrogante era explicarse la complejidad
de un mundo tan diverso, con humillados y ofendidos en su mayoría, que
no tenían un derecho a su realización como personas. Yo sentí que ese
mundo estaba a punto de desplomarse, y no era una sensación
individual, subjetiva, mucha gente lo creyó entonces, y occidente
entero estaba también traspasado por esa inquietud. Eso determinó que
este muchacho que quería ser poeta y había concursado en los juegos
florales, provincianos, del liceo, quería también cambiar el mundo. O
sea que para mí, literatura, sueños artísticos, eran la expresión
hermanada con el afán de cambiar la sociedad, porque el cambio de la
sociedad suponía también que todo el mundo tendría acceso a la poesía,
que habría una sociedad con más respeto por la humanidad de las
personas, y por lo tanto, sería más hermosa. Épica y estética se
daban, por lo tanto, no es una especie de dicotomía. Todo fluye por el
mismo cauce pero en un momento determinado las formas de expresarse
son diferentes.
Mistificaciones dulzonas
-En este
ensayo está rebatiendo un discurso oficial, interpelando a la historia
con una frase en la que afirma: "sabemos que fue verdad la Gran Guerra
larga de Caupolicán y Lautaro y que fue mentira la de Pinochet, aunque
humildemente él la llamara la "Batalla de Lepanto de América del Sur".
¿Por qué este ajuste de cuentas con la historia? ¿Acaso no bastan los
historiadores actuales?
.....
-Primero, porque estamos viviendo el reino de la mentira coronada,
aunque hay historiadores que quieren señalar esa verdad. Ellos tiene
la virtud de ser profesionales, yo podría tener otra virtud por mi
posición que es la de muchos, y puedo, quiero y debo ir al fondo del
asunto. Y lo que yo tengo como punto de partida de esta obra es una
pregunta. ¿De dónde salieron los del 11 de septiembre? ¿Fueron una
ilusión espontánea? ¿Surgieron por primera vez en la historia de
Chile?, ¿no están imbricados en las aventuras militares de un
continente que durante dos siglos se ha caracterizado por los Golpes
de Estado? Yo quería ir a las raíces, porque en el fondo el sentido,
el objeto y la ambición suprema del libro es aportar algunos datos más
a la idea necesaria del "nunca más". Y este "nunca más" se refiere no
al 11 de septiembre, que es la culminación sangrienta y superlativa de
una tragedia que empezó en Chile con la llegada del conquistador. Hay
toda una historia oculta, hay una voluntad también de edulcorar, de
adornar, de endulzar el rostro del país, generando toda clase de
mistificaciones dulzonas. Y en el fondo se trata de una gran capa,
superestructural, que pretende borrar la verdadera historia. La
verdadera historia está en el fondo, generalmente los historiadores
chilenos, muchos de ellos miembros del sistema, consciente o
inconscientemente han aceptado la verdad oficial. Y la verdad oficial
es el rostro fabricado de aquellos que quieren justificar algo y
esconder lo que en el fondo sucedió. Hay historiadores chilenos que
sin duda se han aproximado a la verdad de distintas formas. Incluso
creo que los propios cronistas coloniales dijeron muchas verdades. Y
también en el siglo XIX fue así, pero por razón de método que hacía
del análisis de la historia un exámen de superestructura política no
profundizaron, no bucearon en lo que había abajo y sobre todo se
partía también del concepto de que la historia la hacen los personajes
y la hacen los dominadores y, por lo tanto, esta historia es una
historia que siempre tomó partido. Creo que ahora en Chile hay gente
que está escudriñando con valentía en la Historia, pienso en Gabriel
Salazar, Jocelyn-Holt, Vitale, entre otros, que siguen de alguna
manera la huella de un historiador para mí tan significativo como
Hernán Ramirez, que indagó en la verdad del origen de la guerra del
pacífico, de la guerra civil del 91, y también del problema
americano.
La
esperanza hay que construirla
-Primero,
sobre el problema militar. Usted dice en su libro que "es inaplazable
la tarea de poner el reloj de las Fuerzas Armadas chilenas a la hora
contemporánea", y agrega que una reflexión autocrítica sobre el pasado
es el camino para poder seguir adelante "sin cargar más la mochila
pinochetista". ¿Es optimista frente a esta demanda Volodia
Teitelboim?
..... -Tengo
esperanza y la esperanza hay que construírla. Esto no será una obra
milagrosa. El Ejército de Chile ha adoptado la tesis que lo identifica
desde su nacimiento con la hueste hispana, con el ejército español que
no fue el pensamiento de los libertadores de 1810. O´Higgins, se
empeñó y lo hizo, licenció el ejército de entonces, que era un
ejército realista en el cual también formaban filas gente nacida en
Chile, porque sostuvo que no podía haber independencia real de un país
si no tenía un ejército nacional propio, e invocó como sus antecesores
los nombres de Lautaro y Caupolicán. De los altivos guerreros de
Arauco, que por otra parte escribieron en la historia una página
absolutamente excepcional desde el punto de vista de la defensa que
ellos hicieron en contra del invasor, pero también del talento
militar. Ahora, ellos han sido completamente borrados, son el enemigo
para el ejército de Chile. Y, para mí, lo que significaron los
mapuches durante tres siglos en la guerra discontinua más larga de la
historia de América, lo ha significado siempre el pueblo de Chile
respecto de un ejército que ha reprimido las manifestaciones populares
en demanda de sus derechos, porque en verdad el pueblo de Chile es la
continuación de la guerra de Arauco, de alguna manera. Es una guerra
con pausas, una guerra con treguas, con parlamentos como se llamaban,
pero que dura desde 1541. Y entonces, el ejército de Chile debe
retomar sus raíces o´higginianas, en este sentido, y O´Higgins también
se pronuncia por un ejército que responda a la soberanía nacional, que
responda al pueblo, que responda a la nación y que no esté determinado
por grupos, por oligarquías que lo mueven y que pueden ser oligarquías
externas o internas.
-Son más
de 350 páginas las de este ensayo político-histórico, que refleja un
gran trabajo de memoria, archivo e investigación. ¿Cómo lo hace,
porque está sacando casi un libro por año, y tienes ochenta y
tantos...
..... -No importa.
Bueno..., son cuatro veces veinte más cuatro años, cuatro veces joven
. Pero esta es una preocupación de siempre. Mi primer libro de prosa
fue mi memoria para recibirme de abogado porque no quise hacer una
investigación jurídica sino más bien histórica. En el fondo, mi
ambición -ambición desmesurada, enloquecida, exagerada, de un muchacho
que tenía poco más de 20 años -era reescribir la historia de Chile
porque consideraba que la que andaba circulando era deficitaria desde
el punto de vista de la verdad, teniendo mucho respeto por los grandes
historiadores. Pero así como Huidobro quería cambiar la poesía del
mundo, refundarla, yo decidí también empezar por los orígenes. Ese
debía ser el primer tomo de un proyecto mayor que nunca se realizó:
"El amanecer del capitalismo y la conquista de América", en que Chile
es vendido en verde antes de ser conocido como país, y sólo reconocido
por primera vez por la expedición de Magallanes en su viaje alrededor
del mundo. Chile había sido vendido por Carlos V, propietario de Chile
y de todo el imperio español en América, a los más ricos banqueros del
mundo, de ese tiempo. O sea, la superpotencia económica, a la
multinacional absoluta, instalada en Alemania, y que eran los
acreedores de los papas, de todos los reyes. Ellos facilitaron el
dinero que Carlos V necesitaba para comprar la corona del Imperio
Alemán porque ya se vendía y tenían que pagarla a los príncipes, a los
señores feudales y también a los altos dignatarios eclesiásticos que
naturalmente cobraban un precio exorbitante. Fue una gran licitación,
una enorme licitación que se usaba en aquella época, en que
compitieron tres imperios: Francisco I, de Francia; Enrique VIII, y
Carlos I, de España, quien se convirtió en Carlos V, Emperador de
Alemania, y en el monarca más poderoso del mundo gracias a este
préstamo. A la hora de pagar no tenía con qué. Entonces pidieron las
tierras al Sur de la gobernación de Pizarro, que correspondía a todo
Chile. Carlos V accedió a eso para pagar su deuda, pero después se
retractó porque una empresa semejante empezó a realizarse en Venezuela
por otros grandes banqueros de la misma ciudad... Yo quería contar
esta historia demostrando que Chile fue objeto de la codicia
internacional.
-Y desde
siempre
..... -Desde antes
de nacer como país, y esto lo relaciono también con la orden de Nixon
de aplastar al gobierno chileno, con la voluntad del súper imperio
norteamericano, de ser dueño del mundo. ¡Todo está relacionado!. Esto
lo publiqué hace 57 años, pero nadie habla de esto. Es la historia
oculta en circunstancia de que es un hecho de la más grande
significación histórica, increíble, inverosímil, y sucedió. Lo que
cuento señala un fenómeno y un destino...
-¿Un
fenómeno y un destino que significa que inexorablemente seguiremos
siendo presa de la codicia de los grandes capitales del
mundo?
..... No digo que
sea inexorablemente, pero de todas maneras ha pasado medio milenio,
quinientos años, y sigue este asunto con distintos nombres, con
distintas situaciones, con distintos aggiornamientos, porque bueno,
estamos viviendo esta época de colosales invenciones y también de
cambios de nomenclatura. Estamos viviendo un neoliberalismo, que es lo
súper moderno, y lo súper moderno es lo súper antiguo también: La
dominación de ciertas metrópolis que se apoderan del mundo y la
dominación también por una minoría de cada uno de los
países.
La
literatura del dictador
-Volvamos
al ensayo y particularmente al capítulo donde se refiere a la
literatura sobre el dictador: García Márquez, Roa Bastos, Vargas
Llosa, etcétera. ¿Hacia dónde apuntan esas
referencias?
..... -No
significa que la literatura haya creado al dictador, sino que el
dictador creó la literatura, por lo tanto la literatura es un espejo
dinámico, movible de la realidad y sale al encuentro de una de las más
grandes desdichas establecida como enfermedad endémica de América como
es la presencia del caudillo, del representante del poder, del
ejército erigido en un gran guardián, con todos los exabruptos y
tropelías que significa el desconocimiento de la libertad del ser
humano. Entonces, los escritores necesariamente tuvieron que hacerse
eco, y tomar el tema. Yo mismo lo tomé en una novela desconocida en
Chile llamada La guerra interna, que se
publicó en México. Esa novela es una especie de gran alegoría trágica
del Golpe, de la dictadura, con personajes directos: Pinochet, Leigh,
los que dieron el golpe, pero también la contrapartida, el poeta, en
este caso es Neruda y, especialmente la heroína de este libro que es
una mujer: Esperanza. Es un nombre muy obvio pero representa también
mi propia esperanza. Es el optimismo irrenunciable de una persona que
frente a todas las negaciones, desdichas, desastres, sencillamente
sostiene que nunca hay una derrota definitiva, y que siempre el hombre
puede cambiar la historia, si se lo propone.
-Eso, pese
a la influencia de los rusos y al sentido también trágico que posee de
la vida.
..... -Es más bien
dramático.
Chile cotidiano
-¿A
propósito de que la esperanza hay que construirla, cómo se hace en el
Chile actual, en este mundo unipolar, en esta cotidaneidad que en las
últimas semanas nos lleva al paro de los camioneros, evocando un paro
de un lejano octubre con olor a sedición, o al escándalo de las
indemnizaciones que repone el tema de la ética en la política y hace
presagiar derrotas electorales en medio de un ambiente que del
malestar da paso a la desazón y desesperanza?
..... -La desazón y también la desesperanza contienen en
sí un germen de crítica, de rechazo y negación de lo que existe.
Muchas veces, y para multitud de seres humanos, esto puede
sencillamente permanecer como un rechazo individual que no se
manifiesta ni siquiera en las elecciones, porque las elecciones están
condicionadas por una mentalidad existente y por una máquina que
simplemente establece una difusión entre contendientes relativos. Pero
los problemas de fondo no se plantean nunca. Y Chile no sólo tuvo la
desgracia todavía persistente de una dictadura, sino que una supuesta
solución que en verdad fue una continuidad con otro rostro, y que nos
ha hecho vivir lo que algunos consideran diez años perdidos. Sin
embargo, si no se hubiera producido por un azar histórico, que también
forma parte de los acontecimientos, aquel bienadado viaje de Pinochet
a Londres, con las consecuencias conocidas, con la petición del Juez
Garzón, el procedimiento pidiendo extradición, en Chile hoy día no
habría proceso contra Pinochet. Esto nos revela que...
-¿que la
historia está llena de azar?
.....
-Está llena de azar, pero también está llena de posibilidades. Y no es
un azar gratuito, no es un azar que surja de la nada. La humanidad ha
sufrido siempre grandes hecatombes y sufrió en el siglo XX dos
pavorosas guerras mundiales y también los atropellos a la conciencia y
al ser humano. Y nació algo que parecía una especie de hecho fugaz que
no tendría mayor consecuencia en el tiempo: el proceso de Nuremberg, y
se pensó que claro se castigaba a los dirigentes del Tercer Reich y
todos se quedaban callados: pero la idea de los crímenes contra la
humanidad surgió, y eso no fue un azar. Es el sufrimiento con 60
millones de muertos y la inmensa tragedia que supone todo esto. En
Chile, durante 27 años los familiares de los Detenidos Desaparecidos,
de los exiliados, parecían estar golpeando en un muro pensando que
nadie les respondería jamás. Incluso se hacían ironías al respecto,
que eran gente maniática, fuera de la realidad, que griten no más, no
pasará nada... Sin embargo, esto, sumado a muchos factores incluso
internacionales, porque el mundo está interligado, ha permitido que
hoy Pinochet pueda ser juzgado.
Transición y herencia
pinochetista
-Pero
Volodia cita una frase a propósito de la transición, en el sentido que
serían diez años perdidos. ¿Lo cree así?
..... -No, creo que nunca, nunca los años son perdidos,
es decir es otra expresión que también tiene su sentido para graficar
de una manera unilateral un proceso que debió ser distinto. Pero no
son años perdidos aunque nos pareciera así. Yo creo en esta frase de
Marx: "El topo de la historia cava siempre en la profundidad, aunque
no se vea". Y siempre lo que es una necesidad de la gente, de la
historia, de la sociedad, de alguna manera se va a expresar. Podrá
demorarse mucho, podrá tener respuestas falsas, podrá sencillamente
ser desfigurada, pero se va a expresar. El hecho de que la democracia
no sea verídica como democracia en tanto participación de todos, con
sus hijos espurios como es la corrupción, la complicidad, el llamado
consenso que significa en el fondo un cogobierno, la instauración de
un sistema económico absolutamente antropofágico desde el punto de
vista de devorar todas las conquistas que los trabajadores pudieron
conseguir a través del siglo. Todo eso revela que hay que pronunciarse
contra esa política.
-¿De qué
forma?
..... -Pienso que
lo que se ha hecho en estos diez años sencillamente es una especie
como de administración de una herencia, de la herencia pinochetista,
para llamarla así. Y cuando hablo de pinochetismo, estoy hablando de
la más extrema reacción que posiblemente desde el punto de vista
académico pueda tener puntos más aceptados que superen el
personalismo, magnificando a un personaje insignificante desde el
punto de vista de la hecatombe que ha desatado, no como él
individualmente. Porque al fin y al cabo la idea misma del Golpe no la
tuvo Pinochet. Pinochet fue trepado a última hora, eso vino mucho
antes de la mano de un sistema que aparece muy campante dominando el
mundo. Pero, en el mundo hay manifestaciones -en los sitios más
inesperados- del descontento: Seattle, en el corazón de Estados
Unidos, es un ejemplo. Creo también que la revolución vendrá, no creo
en la revolución clásica, no se trata de la repetición del asalto al
palacio de invierno, y no será un partido exclusivo, no serán los
comunistas solos, sino que será un mundo muy complejo, y un mundo
también que asume que viene de la profundidad de la sociedad y también
de las desigualdades, de las discriminaciones. En este tiempo, la
Concertación sobre todo ha demostrado una lamentable incapacidad de
refrescarse. Ha resurgido la fuerza del pinochetismo, de aquellos que
cometieron todos los crímenes y se presentan como los campeones de la
anticorrupción, en circunstancias que se llevaron al país para la
casa. Especialmente a través de las privatizaciones.
-Volodia
¿en las últimas elecciones presidenciales votó por la
Gladys?
.....
-Voté por la
Gladys.
-¿Y en la
segunda vuelta...?
..... -Voté por
Lagos.
Hay
que convocar a los trabajadores
-¿Y cómo
evalúa estos meses de Ricardo Lagos?
..... -Contra lo que se suponía en los primeros dos, tres
meses de gobierno, de una derecha civilizada entre comillas, hoy día
se ha destado con una virulencia tremenda. Me recuerda un poco a los
complots de comienzos del 70, lo que no es así porque los tiempos son
otros. Lo que no me asombra pero lo considero gravísima, es la falta
de respeto, como si hubiera una especie de pacto no escrito en el
sentido de no responder con la misma fuerza con que ataca la derecha.
Así como el gobierno de Lagos ha convocado a grandes actos masivos por
la cultura, que han tenido una respuesta enorme, muy significativa,
absolutamente demostrativa de que el alma de este país no está muerta,
¿por qué no lo convoca también para las grandes motivaciones
políticas, económicas? Claro, hay compromisos con el sistema, hay
compromisos a nivel internacional. Pero hay problemas en que Chile es
sencillamente un país arqueológico, el problema del divorcio, la
tremenda discusión sobre el tema del aborto, pero también la conducta
negativa respecto a los trabajadores, cuyas conquistas fueron
arrasadas en forma total por la dictadura. Luego, se habla de
introducir algunas reformas al código laboral, en el sentido de no
autorizar la contratación de gente durante las huelgas y de favorecer
la negociación colectiva en que se unen varias federaciones y
sindicatos para enfrentar a un empresariado que siempre está muy
compacto e impone su ley, pero luego estas reformas se retiran. Es
decir, hay que convocar a los trabajadores, hay que convocar a los
estudiantes, que puedan salir a las calles. En Chile se necesitan
manifestaciones como la de Seattle, como la de
Praga...
..... ¡Así
podremos construir la esperanza!
La
revolución es la cultura
-Ha
participado en las convocatorias masivas por la cultura en el Parque
Forestal; lo he visto junto a Ricardo Lagos y a otras figuras de la
cultura, ya sea en actos en La Moneda o en el Café Literario del
parque, donde habitualmente es ovacionado. ¿Qué le parecen estas
iniciativas?
..... -Pienso que
el factor unitario de todas las fuerzas que quieren un cambio en
profundidad aunque no sea la revolución misma, en este momento es la
cultura. La cultura es unificante, la cultura ejerce cierto magnetismo
incluso sobre los más amplios sectores que están marginados de ella, y
no porque no les interese, sino porque sencillamente no les alcanza.
Esto significa también una revolución en la educación, pero además en
la participación. En este sentido, el primer discurso que hizo Lagos
tanto el día en que asumió la Presidencia y luego en el Palacio de
Bellas Artes en el que plantea un programa cultural, indican un camino
que es posible realizar, y esa es la tarea, como pasar también de las
palabras a los hechos.
El
premio nacional y Zurita
-Hablemos
de guerrillas literarias, del último Premio Nacional al poeta Raúl
Zurita, y de la impugnación que intentan algunos ante los tribunales.
¿Qué opina frente al tema?
.....
-Aquí hay dos planos. Zurita es un poeta real, es un poeta
significativo. Su primera obra el "anteparaíso" y "Purgatorio",
señalan una ambición poética y un proyecto de mundo literario que
desborda los pequeños detalles. Creo que es un poeta en rodaje, joven,
que tendrá mucho que decir. No soy yo partidario ni creo en las
imputaciones personales ayuden en nada. Esto significa que no estoy de
acuerdo con que lleven a los Tribunales este hecho porque creo que los
Tribunales dirán que son incompetentes, no sólo por eso. Pero es
evidente que los premios en Chile, no siempre son justos y que el
sistema, el método, los organismos encargados de concederlo no son los
más aptos. Está claro también de que muchos premios nacionales, desde
que se creó en la década del 50, del 40, han sido justos, y el Premio
Nacional nació, según la ley, para el reconocimiento de la trayectoria
de una vida, y así fue conferido en sus inicios a escritores de una
obra inconfundible: Augusto D´Halmar, Mariano Latorre, Eduardo
Barrios, esto se ha olvidado en gran parte. De repente hay pequeñas
confabulaciones de gente que se entiende entre sí para formar mayorías
o crear situaciones insostenibles. Incluso se ha hablado en ciertos
casos, extremando el lenguaje de "mafias". Otros sostienen una idea
parecida con la palabra "camartillas". Y alguien más cortés dirá
capillas. ¡Esto hay que terminarlo!. Hay que modificar la ley y hacer
también responsable en gran parte al estado de la seriedad de este
asunto, porque el Estado tendría la obligación de desarmar toda
pequeña intriga o conspiración que llega con un fin determinado. Se
trata sólo de atender al mérito intrínseco de la obra y de la
persona.
en
ROCINANTE Nº 25 Noviembre de
2000.